Llevo casi tres días jugando a Google Stadia. Es más, he repartido ese tiempo de manera absolutamente arbitraria entre la versión completa (y aparentemente exclusiva) de Destiny 2 y el visceral Samurai Shodown, los dos juegos que vienen incluidos en el servicio Stadia Pro. Pero también dos títulos bastante reveladores en lo referente a los límites del servicio.Y tengo que confesar que estoy bastante contento con el juego en nube de Google. Al menos, en la mayoría de sus aspectos.
Dicen que el juego en streaming es el futuro, y lo cierto es que hasta hace dos días no lo veía así de claro. No es que no haya probado alternativas: ahí están las impresiones a cuatro manos que escribimos con Alex de PS Now. Pero el sistema de Google juega en otra liga.
Es más, pese al modelo de suscripción de pago de Stadia -recordemos que en 2020 habrá una alternativa gratuita- no se apuesta por el concepto de barra libre de juegos de Sony. Una oportunidad que, por otro lado, Ubisoft no dejará pasar, dando acceso (vía suscripción aparte) a prácticamente su catálogo presente, pasado y futuro desde la nube de Google.
A fin de cuentas, Stadia no es un servicio centrado en ofrecer juegos: es una plataforma de juego. Una suerte de consola que se ejecuta a través de internet. Y lo cierto es que estas primeras maratones del servicio, en teoría las más decisivas, han conseguido aclarar mis dudas y despejar mis inquietudes.
Luces y sombras de la consola sin hardware de Google
Google no busca ofrecer la siguiente gran consola, sino que -literalmente- quiere hacer que el hardware sea algo obsoleto. Que cualquier PC, por modesto que sea, sea capaz de mover los Triple A más recientes en calidad Ultra a través de su navegador. Sin descargas y sin actualizaciones.
Es más, la idea central es que el hardware deje de ser un obstáculo para disfrutar del software. Tanto en lo referente a los componentes concretos, como los procesadores o las tarjetas gráficas, como a la hora de decidir dónde y cuándo queremos jugar: en el móvil, en la tablet, en la tele o en un viejo portátil que solo usamos para ver series. Aunque esto último tiene letra pequeña.
Sí, está la dependencia a internet. Siendo más concretos, a tener que estar conectado a sus servidores. Pero, visto en perspectiva, si hay un corte de luz cualquier PC o consola pasa a ser igualmente un enorme pisapapeles.
Entonces, ¿supone esto el principio del fin del formato físico? Con una Switch que lleva casi tres años encadenando éxitos en hardware y software, me permito el margen de dudarlo. Aunque también es cierto que la consola de Nintendo ya hace sus pinitos en el campo del juego en nube en Japón.
Dicho lo anterior, y pese a mis estupendas sensaciones de Stadia tras más de dos días de tajos de katana y lucha interplanetaria, me encuentro actualmente con sentimientos encontrados. Agradables sorpresas y elementos que deben ser pulidos más pronto que tarde. En ambos casos, factores muy a tener en cuenta.
Tan sencillo como abrir un vídeo en una pestaña nueva
No es una exageración. Empezar a jugar en Stadia en PC se reduce a abrir una nueva ventana o pestaña en Google Chrome y darle al botón de Play. Sin más trámites que elegir el juego y con la misma inmediatez que supone abrir un archivo de vídeo.
Eso no quiere decir que no existan tiempos de carga, que los hay: quizás el juego se ejecute en la nube de Google, pero también hay paquetes de datos que procesar entre pantalla y pantalla. Sin embargo, he de admitir que estos tiempos de carga son muy, muy satisfactorios. O, al menos, los de los juegos puestos a prueba.
Stadia reconoce mandos y accesorios de manera casi nativa, aunque pide mejoras
No necesitas tener el mando de Stadia y el Chromecast Ultra para poder empezar a jugar. ¿Tienes un mando enchufado al PC? Stadia lo detecta. Así de simple.
Al iniciar un juego en Stadia en Google Chrome te saltará un aviso de todo lo que tienes conectado a tu PC y puedes usar. Si solo tienes un ratón y teclado, si tienes conectado un mando de Stadia o si tienes cualquier otro mando. Incluso te indica el número de mandos.
Lo cierto es que es una grata sorpresa ver lo bien que se adapta a cada tipo de control, de modo que si usas un mando de Microsoft puedes seguir usando la Game Bar de Windows 10 mientras juegas a Stadia, pulsar el botón de Xbox y comenzar a grabar tus partidas.
Lo malo: de momento, el mando de Stadia solo se puede usar conectado al PC a través de su USB-C. Nada de juego wireless para los Early Adopters hasta nueva noticia. Y no es la única función que tiene pendiente.
Hablemos del multijugador local y online
Stadia llegó con promesas por cumplir, y de ello hablaremos un poco más abajo. Sin embargo, me ha sorprendido cómo su propia infraestructura simplifica eficazmente compartir partida en PC y, a la vez, supone una traba en TV. Me explico.
Por un lado, el acto de reclutar a otro jugador a nuestra partida queda reducido a seleccionar "invitar a la partida" con el juego en marcha. Sin más trámites. Incluso se nos da otra solución: crear un enlace compartible con el que otro jugador se suma a nuestro juego. Sencillo y eficaz.
En local tenemos otro punto a favor, y es que -como ya comentamos- Stadia es compatible con prácticamente cualquier mando. Es decir, dos jugadores pueden compartir partida en un mismo PC con diferentes sistemas de control. Hasta ahí, todo bien.
El problema, claro, lo tenemos si queremos compartir televisor. Y es que, de momento, el sistema de conexión de Stadia al Chromecast Ultra a través de la app de Stadia y la red Wi-Fi descarta el uso de otros mandos o cualquier otro sistema de control.
Algo que no echaremos de menos en Metro Exodus o Football Manager, pero sí al compartir sofá con NBA 2K20 o Samurai Shodown en pantalla.
Olvídate de los requisitos mínimos y recomendados. Y de las actualizaciones
Stadia no dispone de launchers. Ni tampoco de pasos intermedios para empezar a jugar. Puedes cambiar la configuración del juego en ajustes, pero con este sistema ya te puedes desentender de estar pendiente de los requisitos mínimos y recomendados que acompañan cada juego. Más o menos como ocurre con las consolas.
Es más, no te encontrarás con parches o inesperadas actualizaciones. Siendo más precisos, no tendrás que descargar nada. Ni un solo mega. Cuando ejecutes el juego lo tendrás todo a punto para verlo a la máxima calidad que permita tu conexión.
En el fondo se trata de eso: si compras Red Dead Redemption 2 en la tienda de Stadia tendrás la mejor experiencia visual siempre que tu conexión sea la adecuada. Y lo mismo pasará con el transgresor Cyberpunk 2077, con el necesario apunte de que -al menos de momento- no se ha hablado de la tecnología ray tracing como ya apuntan algunas alternativas.
Ahora bien, también es importante recalcar que, a día de hoy, el juego a máxima resolución y rendimiento en Stadia solo se ofrece vía Chromecast Ultra, pese a que es cuestión de tiempo que le saques partido a tu monitor UHD.
El mando de Stadia, pese a sus sticks simétricos, es fantástico
El mando de Stadia es una maravilla. Ofrece un buen tamaño y un peso muy en consonancia con el mando Pro de Nintendo Switch, aunque no consigue igualar ni su tacto ni su cruceta. Eso sí, sus gatillos son una delicia.
Su vibración también es excelente y, pese a ser más partidario de los sticks asimétricos, me da la sensación de que Google ha adelantado en diseño al Dualshock 4 por la izquierda. Y, entre nosotros, agradezco que la disposición de letras coincida con el del mando de Microsoft, así como la inmensa mayoría de juegos de PC.
Eso sí, no está de más recordar que Stadia no es una consola ni algo que puedes encontrar dentro de una caja. El propósito fundamental del mando es extender a otros dispositivos la consola en nube de Google aprovechando la conexión Wifi.
Sin embargo, como pusimos más arriba, de momento para jugar en Chrome necesitas tenerlo enchufado al PC. Y lo cierto es que varios de sus botones, como el asistente de Google, todavía no sirven para nada. Google promete que pronto podremos desenchufar el mando y seguir jugando, así que tiempo al tiempo.
Una verdad incómoda: el juego en Stadia tiene una enorme dependencia a su app móvil
Si haces capturas de imagen o vídeo a través del correspondiente botón del mando de Stadia o pulsando F12, no los encontrarás luego en la interfaz. Es más, tampoco en Google Drive: solo los podrás ver, reproducir o borrar desde la app móvil. Nada más. Y, para colmo, tampoco se pueden compartir desde ahí.
Google Stadia tiene un talón de Aquiles, y es que la propia experiencia gira en torno a su app. Necesitas instalarla para darte de alta, para elegir tu nombre de jugador y, lo más surrealista, para comprar juegos. Es decir: a ahora mismo no puedes adquirir los juegos desde el navegador o al ejecutar Stadia en Chromecast Ultra.
Y no es por una cuestión técnica: en Samurai Shodown hay una tienda para comprar los DLCs y en Destiny 2 está el Eververso, una suerte la tienda ingame en la que reside el sistema de microtransacciones el juego.
La app de Stadia también es la llave para conectarse al Chromecast Ultra, al de nuestro televisor o al de cualquier otra televisión. Y, a su vez, al mando. Siendo una suerte de punto neurálgico de la experiencia, siendo su interfaz el reflejo de sus limitaciones y de aquello que no se incluye de salida. Opciones básicas, como emitir partidas en vivo, o añadidos tan superficiales como ganar logros. Los cuales, por cierto, tampoco están activados.
Una experiencia de juego sorprendentemente estable y nítida, aunque no competitiva
Hay un elemento esencial en torno a Stadia del que todavía no hemos hablado, y si bien es cierto que tiene muchas tareas pendientes, también es cierto que lo esencial lo hace muy bien: su propuesta de juego en nube va suave como la seda.
Al final, la calidad de la imagen y el rendimiento siempre irá en paralelo a la calidad de conexión que tengamos. Y lo cierto es que en estos tres días hay poca queja posible: incluso con múltiples pestañas abiertas, Stadia consigue mover los juegos con soltura.
Eso sí, con bajadas de resolución si forzamos el uso de la conexión. Un experimento totalmente necesario que nos confirma que se trata de algo fascinante, pero no un milagro.
En cuanto al tiempo de respuesta, hasta hoy es bastante correcta. La suficiente para atrevernos a entrar en el Crisol de en Destiny 2 y echar unas risas en el Samurai Shodown. Pero si buscas una precisión competitiva, las dos opciones son esperar a la mejora de la calidad en navegadores o apostar directamente por jugar en Chromecast Ultra. Sin más.
Hablemos del catálogo de lanzamiento y las rebajas
Los 22 juegos que Stadia ofrece de salida son algo muy relativo. Estamos de acuerdo en que hay propuestas para todos los gustos e imprescindibles incuestionables, como Red Dead Redemption 2, Mortal Kombat 11 o Assassin's Creed Odyssey. Pero la cantidad de exclusivos se reduce a uno: Gylt.
Google no da puntada sin hilo, y el lanzamiento ha venido acompañado por una tanda de rebajas del Black Friday exclusivas para los suscriptores de Stadia Pro. Los cuales, por otro lado, somos los únicos que tenemos acceso a la tienda. Aunque, siendo sinceros, no está de más tentarte con un NBA 2K20 a mitad de precio.
Si bien la selección de juegos es escueta, pero robusta, serán los meses venideros los que de verdad servirán para establecer la línea de juegos de Stadia. Cómo de sugerentes son sus rebajas habituales, con qué ritmo entran novedades y, sobre todo, que incentivos mensuales podemos esperar.
A fin de cuentas, de eso depende que sume a mi suscripción la mensualidad de Uplay+, me quede únicamente con el servicio de Ubisoft y apueste por el modelo gratuito o me lance a empezar una nueva biblioteca de juegos en PC. Aunque también será esencial ver a qué ritmo llegan las prestaciones anunciadas.
Google Stadia y sus promesas pendientes
Si bien el plan de Google es que Stadia funcione en todos los dispositivos conectados a internet, de lanzamiento solo es posible acceder a sus juegos en el navegador Chrome, en móviles Pixel y en dispositivos conectados a un Chromecast Ultra.
Siendo más concretos, únicamente al modelo de Chromecast Ultra que acompaña al mando de Stadia, ya que el resto deberán actualizarse.
La visión de Google es ambiciosa: con State Share y Crowd Play un espectador de YouTube se integrará en partidas en tiempo real en cuestión de segundos, o participará en desafíos asíncronos desde los propios tráilers de los juegos. Incluso podrán continuar las partidas que otros jugadores han compartido.
La realidad, por otro lado, es que el propio botón de Google Assistant del mando no funciona a día de hoy. Que el juego en iOS y Android se nos va a 2020. Y que toca esperar más de lo deseado para disfrutar de las partidas a 4K en Google Chrome.
Ahora bien, que no estén disponibles estas cosas de día uno no eclipsa todo lo que sí ofrece. Y no es poco.
Recogiendo papeles: Stadia funciona, y solo puede ir a mejor
No te voy a negar que me hubiera gustado disfrutar de todo lo prometido el pasado 6 de junio de lanzamiento. Es más, me hubiese gustado que Google hubiera matizado lo que podría hacerse el día uno, y -sobre todo- lo que tendría que esperar un poquito más. Sin embargo, lo cierto es que el juego en nube de Google funciona. Y lo hace bastante bien.
Sin fechas cerradas, la hoja de ruta del sistema de juegos sin hardware de Google es realmente prometedora. El próximo año está prevista la llegada del juego a 4K, 60 FPS y HDR si nuestro monitor nos lo permite. Y si seguimos suscritos a Stadia Pro, claro.
Y lo que está por llegar es cosa seria: jugar con la calidad de un PC de vanguardia desde cualquier móvil y tablet sin tener que descargar un mega. Saltar a una partida justo en el punto exacto en el que acaba un tráiler. Reducir a cero las excusas para improvisar una partida de Mortal Kombat.
Disfrutar de la inagotable y solemne Night City sin pre-descargas, parches de día uno o tener que preocuparme de los drivers de mi gráfica. Johnny Silverhand y yo contra el mundo.
Google Stadia no es perfecto, desde luego, pero deja claro y con buena letra que el juego en nube es el presente. El ahora. Y lo cierto es que tiene todo el futuro por delante para deslumbrarnos.
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