No hubo bombazo. La ansiada revolución del nuevo PlayStation Plus, servicio al que ya hacía mucho tiempo que se le veían las costuras -y no sólo en la comparativa con su competencia directa-, ha resultado ser justo lo que esperábamos.
Las declaraciones sobre el suicidio comercial que suponía meter juegos nuevos en una suscripción desde el primer día ya nos habían puesto sobre la pista de lo que sería finalmente el nuevo PlayStation Plus, y lo anunciado durante las últimas horas ha acabado demostrando que no íbamos muy desencaminados.
Pero entre acercarse al Xbox Game Pass de Microsoft y crear un camino propio igual de ilusionante, Sony ha decidido quedarse en tierra de nadie. Por precio y por catálogo, PlayStation Plus queda lejos de ser la mejor versión posible del servicio.
Un catálogo sin grandes sorpresas
Muchos juegos. Esa parece ser la gran baza de un servicio marcado, al menos ahora mismo, más por los números que por lo atractivo de los mismos. Sobre la mesa hay más de 700 juegos, sí, pero desconocemos cuáles serán los incluidos más allá de Death Stranding, God of War, Marvel’s Spider-Man, Marvel’s Spider-Man: Miles Morales, Mortal Kombat 11 y Returnal.
Si ya tienes esos, y es más que probable si a las consolas de Sony vienes principalmente por sus exclusivos, lo siguiente más llamativo es todo lo que, en formato de letra pequeña sin demasiada fanfarria, aterrizará en el servicio en algún momento antes de junio.
Es fácil hacerse una idea de lo que está por llegar, claro, al fin y al cabo esto no deja de ser un lavado de cara destinado a unir PS Now y PlayStation Plus Collection, pero sin ni siquiera preocuparnos por el precio ya estamos varios escalones por debajo de lo que, en el mejor de los casos, podríamos haber recibido.
¿Dónde está PS Vita? ¿O la descarga de juegos de PS3 para quienes no gozan de una buena conexión o acceso a esa posibilidad? ¿O los grandes nombres third party que, a falta de esos exclusivos que no llegarán el día uno al servicio, puedan poner un parche que tapone ese hueco?
Un precio que no enamora
En uno de esos momentos en los que lo fácil era dar un golpe sobre la mesa con rimbombantes anuncios que difuminasen cualquier tipo de carencia, el escenario principal se ha dedicado a lo que menos entusiasmo podía generar entre el público: el precio.
Servicio |
Juegos Gratis Cada mes |
Multijugador Online |
Descuentos Exclusivos |
Guardado en la Nube |
Ventajas |
Ventajas Extra |
Precio |
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PlayStation Plus Essential |
Sí |
Sí |
Sí |
Sí |
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PLAYSTATION PLUS EXTRA |
Sí |
Sí |
Sí |
Sí |
Incluye todas las ventajas del nivel Essential. |
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PLAYSTATION PLUS PREMIUM |
Sí |
Sí |
Sí |
Sí |
Incluye todas las ventajas del nivel Essential y Extra. |
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A falta de un apabullante listado de juegos concretos o fechas que marcar ya en el calendario, lo más llamativo del anuncio del nuevo PlayStation Plus acaban siendo esos 100 euros al año, o más, que deberás apoquinar para tener un servicio mejor del que ya gozabas. O quedarte peor con menos juegos gratis cada mes.
120 euros al año, o 17 euros al mes, se me antoja excesivo para un chute de nostalgia apoyado en años de menospreciar el concepto de retrocompatibilidad porque, según el propio Jim Ryan "¿quién iba a querer jugar a eso?".
Olvidarse de la suma de todos los juegos que acabes comprándote al cabo del año -pongamos dos lanzamientos más de salida a 70 cucas para que la ecuación se nos vaya rápido al traste- sería radicalmente más fácil si hubiese más información sobre los planes generales de Sony a la hora de tratar el servicio.
Demasiadas dudas para un mercado muy saturado
Vale, no llegarán el día uno, ¿pero cuándo lo harán? ¿Tendremos que esperar un año? ¿Medio año? ¿Llegarán todos los juegos al servicio en un momento u otro? ¿Habrá lanzamientos third party día uno en PlayStation Plus?
En un punto en el que la suma de suscripciones mensuales va camino de hacer que explote la burbuja, añadir otra más a la mezcla debería de venir acompañada de una oferta tan jugosa que sea imposible de rechazar.
Ya he caído en más de una suscripción a precio reducido precisamente por poder gozar de esa baza y, con el tiempo, al final he acabado dándome de baja porque ni siquiera me compensaba ese margen respecto a las suscripciones normales.
No era especialmente complejo dar con puertas de entrada que consiguiesen maquillar la comparativa y, de paso, ponernos la miel en los labios. Ya se encargaría el tiempo de decidir si realmente nos compensaba o no, pero al menos ya habríamos metido la patita.
Por contra, lo que tenemos son demasiadas dudas en una inversión que, lejos de sorprender o enamorar, nos ha sabido a poco -salvo en el precio-.
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