Tal y como hicimos hace unos días con Jaipur, sigo repasando los mejores juegos de cartas que tengo en mi ludoteca para quienes busquéis algo que disfrutar en pareja o querías animar a un grupo poco jugón a darle una oportunidad al siempre recomendable hobby de los juegos de mesa.
Inspirándome en mis últimos vicios a Baldur’s Gate 3, y de la mano de uno de mis géneros favoritos con la gestión de recursos y construcción de ciudades, hoy toca hacerle hueco a una de las mayores joyas de mi colección, el imprescindible Ciudadelas.
El factor psicológico en Ciudadelas
De 2 a 7 jugadores dependiendo de la edición, la idea detrás de Ciudadelas es que nos pongamos en la piel de un gobernador que debe construir el mayor reino posible a base de acumular oro, crear distintos distritos y, por supuesto, aprovechar nuestras habilidades especiales para darle un empujón a nuestra ciudad o dinamitar el avance del resto.
Las rondas se dividen en dos fases. En la primera, el primer jugador recoge las cartas de personaje y elige el que va a utilizar durante este turno. A continuación pasa la selección restante al resto de jugadores mientras cada uno va quedándose con el personaje y habilidad que más le conviene.
Pudiendo cambiar de habilidad en cada ronda, la gracia no sólo está en aprovechar con cabeza cada oportunidad para fastidiar al contrario o sacar un mayor rendimiento de los distritos que tengamos construidos, también en la estrategia detrás de intentar adivinar qué personajes preferirían coger nuestros oponentes y actuar en consecuencia.
En ese juego psicológico y de faroleo está gran parte de la gracia de Ciudadelas, pero tal y como veréis a continuación, la posibilidad de asesinar, robar o incluso destruir distritos enemigos es sólo la punta de un iceberg con mucha más profundidad en lo jugable.
Cómo se juega a Ciudadelas
Cuando todos los jugadores tengan su personaje elegido en secreto, el que tenga la carta del rey los irá llamando uno a uno para establecer el orden de turnos. Cuando llegue tu turno puedes coger dos monedas del banco o robar dos cartas de distrito, quedarnos con la que más nos guste, y devolver la otra al fondo del mazo.
A partir de aquí tocará construir una de nuestras cartas si tenemos el oro suficiente y, tras ello, realizar la habilidad especial para intentar sacarle partido a acciones como ganar cartas adicionales con el Arquitecto, ganar monedas de oro por cada distrito religioso con el Obispo, o asesinar a otro personaje con el Asesino y que así no pueda jugar esta ronda.
Tras llegar al punto en el que un jugador haya construido ocho distritos, se termina la ronda de Ciudadelas y se suman los puntos en base al coste de construcción de cada distrito, ganando además tres puntos si tenemos un distrito de cada tipo de los cinco disponibles, y otros cuatro puntos adicionales si hemos sido el primero en terminar (dos en el caso del resto si alguien más ha alcanzado su octavo distrito en esa última ronda).
Fácil de explicar, de preparar, y lo suficientemente ágil para que entre cartas y piques se cree un ambiente lo bastante divertido como para que ponerlo sobre la mesa siempre signifique jugar más de una partida (y de dos). Si buscas algo con lo que introducir a tu familia o amigos en los juegos de mesa, pocas opciones se me ocurren mejores que Ciudadelas.
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