Tengo un problema: estoy muy enganchado a Destiny 2. Creí que la versión next-gen de The Witcher 3: Wild Hunt iba a provocar que desinstalase todos los juegos de mi PS5 y casi fue así… Sobrevivieron God of War Ragnarök, que sigue instalado porque es una maravilla, y Destiny 2.
La realidad es que juego a The Witcher 3 cuando necesito una experiencia más relajada para evadirme y el resto del tiempo estoy pegando tiros en Destiny 2 con mi hechicera. El fin de semana pasado, aprovechando que me encontraba regular, lo pasé al completo frente a la pantalla. Avancé un poco con mi Titán y Cazador, pero hice lo más gordo con la hechicera.
Suelo jugar en solitario casi todo el tiempo, pero de vez en cuando me gusta hacer escuadra con mis amigos para descubrir nuevas zonas, aprender y acceder al contenido más complicado de Destiny 2. Me junté con ellos y decidimos volver a la mazmorra Dualidad para completarla. No me dijeron por qué, pero yo me apunto a todo lo que sea pegar tiros.
Dualidad en Destiny 2: campanas, pesadillas y muchos Cabal tocando la moral
La mazmorra Dualidad de Destiny 2 es un auténtico dolor de hue... muelas para alguien que nunca ha estado. No importa si has visto cómo completarla. Del vídeo a la práctica hay mil Cabal destrozándote mientras tratas de resolver los puzles. Mi primera vez fue horrible: no sabía dónde estaba y me faltaba luz, así que cualquier enemigo me partía la cara.
Mi regreso hace unos días fue otro cantar. Mi poder estaba en 1594, tenía lista mi build de fuego y acababa de adquirir Tormenta de Azogue, el arma exótica que consigues por reservar la expansión Eclipse. Me autoregalé la Edición Deluxe por los reyes mágicos. Estaba listo, preparado para mi venganza contra Dualidad.
La mazmorra se desarrolla en la conciencia de Calus, cuya nave se encuentra en la órbita de la Luna. Su mecánica básica tiene que ver con unas "campanas" que te permiten caminar entre el mundo real y el de las pesadillas. Ambos mundos comparten espacio, pero su disposición no es la misma. Tienes que intercalar entre ellos para avanzar y derrotar a los jefes.
El camino al primer jefe no es complicado: mucho plataformeo, algunas escaramuzas, unas campanas aquí y allá, y mucha chapa por parte de Calus y Eris Morn por el comunicador. Lo más difícil del camino es aguantar la verborrea del primero y las preocupaciones de la segunda. ¡Señora, déjeme disparar y matar cosas tranquilo!
Pesadilla de Gahlran, Portador del Dolor
El primer jefe de la mazmorra es la pesadilla de Gahlran, Portador del Dolor. Seguro que era un Cabal alegre y risueño con ese nombre. Ironías a un lado, vencerle no es complicado. Te cuento rápidamente:
- Hay cuatro símbolos que llamamos: sol, perros, copa y hachas.
- Usamos las campanas para ir al mundo de las pesadillas y buscar los dos símbolos necesarios. Hay cuatro símbolos, cuatro puertas y necesitas dos. No hay mucho misterio. Cuando los conseguimos, volvemos a la campana y regresamos al mundo normal.
- Introducimos los estandartes de los símbolos en su correspondiente puerta, matamos a todos los enemigos y disparamos a las campanas desde dentro de las salas.
- Vamos al mundo de las pesadillas, matamos a los campaneros (enemigos que debes matar para activar la campana) y cosemos a tiros al jefe durante los 58 segundos que nos permite el mundo de las pesadillas.
Y así una y otra vez hasta que lo matas. La primera vez le quitamos LA MITAD de la vida. Apuramos al máximo. Me veo obligado a volver al mundo real en solitario en el segundo 0:02. Revivo a mis compañeros Torwinete y Varea y repetimos el ciclo. No hay una tercera repetición. Lo desintegramos. Me caen unas botas que ni tan mal y continuamos.
El camino hasta el siguiente jefe tiene su miga. Torwinete y yo avanzamos sin muchos dramas, pero Varea tiene su propia guerra con el plataformeo. Está mejorando, pero todavía nos brinda algunos momentos de risas. Somos amigos desde hace tiempo, así que tenemos confianza para faltarnos entre nosotros.
Llegamos al siguiente jefe tras superar un puzle de estatuas muy sencillo (todas deben apuntar al centro), algunas escaramuzas y sobreviviendo a más verborrea de Calus.
Pesadilla de Uroa. Leal a Shayotet
Esta no es ni un jefe como tal. No hay vida de jefe en la zona inferior de la pantalla, así que lo considero un jefe menor. El verdadero enemigo de este reto es el escenario. La mecánica es la misma, aunque aquí nos asignamos roles: Torwinete y Varea se encargan de buscar los símbolos y yo elimino a los campaneros para reactivar la campana antes de que ellos regresen.
Descubro que esta vez resisto y provoco mucho más daño, y para mi sorpresa el lanzagranadas del Tormenta de Azogue hace un daño demencial: mato a cada campanero de un disparo. Mi trabajo se simplifica a niveles estratosféricos. No nos cuesta demasiado vencer al jefe y continuar. Nos cae el subfusil Sin Perdón, un arma muy interesante.
El camino al jefe final es un poco más complejo que el resto, porque hay que posicionarse en sitios muy concretos para darles a las campanas y saltar entre mundos. Lo superamos y llegamos al jefe final. Dato de vital importancia: no llegamos a mata a este jefe la primera vez. Llegué hasta aquí. ¡Es hora de acabar el trabajo!
Pesadilla de Caiatl, Princesa Imperial
La jefa final de la mazmorra Dualidad tiene tela. El escenario es más grande, hay más enemigos y debemos hacer más cosas. Se mantiene la mecánica de los símbolos, pero se agregan dos pasos:
- Cuando completamos los cuatro símbolos tras dos viajes a la zona de pesadilla, que implica limpiar campaneros y toda la pesca, debemos disparar a unas cadenas para tocar una gran campana con un gran ariete.
- Una vez tocada la campana, vamos al mundo de las pesadillas y Caiatl intenta escapar por una de las cuatro campanas. Debemos darle a cada una antes de que llegue para aturdirla y coserla a tiros.
El proceso es largo y muy tedioso.
- La primera vez le quitamos 1/4 de vida.
- La segunda vez menos de 1/4, dejándola a la mitad. Tenemos un par de despistes durante el proceso, el mío es el más caro porque nos obliga a hacer una repetición más.
- La tercera vez le hacemos mucho daño y dejamos su vida con menos de la mitad de 1/4. La cuarta vez es nuestra peor ronda: apenas nos queda munición pesada, así que no hacemos mucho daño y dejamos la vida a una uña de bebé... un descuadre provocado por mi error.
- La matamos a la cuarta. ¡Al fin!
La sensación es increíble. Muy pocos juegos me han hecho sentir tanta emoción como Destiny 2 con sus jefes de mazmorras. No pude evitar celebrarlo por todo lo alto, aunque sin armar escándalo porque eran las 4 de la mañana. Completo la misión De un solo hilo y me caen un par de armas muy molonas. Un paseo de casi hora y media. ¡Ni tan mal!