Una vez superado el mal sabor de boca que nos dejó el precio de PlayStation VR2, y habiendo digerido que lo que ofrece está a la altura de su coste, creo que muchos estaremos de acuerdo en que ni la estrategia de Sony parece la adecuada, ni el mayor problema del periférico es ser más caro que una PS5.
Sobre lo primero, salvo apreciaciones personales, sólo el tiempo lo dirá. Toca ver hasta dónde llega el tirón del producto, claro, pero ser el abanderado de una puerta de entrada más asequible a la realidad virtual le había ido bastante bien hasta ahora y esto lo deja un poco en tierra de nadie.
En cualquier caso lo que escama especialmente es lo segundo, que su mayor problema no sea el coste sino la falta de pegada que parece tener un catálogo que está ahí para escurrir el bulto. Un montón de juegos exclusivos para el nuevo periférico que fácilmente podrían no serlo y que, por ideas, despliegue visual y experiencia, están muy lejos de llamar la atención de alguien con 600 euros en el bolsillo.
¿Qué podría haber hecho Sony para revertir esa situación? ¿Cuáles son los juegos que me habrían vendido PlayStation VR2? Las ideas originales y rompedoras están evidentemente ahí, y el elefante en la habitación de Half Life Alyx lo vemos todos a kilómetros de distancia, y el de Astro Bot es hasta insultante, pero reaprovechar franquicias y tirar de nostalgia con juegos como estos bien podría haber sido una solución a la altura.
Ape Escape: gadgets y juguetes para aburrir
No se me ocurre un juego de Sony que pueda tener más sentido a día de hoy en realidad virtual. Lo que te ahorras en modelados puedes invertirlo en escenarios más grandes y, más allá de la red con la que atrapar a los monos, Ape Escape es una saga que cuenta con incontables gadgets y accesorios con los que juguetear en realidad virtual, desde el tirachinas hasta el coche radiocontrol.
Titanfall: un shooter con personalidad en VR
La sensación ofrecida por los juegos de disparos presentados es la de estar constantemente ante experiencias muy similares, excesivamente limitadas en lo técnico y con una falta de personalidad en lo visual bastante preocupante.
Ojalá alguien tuviese por ahí una franquicia guardada en un cajón capaz de aportar un considerable giro que solucionase todos esos problemas. Ojalá un despliegue cinematográfico a dos milímetros de nuestros ojos de la mano de algo tan prometedor como el retorno de Titanfall.
Metal Gear Solid: un diorama a lo Moss
Aquí se tiene que aliar los astros de una forma espectacular (como en todas las demás, en realidad), pero sólo de pensar en algo así se me hace el culo pepsicola. Imaginad un retorno a Metal Gear Solid pero desde la perspectiva de quien está mirando un diorama a la altura de su cintura, como si fuésemos un ente externo a lo Moss que puede ver, desde la perspectiva de quien está mirando un set de Playmobil, todo lo que está ocurriendo durante los acontecimientos de Shadow Moses mientras controla a Snake desde las alturas.
Point Blank: un arcade en casa
Otro de los grandes problemas de la realidad virtual actual es que está empecinada en hacer de cualquier juego multijugador una experiencia completamente sincronizada. Por alguna extraña razón nadie alcanza a ver que, de la mano de minijuegos asíncronos en los que comparar tablas de récord mientras juega cada uno a su bola puede ser una gran solución.
Ya sea mediante ese camino, o frente a un modo campaña en el que ir superando retos viejos y nuevos -imposible no salivar con la idea de tener en el salón de casa algo como Point Blank X-, mataría por el retorno de esta saga como si estuvieses en un arcade.
Shadow of the Colossus: escalar y disparar
Queda por ver hasta dónde llega Horizon Call of the Mountain, pero las sensaciones de todo lo mostrado hasta ahora me llevan a pensar que esto va a ser un tren de la bruja pasillero con una casi nula libertad para la exploración y un puñado de secuencias más o menos espectaculares con los bichos como protagonistas.
¿Pero y si nos agarrásemos a algo que no requiera escenarios tan detallados pero sí mantenga una experiencia por todo lo alto? ¿Y si la clásica jugada de escalar y disparar un arco en realidad virtual se tradujese en una lucha real y sin fuegos artificiales contra los gigantes de Shadow of the Colossus? Con movimiento con joystick, por favor, dejemos de limitar los juegos de realidad virtual porque hay gente que se marea, todos sabemos que van a acabar mareados igualmente.
Time Crisis Remake: el chute nostálgico
Un caso similar de nostalgia y experiencia relativamente barata de desarrollar. Un Time Crisis Remake que ofreciese, tanto en modo arcade con el estilo visual clásico, como con algo más tocho con gráficos mejorados como si estuvieses dentro de los tiroteos, todos los juegos de una saga injustamente olvidada que tendría la oportunidad de volver por todo lo alto. El ejercicio que íbamos a hacer escondiéndonos detrás de las cajas.
Uncharted VR: puzles manipulativos
Si hasta los malditos móviles tuvieron la oportunidad de tener un Uncharted, cómo es posible que no podamos disfrutar en realidad virtual de algo así cargado de secuencias de exploración y acción vividas en primera persona.
Con unos pasillos que canten algo menos que los de la aventura de Aloy, la idea de disparar, escalar y resolver puzles explorando el entorno y manipulando las piezas en la pared de un templo perdido tiene todo el sentido del mundo, pero por alguna razón nadie en Sony se ha acordado de él.
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