Epic Games ha dominado la técnica del trolleo a un nivel que resulta divertidísimo para el que está fuera de Fortnite. Ver cómo la lían con cada nuevo añadido es ya un pasatiempo más para los que nos tomamos el juego como un divertimento pasajero, pero hay que reconocer que sus desencuentros con la comunidad empiezan a ser más tristes que graciosos.
El inicio de la temporada 10 ha tenido a los robots como grandes protagonistas -ojo ahí a la pullita a Respawn y su Apex Legends- y, aunque normalmente en cada temporada a eso le sigue una considerable retahíla de sorpresas y novedades, mucho me temo que en esta ocasión la cosa se queda ahí.
Un mapa que no guarda sorpresas (al menos por ahora)
Ni los cambios de mapa son especialmente reseñables ni el nuevo vehículo ha conseguido encandilar a la comunidad durante las primeras partidas. Lo primero aún tiene salvación, o al menos eso apunta un escenario y ciertas filtraciones que evidencian algo más de variedad que aún está por llegar.
El retorno de Charca Chorreante y la transformación de Neopicados en una ciudad del Salvaje Oeste son ya la comidilla en foros sobre el juego. Que el meteorito esté congelado en el tiempo y algunos regalos del Pase de Batalla evidencien que tarde o temprano acabará estrellado, probablemente moviéndose tímidamente hacia el suelo en las siguientes semanas, bien podría ser una prueba de que la intención es ir mutando zonas poco a poco en vez de optar por un cambio radical.
La celebro y aplaudo. Si ocurre, eso supone ofrecer incentivos continuos a volver al juego más allá de los cambios en cada inicio de temporada, pero lo evidente y palpable hoy es que el regreso de Polvorín me emociona entre cero y nada y que, por lo demás, el mapa se mantiene prácticamente igual que hace un día.
La Hoja del Infinito en formato robot
Respecto al mecha, en cambio, puedo entender las quejas de los jugadores y la invitación a que Epic Games los traslade a un modo propio o vertientes con respawn. Una petición que recuerda la bronca de la espada dos temporadas atrás. Pero también veo el truco de la compañía a la hora de convertirlos en absolutos protagonistas y así aprovechar su tirón arrastrando nuevos jugadores.
No difiere mucho de lo que hemos visto en infinidad de juegos free-to-play. Me viene a la mente el caso de las nuevas unidades de Clash Royale que nacían a la espera de ser nerfeadas, o las cartas de Hearthstone que nacían con la única intención de romper metas de la temporada anterior.
También es comprensible el hecho de querer añadir algo que pueda permitir a los jugadores menos habilidosos tener una experiencia más emocionante, pero si pasa por romper la dinámica de un juego que siempre se ha movido en otra dirección es fácil entender por qué se cabrean los jugadores. Más aún si además con ello limitas todas las otras opciones de movilidad.
Las misiones y el feo a los jugadores free-to-play
Difícil de digerir es también la entrada en escena de las misiones, atadas al pase de batalla de pago y dejando con ello a los usuarios free-to-play con un grindeo notablemente más aburrido y con premios menos llamativos. La división previa entre desafíos gratuitos y de pago era una mezcla mucho más equilibrada.
Manda el dinero, está claro, pero me sentiría mucho más cómodo apoyando la decisión de una empresa a intentar ganarse los cuartos como le dé la real gana si, por otro lado, las nuevas misiones supusieran un cambio igual de representativo. De la misma forma que defendemos los eventos de Fortnite como una de las mayores muestras de originalidad de la industria hoy en día, también nos gustaría poder hacerlo con sus desafíos.
La realidad detrás de ellos es que a Fortnite se le agotaron las ideas para exprimirlos hace muchísimo tiempo y, por ende, lo que recibimos semana tras semana son continuos refritos de búsquedas y retos que ya hemos completado en infinidad de ocasiones. De nada me sirve tener una infinidad de misiones distintas si al final todos los desafíos de personaje se van a limitar a mata a X enemigos con X arma.
Es más que probable que de aquí a final de temporada allá hueco para hablar bien de Fortnite en más de una ocasión, pero esperábamos que el inicio de su décima temporada hubiese sido uno de esos momentos.
Por cierto, un último apunte. De quejarnos sobre la falta de novedades jugosas para Salvar el Mundo -o su promesa de convertirse en free-to-play- no verás nada porque, definitivamente, hemos tirado la toalla.
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