Puede que el nombre de Seamus Blackley no os suene de nada pero Microsoft y Xbox le deben mucho. Fue uno de los padres de la criatura y suya fue la propuesta formal para que en Microsoft se desarrollara una consola. De hecho se encargó personalmente de elegir a los miembros del equipo que le acabó dando forma a la Xbox original.
Su misión, mientras el equipo iba trabajando y desarrollando un hardware estable, fue la de convencer a estudios de desarrollo para pasarse al lado de Microsoft o, como mínimo, probar a desarrollar para la consola. A la vista de cómo está el mercado actualmente se podría decir que hizo su trabajo bastante bien. Después de eso abandonó la compañía y ahora, un buen pico de años después vuelve dispuesto a dar de qué hablar formando su propio estudio de desarrollo.
En breve se sabrá más de esta nueva aventura empresarial. Datos como el nombre del estudio, las plataformas para las que va a desarrollar, el tipo de juegos que quiere o los métodos de financiación por los que apostará (tema en el que Blackley es experto ya que durante mucho tiempo mantuvo la idea de cambiar el modo de producción en el mundo de los videojuegos para acercarlo al estilo de Hollywood, más fresco, rápido y con más control creativo por parte de los desarrolladores, según su experiencia).
Eso sí, para ir haciéndonos idea del carácter del señor Blackley no hay nada mejor que recurrir a una supuesta frase que se le atribuye rememorando la época en la que se concibió la Xbox original.
“La cosa que asustaba más era ver a un puñado de cincuentones ejecutivos que no habían jugado a un videojuego en su vida, decidiendo que iban a hacer una consola. Y de repente se ponían a hablar de especificaciones técnicas. Era algo raro, como ver a un grupo de tíos diseñando tampones o algo así. Una muy muy mala idea.”
Genio y figura, está claro. Esto puede ser divertido.
Vía | Variety
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