¿Os acordáis de American Dad? Sí, aquella serie en la que una agente del gobierno estadounidense destacaba más por su preocupante barbilla que por sus logros en el campo de batalla. Era gracioso ver la vida de Stan, pero no había nada más que me levantase la moral que contemplar aquella intro que rebosaba patriotismo.
No me malinterpretéis, no he pisado California en mi vida, pero es comenzar a escuchar los primeros compases del himno de los Estados Unidos y me vengo arriba. Por ello, mi confianza estaba depositada en GTA Online durante esta semana, puesto que el Día de la Independencia ha sido el faro que nos ha marcado el camino.
Un estadounidense de bien
Si algo nos enseñó Tom Cruise en Nacido el 4 de julio es que ser un patriota es el mayor servicio que puedes rendir a tu país. No importa qué clase de secuelas mentales, físicas y sociales sufras posteriormente, la satisfacción reside en que lo diste todo. Con esa mentalidad clavada en el cerebro, he echado un vistazo a qué novedades ofrecía Rockstar estos días.
Patidifuso me hallo cuando me encuentro que una fecha tan señalada apenas acoge unas carreras y descuentos suculentos. Ningún evento de gran calado, no hay desfiles por Los Santos... toca conformarse quedando primero al llegar a meta. Por ello, me preparo para cuatro circuitos no urbanos, sino total y absolutamente asilvestrados.
El primero de ellos me coloca en la zona de Blaine y puedo escoger entre una variopinta selección de vehículos que solo se le ocurriría conducir al tio Billy puesto hasta las trancas de licor. The Liberator, un sucedáneo de los monster truck de toda la vida, será mi compañero de viaje luciendo banderas, adornos y toda clase de elementos que dejan claro por qué estamos en la mejor nación sobre la faz de la Tierra.
A las primeras de cambio me coloco líder y todo es muy sencillo cuando no tienes que meter marchas como lo hacen los dichosos europeos. ¿Que no vamos por caminos de tierra? Poco importa, más allá de que luego tendré que llevar a lavar el coche para sacar las cinco o seis ardillas que habré chafado.
Viendo la ventaja que saco, decido tirar de Rebel Radio, escuchando el country local más clásico. Lo que más me ha gustado de todos los tramos realizados es dejar a las claras que la broma del cambio climático tiene que terminarse por completo. No he notado ningún problema arrasando con todo lo que se me ponía por delante y me he reído en la cara de Greenpeace con el mayor desprecio.
En una de las carreras en el lago Zancudo he decidido ir con un Dune, que viene a ser uno de los camiones que se llevan las escuderías a las competiciones de NASCAR. Un mastodonte tremendo, oiga, y con menos estabilidad que la política exterior estadounidense. Al final, terminé último por el mismo motivo que los E.E.U.U. perdieron la guerra de Vietnam: los arrozales.
Fijaros si apoyo la industria nacional, que en la vuelta alrededor del monte Josiah cojo para correr un Dubasta, el cual luce seis ruedas a cada lado. A veces me pregunto qué haría el sector del caucho sin mí, pero me sorprende un detalle. Vamos cogiendo curvas absolutamente todo el rato, lo cual es un sin sentido absoluto.
¿Dónde están mis adoradas rectas infinitas? ¿Qué será lo próximo, poner rotondas? Me calmo porque soy capaz de captar la sintonía de Blaine County Talk Radio mientras hablan de cómo hay que dirigir el país. Voces autorizadas, plurales y con un sentido del Estado. No es el mismo sentido que le veo a la última carrera con motos Sovereign por el lago de Alamo Sea.
Sí, son bonitas, pero le falta muchísimo reto a estas carreras. Más picante, más atractivo, más patriota por Dios. Decido llevarme la moto porque esta semana está gratis y la dejo en el club de moteros del Black Hole. Al menos, es una belleza envuelta en la bandera estadounidense.
Un patriota de verdad
Viendo que GTA Online ha decidido que mi Día de la Independencia sea cohibido, voy a montarlo yo por mi cuenta. Ojo, no estáis leyendo a un patriota de pacotilla y os lo puedo demostrar. Hace ocho años, en el primer día nacional que se vivió en el modo multijugador, yo hice los deberes y lo grabé. Ahí va la prueba.
El himno cantado por Whitney Houston durante la Super Bowl de 1991, el mosquete lanzando salvas, los fuegos artificiales... un ritual que pienso repetir ocho años después. Para ello, lo primero es vestirme con las ropas tradicionales del 4 de julio.
Acudo a una tienda local y me congratula comprobar que Rockstar se ha preocupado de bajar los impuestos a todos los productos estadounidenses. Así debe ser, apoyando nuestro comercio. El pack que consigo es el siguiente:
- Frac de estrellas por 2.950 dólares.
- Camiseta Patriot azul por 610 dólares.
- Chaleco de bandera de estrellas por 1.675 dólares.
- Camisa de chaleco blanca por 235 dólares.
- Chistera con copa azul por 2.424 dólares.
- Chinos a rayas anchas por 1.200 dólares.
- Zapatos a rayas sin cordones por 1.390 dólares.
- Pintura facial por 12.500 dólares.
- Mosquete por 7.500 dólares.
- Himno de los EEUU 1 por 7.500 dólares.
Es decir, un total de 37.984 dólares para lucir como un estadounidense más. Llevar el mosquete es una recordatorio de por qué los ingleses llegaron a conquistar medio mundo con él y que nosotros podemos ser más prepotentes que ellos. Siguiente paso, ir a la tienda, hacerme con una cantidad indecente de cervezas Piswasser y subir al monte Chiliad.
Le pido prestado a una señora su Sandking en Blaine y me queda claro que estoy en la parte dura del mapa. Y es que lejos de amilanarse, la mujer decide comenzar a castigarme los riñones, una respuesta muy típica de la zona en la que vive Trevor. Eso sí, ni siquiera ella es capaz de resistir un tomahawk en la sien.
Comienza a llover, con lo que el suelo se embarra, pero para algo tengo un todoterreno de lujo. Rebel Radio es la única compañía que necesito y las risas llegan cuando veo que hay senderistas en el siglo XXI. Lo que nos faltaba, subir a pie una montaña gigantesca cuando puedes aprovechar toda la mecánica inventada por el ser humano mientras vas sentado.
Tras un buen tramo ascendiendo, decido hacer un descanso a 1,5 kilómetros de la cima. Es el momento de probar no una, sino hasta 9 cervezas de golpe. Sin descanso, que se entere el hígado de quién manda aquí. Repongo fuerzas con el coste de que comienzo a ver borroso, no escucho casi nada y la dirección del volante comienza a hacer cosas raras.
Algún policía me diría que debo dejar el volante, aunque yo suelo contestar que ¿y quién te ha dicho que quiero que conduzcas por mí?. Objetivo conseguido, estoy en lo más alto de GTA Online, aparco junto al teleférico en zona prohibida y doy inicio al ritual.
No sé qué sucede que en cuanto lanzo fuegos artificiales con el cañón de pirotecnia los turistas comienzan a gritar y a salir despavoridos. Un nulo sentido patriótico, desde luego. Tras este pequeño homenaje a los Estados Unidos, decido poner fin a mi aventura.
Ha sido uno de los Días de la Independencia más tristes que recuerdo, pero no siempre llueve a gusto de todos los republicanos. Al menos me consuelo con recibir 200.000 dólares por la promoción de completar las cuatro carreras. Seguramente me vengan bien para pagar la factura del hospital tras caer monte Chiliad abajo, el sistema sanitario no se sostiene solo.
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