Al contrario de lo que me sucedió con el primero, 'Destiny 2' sí que me gustó. Mientras que con la primera aventura me cansé demasiado pronto y nunca me pareció nada del otro mundo, 'Destiny 2' sí que me pareció un producto mucho más redondo con el que me quedé con ganas de seguir tras ventilarme sus objetivos más importantes en sus primeras semanas de vida. Sin embargo, me deshice de él al cabo de un mes, como si de un alquiler se tratase.
Curiosamente, pocos días después, Digital Extremes lanzaba en PC la expansión más ambiciosa de 'Warframe', "Las llanuras de Eidolon", y un mes después, en consolas. Es, para el que no lo recuerde, un free-to-play que salió un año antes que el primer 'Destiny' y uno de los títulos que acompañaron a PS4 en su lanzamiento a nivel mundial, con ocho meses de diferencia respecto al PC.
Se trataba, en definitiva, de un juego que muchos vieron como el 'Destiny' gratuito... pero sin alma. En mi caso, sin ir más lejos, nunca llegó a engancharme. Le di varias oportunidades a lo largo de estos años, pero me echaba mucho para atrás su mundo, demasiado complejo de entrada, y unas misiones muy por debajo de los productos que suelen llegar a las tiendas. Hasta que vi la excusa perfecta con Eidolon para convencer a mis compañeros... Y ahora estamos enganchados.
Adentrarse en las llanuras de Eidolon
Antes hubo que cumplir ciertos requisitos, como completar la primera misión de Vor, con sus múltiples partes. O llegar justo después a Cetus, en la Tierra, para iniciar el primer contrato que da acceso a las llanuras de Eidolon... con el resto de compañeros habiendo hecho lo mismo previamente. Después, fue fácil.
Estas llanuras cambian por completo la dinámica de 'Warframe, que anteriormente se dividía por sectores cerrados a los que accedíamos desde la nave. Estas llanuras son un mundo abierto y, a su vez, punto de peregrinación del resto de jugadores. Cetus es su Nexo, como si de La Torre de 'Destiny' se tratase, y siempre tendremos cosas por hacer y sin necesidad de volver a la nave.
Su mundo es tan grande que no se da visto por completo con el mapa acoplado a la pantalla, y el juego se va encargando de ofrecernos retos a cada rato, incluso aunque no hayamos activado ningún contrato. Además, hay cuevas por descubrir (de tamaños irrisorios, eso sí, y sin el atractivo de las de 'Destiny 2') y regiones con enemigos más y más duros, por lo que no será llegar y poder arramplar con todo a las primeras de cambio, especialmente si llevamos pocas horas.
Warframe tiene pesca a la vieja usanza
Dentro de todo lo que tenemos por hacer en dichas llanuras, se encuentra la posibilidad de pescar. Pero no de la forma típica de otros RPG, como 'Breath of Fire IV' (uno de los que más me engancharon) o de los recientes 'Battle Chasers Nightwar' o 'Final Fantasy XV', sino más bien de un modo rústico, a lo Tom Hanks en Náufrago, utilizando el arpón de pesca Lanzo con mucha pericia y paciencia.
Antes hay que conseguirlo de manos de la pescadora Hai-Luk, y tras gastar 500 puntos de reputación Ostronita. Después, será buscar cualquier zona con agua abundante, apuntar con el arpón... y esperar a que surjan los primeros peces. Es curioso, porque la música bajará su volumen y todo tomará un cariz más relajante, lejos del ajetreo de los Grineer. Es como si no hubiese nada más.
Lo bueno es que la pesca es bastante directa. Tan solo hay que esperar a que aparezca un pez, apuntar bien y lanzar el arpón. Ya está. Ni tirar, ni dar vueltas, ni nada. Disparar y listo. Y no se trata de una actividad sin utilidad, ya que de los distintos tipos de pescado podemos obtener materiales si los fileteamos, siendo uno de ellos el aceite de pescado, necesario para la fabricación de Archwings, las alas con las que podremos sobrevolar las llanuras de un modo de lo más chulo.
Yo no maldigo mi suerte, porque minero nací...
Otra actividad que podemos realizar por las llanuras de Eidolon de 'Warframe' es la minería. Esto se consigue gracias al cortador Nosam que nos concederá (previo pago con 500 puntos de reputación Ostronita) el anciano Suumbaat.
Ahora bien, el proceso no es tan relajante ni divertido como la pesca, porque tendremos que estar pendientes del sensor del Nosam, que empezará a reaccionar cuando estemos a pocos metros del mineral en cuestión. Habrá que fijarse muy bien y que no estén rondando los enemigos, puesto que para extraer el mineral habrá que cortar la piedra siguiendo ciertos patrones de formas.
Además, la obtención de recursos es bastante rácana, por lo que nos llevará demasiado tiempo obtener el número de gemas deseadas. Aunque no deje de resultar curiosa esta opción, como complemento a la citada pesca y la gran variedad de misiones del juego principal, con más de una veintena en total.
Fundiendo el tiempo con Warframe a lo loco
Tal y como me pasó en 2013 y a lo largo de todos estos años, 'Warframe' abruma mucho al principio y tanto a mis compañeros como a mí nos costó pillar todo lo relacionado con el arsenal, el proceso de mejora del equipamiento Tenno por medio de los mods (el tema de la polaridad tiene mucha miga), y los requisitos de la Fundición. Y eso que el juego va desbloqueando cosas poco a poco...
Al principio nuestra nave no tiene casi ningún compartimento activo, pero a medida que cumplamos misiones de la historia accederemos a más puestos que nos permitirán acceder a más funciones, y lo cierto es que superado el miedo (y tras consultar muchas veces el Códice), resulta una gozada. Y estamos hablando de un free-to-play que lleva activo desde 2013 y que no ha parado de recibir mejoras y ver visto ampliado su universo. Otros nos cobrarían por ello.
Yo sólo sé que tengo muchas ganas de seguir ahora que he comprendido mejor el tema de los mods y su rango, y me queda tan poco para poder desbloquear cosas más interesantes. Tened por seguro que en VidaExtra no tardaremos mucho en hacer otro directo con 'Warframe' mostrando el resto de sus planetas.
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