Nunca he escondido que, por mucho que me encante League of Legends, no soy como la mayoría de los jugadores, dado que la Grieta del Invocador sigue sin terminar de convencerme y desde luego no tengo ninguna gana de volver a poner un pie en el modo principal del MOBA de Riot Games.
Tal vez sea por eso que, como jugador de ARAM, agradezco tanto cuando en los eventos se activan modos de juego temporales, entre los que hay algunos muy divertidos como URF o ARURF, Uno para Todos o Bombardeo al Nexo. Aun así, como probablemente le estaba sucediendo a muchos jugadores, se echaba en falta el que la compañía nos sorprendiera con algo totalmente nuevo.
Ha llevado unos cuantos años de espera, aunque al menos ha merecido la pena, porque en los últimos días es posible jugar a Arena, un nuevo modo que me ha conquistado al instante y es a lo único que no puedo parar de jugar cada vez que inicio League of Legends. Una novedad tremendamente interesante, adictiva, divertida y diferente a lo que estamos acostumbrados a ver, aunque ciertos detalles necesitan un buen pulido.
Una batalla entre cuatro equipos
Hasta el momento en cualquier modo del MOBA todos los jugadores se dividían en dos equipos como máximo. En cambio, en Arena la cantidad aumenta a cuatro grupos, ya que este modo se caracteriza por permitir un enfrentamiento 2vs2vs2vs2, es decir, que cada bando luchará por parejas contra todos los demás. No todos al mismo tiempo, pero sí por rondas.
Yendo paso por paso, en la pantalla de selección de campeones cada jugador puede bloquear a un personaje y luego escoger a cualquiera con el que vaya a jugar. Hasta el último momento no se sabrá que han seleccionado los oponentes, dando lugar a que se puedan repetir personajes o incluso las mismas parejas. No obstante, aquí se ha prescindido de las runas y de la mayoría de hechizos, dejando solo Destello y Huida, similar a Fantasmal.
A partir de ahí se pasa a la acción directa en un escenario dividido en cuatro zonas, una para cada equipo. Todos ellos permanecen a la espera hasta que la cuenta atrás llega a su fin, momento en el que dos equipos se ven las caras en otro escenario en miniatura y los otros dos restantes combaten en otro lugar, por lo que se requiere un trabajo en equipo descomunal para hacerse con la victoria.
Algunas de las cualidades de estos escenarios es que en ellos hay plantas para regenerar puntos de vida y maná, al igual que bulbos explosivos para mandar por los aires a todos aquellos que los toquen. Además, cuando transcurre cierto tiempo se activa un anillo de fuego como el de los Battle Royale que arrasa con todo hasta llegar al centro para que así la batalla no se alargue eternamente.
Así constantemente a medida que van avanzando las rondas, con un sistema de puntuación similar al de las partidas del TFT, dado que todos comienzan con 20 puntos que van perdiendo poco a poco en el caso de que la pareja sea eliminada en un combate. Todo ello para garantizar un ritmo muy rápido que hace que cada partida sea muy entretenida y en las que el ritmo sea constante a lo largo de los 10-15 minutos que suelen durar.
Por otro lado, entre medias de cada ronda los jugadores van ganando dinero, todos la misma cantidad, para adquirir objetos, y también hay otras en las que se activan unos poderes de todo tipo que otorgan beneficios permanentes llamados Aumentos. Asimismo, el dinero se puede canjear en zumos con beneficios que tan solo duran una ronda y cuyo precio por supuesto es menor.
Unas peleas por parejas que te dejan con ganas de jugar una tras otra, a pesar de sus momentos injustos
Se ve que a Riot Games le ha entusiasmado el hecho de que los jugadores luchen con un amigo contra otras personas. Así será en el futuro Project L y así sucede también en este modo, por lo que un equipo cuya coordinación sea pésima no tendrá absolutamente nada que hacer para ganar la batalla. Para ello es importante ponerse de acuerdo con el hecho de a quién atacar primero, dónde ir, cómo afrontar la situación, etc.
El hecho de que puedan existir cientos de combinaciones diferentes de campeones provoca que al final todas las partidas sean únicas y distintas a las demás. Sin embargo, tras jugar decenas de ellas me he percatado que hay personajes muy rotos y otros totalmente inservibles, así que hay algunos que es raro verles en algún momento y otros tantos con los que ocurre todo lo contrario y siempre suelen estar presentes.
Aun así, un problema que yo le veo es su elevado factor de aleatoriedad para absolutamente todos los aspectos de este modo de juego. Más allá de las combinaciones de equipos, que ahí también influye las manos de cada uno, el problema está en que los Aumentos que te otorgan cada pocas rondas aparecen al azar. De este modo, el juego te da a elegir entre tres y a veces puede ocurrir que uno de ellos sea brutal o ideal para tu personaje, pero también puede ocurrir que la mejora sea insulsa.
La aleatoriedad también afecta a los propios escenarios, cuyos diseños son completamente distintos entre ellos. Tan pronto estás en una zona congelada con unos cuantos muros por el centro, como pasas a un bosque ancestral con una especie de plaza situada en el centro, un desierto con unos pequeños oasis y también una cámara de magma con matorrales y pilares que estorban en el movimiento.
Esto mismo influye en el hecho de que algunos campeones son más adecuados o están más vendidos en determinados terrenos. Y ahí no queda todo, porque tras varias rondas comienzan a aparecer por pantalla unos campeones controlados por la inteligencia artificial correspondientes al actual evento Torneo de las Almas, con unos ataques y habilidades a las que es vital prestar atención.
Y aquí es sin duda el momento más injusto con el que me he topado, porque por ejemplo uno de los personajes es Pyke, quien se puede desplazar de una punta a otra del escenario, paralizando brevemente a todo aquel que pille por el camino. Esto provoca que, como su movimiento es aleatorio, al final se acabe centrando en un mismo equipo en lugar de ir alternando entre uno y otro con sus ataques. Lo mismo sucede con Samira cuando realiza su ataque definitivo encima de alguien si ve que los jugadores se están partiendo la cara demasiado.
Así me ha pasado que en muchas partidas ha habido enfrentamientos que he estado a punto de ganarlos y por culpa de la actuación de estos campeones, en principio imparciales, ha mordido el polvo. Eso sí, se ha prometido que en el próximo parche se añadirán más personajes de este tipo, así que estoy deseando comprobar de qué manera alterarán los combates.
Sé que puede sonar todo esto como que la experiencia en Arena no me ha gustado, pero en realidad es todo lo contrario. Reconozco que estos momentos en los que los personajes de la IA dan por saco me han enervado, o cuando los Aumentos que ofrece la partida son una basura. Aun así, es precisamente el ritmo tan rápido de las partidas y lo variadas que pueden resultar lo que hace que en cuanto termino una solo tardo unos segundos en ponerme a buscar otra.
Pero sobre todo lo que me gusta es que Arena no tiene absolutamente nada que ver con cualquier otro modo de juego de League of Legends que haya existido hasta la fecha. Por eso supone un soplo de aire fresco tan necesario y demandado para ofrecer experiencias nuevas que funcionan de maravilla. Quizás no perfectamente por esos ciertos detallitos, pero solo el hecho de que te enganche desde el primer instante es una señal de lo más positiva.
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