La violencia es algo implícito en los First Person Shooters, pero el grado de visceralidad supone una verdadera diferencia entre juego y juego. A fin de cuentas, la experiencia competitiva de Overwatch o la épica espacial de Halo 5 no se pueden comparar con ese descenso a los infiernos que supone DOOM Eternal y, en consecuencia, la predisposición por la barbarie del implacable Slayer.
Lo cual nos lleva a un punto interesante: si bien, desde los tiempos del clásico Wolfenstein 3D, los FPS ya comenzaban a afianzar lo que hoy conocemos como gunplay (un elemento absolutamente esencial en los shooters), lo cierto es que la tecnología y el mayor grado de realismo han permitido ofrecer experiencias cada vez más salvajes. Algunas de ellas catalogadas (merecidamente) bajo la etiqueta de gore en Steam.
Ahora bien, el verdadero punto delicado de todo esto es cómo hacer que la ultraviolencia sea realmente intensa en primera persona sin llegar a ser caótica o rutinaria.
Juegos como Manhunt o Mortal Kombat se nutren de su propia naturaleza para abordar los remates más sanguinarios y explícitos, pero en una experiencia en la que sorteamos ráfagas de balas la cosa es diferente. A fin de cuentas, debemos de tener cierto control de la situación.
El cuestionable arte de regar el suelo con las vísceras de nuestros enemigos
Si bien la mayoría de FPS tienen mecánicas en común, la manera de insuflar violencia en la experiencia acaba siendo en una seña de identidad: en algunos juegos un tiro certero se recompensa con una reacción o una cinemática salvaje, mientras que otros buscan que el jugador dispare primero y apunte cuando pueda.
Es decir, no existe un único modo de implementar la barbarie en el gunplay. Y eso abre interesantes posibilidades a las mentes más creativas por parte de los desarrolladores y se presta a experiencias más intensas y crudas para los jugadores que desean enfrentarse a verdaderos infiernos a la desesperada y sin concesiones.
Por ello, en VidaExtra te hemos realizado un listado muy excepcional: no solo te hemos reunido los FPS más bárbaros, sino que a la hora de hacer nuestra selección hemos dado la máxima prioridad a aquellos que han conseguido una experiencia única a la hora de reducir a nuestros enemigos a entrañas, carne inerte y charcos de sangre.
Algunos de ellos juegan más con la jugabilidad, otros delegan en la potencia de fuego y otros, como Duke Nukem, básicamente apuestan por la vía del dolor de manera directa y bastante creativa. En cualquier caso, aquí tienes 19 juegazos ordenados alfabéticamente con los que, posiblemente, te tengas que dar una ducha al acabar determinados tramos.
Aliens vs. Predator (2010)
- Año: 2010
- Nivel de violencia: "Si sangra, podemos matarlo".
El grado de gore y los remates del reboot de la saga Alien vs. Predator (esta vez a manos de Rebellion) fueron totalmente necesarios para los desarrolladores y un verdadero dolor de muelas para los sistemas de clasificación de edades de Alemania y Australia.
Especialmente, cuando SEGA, la distribuidora del juego, consiguió salirse con la suya y -tras varios pleitos y discusiones- pudo desatar esta masacre por cuenta de los iconos cinematográficos de la FOX por toda Europa y el país-continente.
Bulletstorm
Año: 2011
Nivel de violencia: hasta el propio Duke Nukem se sumó a la locura
Quizás Bulletstorm no fuese un éxito comercial, pero puso sobre la mesa ideas demasiado explosivas como para no causar un impacto al jugador: podíamos dejar pinzados en el aire a nuestros enemigos mientras nos regodeábamos a la hora de descuartizarlos.
Y no solo eso, ya que sus espectaculares escenarios colmados de trampas y posibilidades, así como las opciones de movilidad de Grayson Hunt, incentivaban nuestra creatividad destructiva. Una verdadera locura de juego que fue recuperada para los sistemas actuales, incluyendo Switch.
Call of Duty World at War
- Año: 2008
- Nivel de violencia: el Call of Duty más explícito de su tiempo
Treyarch comenzó a experimentar con la saga de Activision con el también conocido como Call of Duty 5, y pese a que siguió la tónica de las primeras entregas a la hora de situarnos en la Segunda Guerra Mundial, aquello fue una verdadera carnicería en la que no faltaron los desmembramientos y las ejecuciones más macabras.
El motivo de este cambio de dirección, dentro del esquema de juego bélico, fue que Treyarch se propuso dar una temática y una ambientación más madura, cruda y violenta. Lo cual, sumado a lo que ya podían ofrecer los sistemas de séptima generación, fue un cóctel explosivo.
Call of Duty: WWII
- Año: 2017
- Nivel de violencia: la requerida para hacer frente a hordas de zombis nazis
Quizás la saga Call of Duty haya dejado aparcadas las ambiciosas experiencias zombis, pero lo cierto es que no pasaron inadvertidas. En especial, la de CoD: WWII, la cual se consagró como la más oscura, sangrienta y malrollera de todas.
Ambientado en el nevado pueblo bávaro de Mittelburg (Alemania), los jugadores no tardarán en exponerse a poderosos monstruos y horrores ocultos con la forma de zombis nazis. Un ejército de muertos que nos llevará al límite y reclamará hasta la última de nuestras balas.
The Darkness II
- Año: 2012
- Nivel de violencia: sencillamente sobrenatural
Con guion de Paul Jenkins (creador del cómic en el que está basado el juego), The Darkness II nos permite desatar las oscuras habilidades de Jackie Estacado con mucha más holgura y suma nuevas maneras de destruir a todo el que nos salga al paso respecto a la primera entrega. Nuestros enemigos en pantalla serán los peor parados con el cambio a lo largo de esta comedia macabra.
DOOM Eternal
- Año: 2020
- Nivel de violencia: el infierno en la Tierra
DOOM Eternal es la entrega más violenta de toda la saga, y lo logra sin ceder la esencia de los clásicos: cada batalla acaba convirtiéndose en un festival de la destrucción en el que las vísceras y la sangre sirven de confeti y fuegos artificiales.
No solo se trata de cómo se han integrado el arsenal del Slayer en esta entrega, sino del modo en que se lleva al jugador a situaciones dantescas y, posteriormente, a través de ellas se le lleva al límite. Recompensando su capacidad de aniquilar a las criaturas infernales con ese arsenal extra tan necesario para seguir de pie hasta la siguiente batalla.
DOOM (2016)
- Año: 2016
- Nivel de violencia: Nightmare
Si bien las dosis de brutalidad del DOOM de 2016 no igualan las de su continuación directa, lo cierto es que el regreso del legendario FPS fue rompedor: el Slayer de iD Software estaba de vuelta completamente descontrolado, y no solo debía corresponder con fuerza bruta a las criaturas más agresivas a las que se había enfrentado, sino que añadió unos salvajes finishers a su repertorio de acciones.
Duke Nukem 3D
- Año: 1996
- Nivel de violencia: Damn I'm Good
Los años no pasan ni por el sinvergüenza de Duke ni por la entrega con la que se midió con el mismísimo DOOM de Romero y los Carmacks: armas alucinantes, situaciones disparatadas y la ultraviolencia como solución universal a todos y cada uno de los niveles que se nos ponían por delante.
Un clásico que sigue creciendo décadas después con una edición conmemorativa que suma contenidos y material extra, pensada para los fans y los que quieran conocer el origen de la leyenda. Y, a la vez, nos permiten regodearnos un poquito más en la barbarie con la que Duke salvó a la Tierra.
Duke Nukem Forever
- Año: 2011
- Nivel de violencia: propia de Duke Nukem
Estamos de acuerdo en que Duke Nukem Forever no cumplió con las expectativas generadas durante su larga gestación (por llamar de algún modo el lapso entre su anuncio y su puesta a la venta), pero hay que reconocer que no se cortaron ni un pelo a nivel de contenidos: muy pocos en este listado igualan a Duke a la hora de provocar el caos y la destrucción.
Fase de bonus: Dying Light
- Año: 2015
- Nivel de violencia: sobredosis de adrenalina
Pese a no ser estrictamente un FPS, hemos añadido como fase de bonus a Kyle Crane en nuestro listado. A fin de cuentas, méritos no le faltan: a sus impresionantes habilidades de desplazamiento libre por entornos caóticos hay que sumar su brutal manera de hacerse paso entre interminables hordas de infectados.
Como resultado, Dying Light es una coctelera de géneros, con generosas dosis de acción, destripamientos, supervivencia y locura en primera persona. Demasiado bueno para dejarlo fuera.
Left 4 Dead 2
- Año: 2009
- Nivel de violencia: Extremadamente positiva (según las críticas de Steam)
Valve no cuenta con muchas sagas y las terceras entregas se hacen de rogar, pero algo tienen en común: el tiempo hace poca mella en sus clásicos. Y lo mismo se aplica a su juego más explícitamente violento: Left 4 Dead 2 toma lo mejor de la primera parte, surte a los jugadores de nuevas y mejores armas y eleva el grado de brutalidad del conjunto en cada uno de sus apartados.
Killing Floor 2
- Año: 2016
- Nivel de violencia: baños de sangre y entrañas
Las continuas hordas de criaturas a las que nos enfrentamos en Killing Floor 2 son cosa seria, pero hay que reconocer que el sistema de juego hace que convertir monstruos en espantosas piñatas de entrañas y sangre funciona de maravilla: la cantidad de fregonas y cubos necesarios para recoger lo desparramado en cada fase podría hundir la economía de un pequeño país.
Postal²
- Año: 2003
- Nivel de violencia: el que el jugador desee
Salta a la vista que el tiempo no ha tratado nada bien a Postal² a nivel visual o jugable, pero su manera de abordar la violencia sigue siendo igual de potente y transgresora a día de hoy: puedes ser todo lo violento o pacifista que desees. Lo cual no quita que tengamos un abanico de acciones delirantes en caso de que perdamos los papeles.
Como The Postal Dude tendremos ante nosotros una versión caricaturesca de Paradise, Arizona. Una pequeña ciudad en la que el trato con nuestros vecinos, y sus habitantes en general, requerirá cierto grado de paciencia. Aunque, claro, siempre podemos equilibrar las cosas con ultraviolencia.
De hecho, como jugador ni siquiera necesitas una excusa para volverte loco y desatar el caos: el juego arranca a cinco días de que comience el apocalipsis, así que tienes todo ese tiempo para dar rienda suelta a tus instintos.
Quake III Arena
- Año: 1999
- Nivel de violencia: tanta, como para ser el juego favorito de John Carmack
La tercera entrega de Quake fue un paso de valiente, ya que id Software se centraría por completo en el competitivo y dejaría aparcadas los tradicionales niveles laberínticos de single-player.
Eso sí, la saga salió cambiando con el cambio: la experiencia de juego elevó drásticamente su espectacularidad. Su intensidad y el nivel de brutalidad de cada partida fueron disparados (nunca mejor dicho) a niveles imposibles con la fórmula tradicional de los FPS clásicos.
RAGE 2
- Año: 2019
- Nivel de violencia: pura barbarie postapocalíptica
La saga RAGE se tomó su tiempo en regresar (casi diez años) pero hay que reconocer que el toque de Avalanche Studios (responsables de la explosiva saga Just Cause) era exactamente lo que le faltó a la primera entrega.
Como Walker, el último ranger del Yermo, nuestro propósito se resume en seguir de una pieza en un mundo abierto postapocalíptico. Por suerte, no nos faltarán juguetitos con los que complicarle las cosas a cualquier amenaza que nos salga al paso y, en el proceso, dejar un glorioso rastro de destrucción.
Shadow Warrior 2
- Año: 2016
- Nivel de violencia: la de ninja fuera de sus casillas
Independientemente del sanguinario espectáculo que ofrece el juego de Flying Wild Hog, existe un elemento que le hace sumar puntos extra: Shadow Warrior 2 integra un sistema de daño procedural que permite a los jugadores cercenar y destruir las extremidades enemigas, así como otras partes del cuerpo, creando desenlaces apoteósicos.
Sniper Elite 4
- Año: 2017
- Nivel de violencia: convalidable por un par de clases de anatomía
A la hora de medir la brutalidad de un juego no solo cuenta el ritmo y el caos, y la prueba la encontramos en la saga Sniper Elite: un disparo preciso iniciará una muy explícita escena en la que veremos los fatales efectos de una bala al atravesar la carne y los órganos vitales. Una grotesca recompensa para los dedos más hábiles.
Soldier of Fortune
- Año: 2000
- Nivel de violencia: adelantada a su tiempo
Pese a que contó con dos secuelas, el impacto generado por el Soldier of Fortune original no ha sido igualado. Y eso que el juego de Raven Software es fruto de su tiempo a nivel de presentación y jugabilidad. Pero la verdadera diferencia frente a cualquier otra propuesta bélica de su época gira en torno al GHOUL engine y cómo su tecnología logró una violencia visual extrema.
¿El secreto? En esencia, los modelos de personajes se basan en partes del cuerpo que pueden sufrir daños de forma independiente. Cada modelo de personaje cuenta con 26 partes cuyos efectos van desde la caída de las entrañas a una sanguinaria (y fulminante) explosión. Dependiendo, claro, del arma que hayamos usado y nuestra puntería.
Wolfenstein II: The New Colossus
- Año: 2017
- Nivel de violencia: demencial
Bethesda estuvo realmente inspirada con el regreso de BJ Blazkowicz: la secuela de Wolfenstein: The New Order nos vuelve a trasladar a esa realidad alternativa en la que los nazis conquistaron el mundo. Y, claro, nos da la oportunidad de cambiar las cosas a base de petardazos.
Se avecinan tiempos de cambio, e iniciar la Segunda Revolución Americana es lo más opuesto a una tarde de aburrido papeleo burocrático: The New Colossus ofrece acción a raudales, destrucción sin medida y situaciones surrealistas de las que solo podremos escapar a base de balazos y explosiones.
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