¿Alguna vez te has perdido en una de esas historias que encuentras por internet que te van llevando de un sitio a otro, ampliando información y creando nuevos caminos como si se acabase de abrir ante ti la madriguera del conejo de Alicia?
Puede que algunos de los que lleguéis a este texto seáis muy jóvenes para recordar aquella época, pero a principios de los 90, con la llegada de internet, caer en esos pozos no era sólo algo bastante habitual, también podía llegar a ser una aventura peligrosa.
Discernir entre lo que era real y lo que no en una época en la que aún no se hablaba de las fake news, cuando la línea entre lo creíble y lo increíble era mucho más fina de lo que nuestras cabezas podían llegar a controlar, no era tarea fácil.
El pueblo abandonado de Ong Hat
Es justo en ese punto donde aparece la historia del pueblo de Ong Hat, una zona perdida en el estado de Nueva Jersey que, en cierto punto de aquella historia reciente, había sido aparentemente arrasada por militares hasta quedar completamente desierta.
La historia del pueblo era la de una comunidad que había crecido fuera del sistema. Una extensión de tierra comprada a tocateja por Wali Fard, un músico de jazz que, con la intención de crear un lugar en el que potenciar la espiritualidad y el estudio de la psicología, había atraído poco a poco a gente del mundo del arte, la filosofía y la ciencia, que tenía la intención de ir un poco más allá de lo que permitía la sociedad del momento.
Entre todos ellos hay dos nombres clave para el desarrollo de Ong Hat, dos hermanos gemelos doctorados en la Universidad de Princeton que habían acudido a aquél lugar atraídos por su propuesta con la intención de realizar experimentos extrasensoriales valiéndose de cámaras de aislamiento.
En uno de esos experimentos, en una cámara estanca con agua en forma de huevo, tanto el recipiente como la persona que estaba en su interior desaparecieron durante varios segundos. El estudio, apoyado por otros investigadores y con documentos que certificaban lo que allí habían encontrado, parecía ser la clave para viajar a una versión alternativa de nuestra Tierra en la que no había humanos.
Creándose páginas que acumulaban aquellos estudios, con noticias sobre lo que estaba ocurriendo en Ong Hat en medios del momento, científicos reconocidos con nombres y apellidos iban sumando datos, teorías y experimentos reales que apoyaban la certeza de que la zona era el lugar perfecto para estudiar el fenómeno de los portales interdimensionales.
Llegando a oídos del ejército estadounidense, en cierto punto la comunidad de Ong Hat decidió establecer su vida y experimentos al otro lado del portal para huir de la represión a la que estaban siendo sometidos por el gobierno. En una entrevista realizada a uno de aquellos científicos, entre otras preguntas sobre su trabajo, no tardó en salir la que intentaba averiguar qué había ocurrido realmente en aquél recóndito lugar de Nueva Jersey, y qué había de real en todos aquellos documentos que también llevaban su nombre. Su única respuesta fue “hay preguntas que no deberías hacer, nunca”.
Una conspiración convertida en juego
Ahora tírale empatía y viaja a aquella época poniéndote en la piel de la gente que entraba en Internet, se cruzaba con páginas con decenas de documentos ,y siguiendo las pistas, iba saltando de un misterio a otro intentando desentrañar qué narices era Ong Hat y qué había ocurrido allí. Súmale además la cobertura de los medios, o el plantarse ante entrevistas en las que aquellos científicos mantenían vivo aquél misterio sin salirse nunca del papel.
El experimento de Ong Hat, una ficción literaria apoyada en personas y experimentos reales destinados a aportar veracidad y nuevos caminos a aquél misterio, tiene el honor de ser el primer juego de realidad alternativa de la historia de internet.
Una narrativa lo suficientemente bien hilada y documentada para que, siguiendo las migas de pan que había en aquellos estudios y archivos descargables, pudieses llegar hasta el final de aquella curiosa madriguera mientras investigabas el misterio de Ong Hat intentando descubrir si lo que allí se explicaba era real o inventado.
Con la suma de conspiranoicos extremistas y algún que otro descerebrado, las amenazas de muerte, correos y llamadas de teléfono empezaron a importunar a aquellos escritores y científicos que intentaban continuar el proyecto, lo que finalmente provocó que abandonaran su empeño de intentar continuar la historia.
Ong Hat se convirtió en leyenda y terminó inspirando otras historias que mezclaban realidad y ficción aprovechando la viralidad de la red, esta vez con fines publicitarios como la que terminó convirtiendo en un éxito sin precedentes dentro de internet a la película El Proyecto de la Bruja de Blair.
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