Hay jardines en los que es mejor no meterse, y el de poner a novatos o jugadores ocasionales ante un juego de mesa de mazmorras con diferentes personajes de distintas habilidades, sumas de ataque, saqueo de objetos, y distintas plantas con enemigos y jefes finales, es sin duda alguna uno de ellos.
A no ser, claro, que te agarres a algo lo suficiente descafeinado para resultar accesible, pero también con la profundidad necesaria para aportar un punto estratégico y no quemarlo en dos partidas. A no ser que el juego elegido sea algo tan bien parido como Dungeon Raiders.
Devir- Dungeon Raiders, única (BGHRAI)
Dungeon Raiders: un juego de cartas tan ágil como divertido
El clásico de cartas de mazmorreo, renovado hace unos años por Devir de la mano de pequeños cambios en sus reglas y la inclusión del arte de nuestro querido Albert Monteys, Dungeon Raiders es uno de esos juegos de mesa que no pueden faltar en tu colección si quieres contentar a novatos y expertos por igual.
Con partidas que no se alargan mucho más de 20 minutos y un estilo plenamente visual para que los más pequeños también puedan sumarse al mazmorreo, la idea del juego es plantarnos ante una base enemiga en la que iremos consiguiendo armas y destruyendo enemigos mientras jugamos unas cartas que casi siempre nos dejan en igualdad de condiciones respecto a los otros jugadores.
Un sistema que, tal y como veréis a continuación, convierte la apuesta por la tirada más alta en un pique constante entre jugadores que, por lo simple de su mecánica, cualquiera que sepa contar más allá de 10 podrá entender y dominar en apenas un par de minutos.
Facilísimo de preparar y de empezar a jugar, Dungeon Raiders se ha convertido en uno de mis juegos habituales para las tardes de domingo con los críos, a los que les flipan los dibujos de personajes y enemigos y han aprendido a valorar lo divertido de la tensión que se crea con cada enfrentamiento.
Cómo se juega a Dungeon Raiders
Con cinco héroes distintos con distintas habilidades (unos empiezan con más oro, otros con más daño, otros con una carta especial ya en mano), el objetivo detrás de Dungeon Raiders es que completemos todos juntos los cinco pisos de una mazmorra y las cinco habitaciones que hay en cada uno de ellos.
Al llegar al final lucharemos contra un jefe y, tras ello, el que tenga más heridas perderá la partida y el que haya acumulado más oro se alzará con la victoria. La clave, sin embargo, es todo lo que hagamos durante nuestro camino hasta llegar allí.
Con un mazo que indica qué habitaciones de cada piso se mostrarán descubiertas u ocultas, los jugadores irán apostando en cada una de ellas para conseguir tesoros, eliminar monstruos o superar trampas.
Todos empiezan cada piso con cinco cartas numeradas del 1 al 5 y, en base a la apuesta que quieran realizar, quemarán sus cartas para comprar uno u otro objeto, ser el que más ataca o el que saque la carta correcta para evitar un peligro.
Como el resto de jugadores ya sabrá qué cartas hemos descartado en habitaciones anteriores, el pique por intentar quedar por encima aprovechando esa información se convierte en una dinámica divertidísima que no para de crecer piso tras piso hasta que llegamos al jefe final. Una sensación que, gracias a las múltiples combinaciones de salas y la inclusión de varios jefes distintos entre las cartas de Dungeon Raiders, promete durarnos mucho más de lo que puede parecer.
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