Apadrinado por PlayStation y destinado a ser el mundo abierto más ambicioso creado hasta la fecha, con un escenario tan grande como Europa, con cerca de 10 millones de kilómetros cuadrados, Wild no tardó en convertirse en una de las exclusivas más interesantes del futuro catálogo de Sony.
Que a los mandos del proyecto estuviese un Michel Ancel con estudio propio y sin las ataduras de Ubisoft para dar rienda suelta a su creatividad, hizo de Wild uno de los juegos más esperados de PS4 y, con el paso de los años, también una de las grandes esperanzas de PS5. Sin embargo, casi 10 años después de su anuncio, su futuro es un completo misterio.
El prometedor anuncio de Wild
Con una PS4 recién estrenada, y una conferencia de la Gamescom 2014 que sirvió para sacar pecho de los 10 millones de unidades que ya llevaba vendidas, aquél evento fue el encargado de presentar en sociedad lo nuevo de Michel Ancel.
Tras triunfar en Ubisoft con Rayman y tener en el horno otro de los grandes proyectos de la marca, el aún en desarrollo Beyond Good and Evil 2, Ancel acababa de fundar un estudio llamado Wild Sheep Studio con el que prometía entregar un juego que hiciese justicia a su pasión por la naturaleza.
Con un prometedor tráiler que mostraba bucólicos viajes a caballo y criaturas místicas gigantescas, Michel Ancel se metió en el bolsillo a Sony y a su público con el anuncio de Wild, un juego destinado a revolucionar la idea que teníamos de mundo abierto no sólo en extensión, sino también en posibilidades.
Un año después, durante la Paris Games Week, el ya proclamado exclusivo de PlayStation volvió a aparecer para acallar cualquier duda que pudiésemos tener sobre él. El juego se mostraría con un vídeo con gameplay en el que podíamos controlar a placer a cualquier animal que estuviese a nuestro alcance, permitiéndonos así usar la fuerza de un oso para luchar y el sigilo de un conejo para evitar ser descubiertos.
Un juego aparentemente en desarrollo
La escueta ambición de sus gráficos se compensaba con la promesa de un sistema de meteorología y estacionalidad variable, la posibilidad de jugar online con amigos y, por descontado, la mágica idea de poder controlar desde un lobo hasta una hormiga. No había nadie a quien no le apeteciese algo como Wild.
El foco sobre el juego era enorme, pero el silencio del estudio y de Sony dos años después de aquél vídeo no invitaban demasiado a la esperanza. Tuvo que ser Michel Ancel el que, a través de sus redes sociales, saliese en defensa del título con una nueva imagen y la promesa de ir actualizando su cuenta personal con nuevos detalles regularmente.
Lanzó pantallazo en enero de 2017, en febrero, en marzo, en mayo, y a partir de ahí el rastro del juego se perdió para siempre. Ni la publicación de Ancel asegurando que estaban trabajando duro en el juego en 2018, ni el registro de la marca por parte de Sony en 2019, entregaron nuevos detalles sobre el futuro de Wild.
En 2020 Michel Ancel anunciaba que abandonaba la industria del videojuego para dedicarse a crear un santuario para animales y que Wild quedaba en buenas manos con el equipo que dejaba atrás en Wild Sheep Studios.
Pese a los rumores de cancelación, la página del estudio asegura seguir con el desarrollo de Wild y lista la necesidad de cubrir varios puestos entre sus filas. No hay detalles sobre cuándo planean lanzar el juego o en qué estado se encuentra.
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