Es curioso cómo al estar completamente acostumbrados a algo, podemos llegar a obviar por completo el porqué está ahí, a quién se le ocurrió por primera vez, y de dónde nace esa idea. Y el mejor ejemplo para demostrar esta teoría está en el sonido de inicio de la primera PlayStation.
Pese a que somos capaces de reconocerlo al instante por culpa de haberlo escuchado cientos de veces la naturaleza y origen de aquella tonadilla que sonaba tras iniciar la primera consola de Sony es uno de los datos más curiosos y desconocidos de la mítica máquina.
El mágico sonido de la primera PlayStation
El escueto tema que ahora mismo estáis repitiendo todos en vuestra cabeza se lo debemos a Takafumi Fujisawa, parte del equipo de PlayStation antes de que se oficializase el proyecto y también partícipe del trabajo que había detrás del chip de sonido de la consola, su firmware y las herramientas de desarrollo.
A Fujisawa sólo se le dieron dos consignas. El sonido debía estar alineado con la imagen corporativa de la marca y debía sonar igual en cualquier tipo de altavoz de televisión, lo que como ya habréis imaginado, debería haber sido un dolor de cabeza considerable.
Sin embargo lo único que terminó preocupando al genio detrás de esa emblemática música fue el tamaño que ocupaba la pista, lo que no impidió que se sacara de la manga una genialidad orquestal que viraba hacia un sonido étnico pasado por el filtro del sintetizador que le daba un toque más futurista.
“Estructuré el sonido para que el oyente percibiese algo equilibrado y luego se sientiese raro, de forma que el sonido cree una fuerte impresión comenzando con un temperamento igual y llevándolo a una entonación armónica pura y original”.
Un sonido que escondía un secreto
Para los que no entendemos de música es fácil que todo esto nos suene a suajili, pero lo más interesante del sonido de inicio de la primera PlayStation no está en la música en sí, que nunca sabremos si se nos quedó grabada a fuego en la cabeza por pura genialidad o la repetición diaria de la misma fue la que hizo todo el trabajo.
Lo más curioso es que aquella música tenía un fin más allá de presentar la máquina, el sonido debía demostrar de forma fácil y directa que la consola funcionaba como debía y, además, que el disco que habías introducido se estaba leyendo de forma correcta.
Si escuchábamos la melodía al completo, sabíamos que todo estaba bien, pero el tramo final del sonido se creó pensando en un bucle que sería el encargado de mostrarnos que estaba produciéndose algún problema con la lectura del CD.
Parece de locos que algo así fuese perpetrado en apenas dos días y con sólo un cambio en una versión alternativa en la que el propio Fujisawa decía el nombre de PlayStation con su voz distorsionada que terminó descartada, pero tras dos semanas de preparación, eso es justo lo que ocurrió. A veces lo más simple termina siendo lo más efectivo.
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