Al haber vivido por completo la época de los 16-bits, es normal que sea una de las etapas a las que más cariño le tenga. Mega Drive, Super Nintendo, TurboGrafx-16 y demás, fueron mi día a día dentro de los videojuegos.
Por eso cuando se presenta un juego actual con esa estética, capta mi atención al instante. Porque un videojuego tiene que entrar por la vista, como la buena comida. Y después ser delicioso por dentro, algo que no logran todos.
Con una estética atractiva no basta
Estando en una industria que tira cada vez más de la estética retro y de mecánicas añejas, pero atemporales, es normal que no todo lo que salga con ese toque de 16-bits (o incluso de 8-bits) tenga la misma calidad. Hay claroscuros, con algunos que no logran destacar por flojear en ciertos apartados.
Me pasó hace unas semanas con FOX n FORESTS, aprovechando una jugosa rebaja en Xbox One. Parecía que me evocaría lo mejor de los plataformas de acción de las máquinas de SEGA y Nintendo del siglo pasado, pero su atractiva idea del cambio de las estaciones de cara al progreso y los puzles, queda un poco diluida por las impurezas de su control, un tanto renqueante.
Tampoco ayuda ver cómo nos obliga a rejugar las fases para obtener el resto de objetos e ir desbloqueando más rutas después, con el tedio que eso supone, ya que hay tramos en los escenarios que se repiten y estos se alargan, además. Esto último le pasó a Coffee Crisis, sin ir más lejos: un beat'em up para la Mega Drive que no se supo dosificar bien. Y eso que tampoco contaba con una estética atractiva, sino más bien una historia bastante alocada.
Casualmente, hoy se pone a la venta en Steam otro plataformas que nos pone en la piel de un zorro. Se llama Furwind, es obra de Boomfire Games, y también tiene muy buena pinta. Pero que sea adorable no significa que luego vaya a ser un juego sobresaliente. Eso ya se verá, cuando nos pongamos a los mandos.
Porque no es lo mismo ir a lo seguro con máquinas que recuperan clásicos de nuestra infancia (NES Mini, SNES Mini o ya las futuras Mega Drive Mini y PlayStation Classic), que sacar nuevos productos para consolas retro. En su momento hubo mucho revuelo con el RPG de corte clásico Pier Solar and the Great Architects, pero distó mucho de los grandes de la Mega Drive.
Y cada vez salen más juegos de corte 16-bits (Steam es una mina en ese sentido, con muchos de los que es difícil percatarse ante el aluvión de títulos que salen cada semana) y se está aprovechando el tirón que tienen consolas como Mega Drive, SNES o incluso la Neo Geo de cara a proyectos en KickStarter. Y ya sabemos que no todo lo que sale ahí acaba siendo una obra maestra.
Aunque hay excepciones. ¡Benditas excepciones!
Hay casos donde sí que se ofrece algo más que una cara bonita, al crear una jugabilidad a la altura y un producto ante al que apetece adentrarse hasta el punto de no soltar el mando. Uno de los que están funcionando excepcionalmente bien en este sentido se llama CrossCode y abandonó su estado en Steam Early Access el mes pasado, obteniendo muchas valoraciones de sobresaliente.
No es que sea necesario per se contar con un apartado gráfico de lujo, evocando la última etapa de los 16-bits, donde se llegaron a exprimir más las consolas de SEGA y Nintendo, porque ahí tenemos el caso de Rogue Legacy, que no es precisamente guapo pero es bastante más adictivo que la inmensa mayoría.
Uno de los pilares básicos es lograr que el jugador no pierda el interés por seguir, y esto se consigue, en parte, intentando que las fases no se tornen repetitivas. Es algo que consigue a la perfección la obra de Cellar Door Games (que el próximo mes llegará Nintendo Switch junto con Full Metal Furies), en parte por su naturaleza de rogue-LITE. Pero una naturaleza, al fin y al cabo, bien entendida.
Hasta, si se hace con soltura y no como mero reclamo publicitario, un demake es otra bendita excepción. Y si no, que se lo digan a WayForward y su The Mummy Demastered. Todos pensamos que sería un sucedáneo mediocre, como el reboot de La Momia protagonizado por Tom Cruise, pero acabó siendo un metroidvania bastante notable y con una de las mejores bandas sonoras del año pasado.
Aunque no hay mejor ejemplo de excepción y calidad absoluta que ese Celeste de 2018, porque sí se pueden crear candidatos a GOTY con estética retro.
Ver 5 comentarios