El asentamiento de Internet para jugar online tiene buena parte de la culpa a la hora de que haya menos juegos con multijugador local. Y ya no digamos sobre la pantalla partida, anecdótica para varias sagas de renombre en la actualidad.
Me llama mucho la atención que tampoco se haya aprovechado la potencia de los sistemas del momento para garantizar experiencias más óptimas a como hizo en su día Nintendo 64 frente a PlayStation y SEGA Saturn, donde la pantalla partida para cuatro jugadores parecía que se iba a asentar. De hecho se reafirmó con Dreamcast y GameCube hasta la apuesta online de Xbox.
¡Qué tiempos aquellos de la pantalla dividida!
Si hay algo que recuerdo con una sonrisa del siglo pasado en cuanto a videojuegos se refiere, son esas reuniones con los colegas para disfrutar de distintos modos multijugador en la misma TV. Daba igual el género, pese a que los de deportes, conducción, lucha o disparos se llevasen la palma, lógicamente.
Una norma no escrita de mediados de los noventa, también por coherencia, hacía referencia a que daba igual que se pudiese bajar la calidad gráfica de un juego con pantalla partida para cuatro jugadores, que lo importante era tener esa opción (gracias a la presión mediática de Nintendo 64) sin que se resintiese el rendimiento del juego. O minimizarlo en la medida de lo posible.
Hubo un juego de PlayStation que lo aplicó a rajatabla: Rally Cross. Si ya se veía feo en solitario, reuniendo a tres colegas más a nivel visual pegaba un bajonazo del copón, pero a nosotros nos importó bien poco y lo disfrutamos como enanos, hasta el punto de gustarnos más que V-Rally (con pantalla partida para dos) o Colin McRae (con LAN a mayores). Incluso fue sorprendente que esa primera consola de Sony ofreciese pantalla partida para cuatro personas en Quake II.
¿Y qué pasa hoy en día? Que prácticamente ningún FPS incluye pantalla partida. Y de hacerlo, la reduce a dos personas. Véanse ejemplos recientes con Borderlands 3 o Plants vs. Zombies: Battle for Neighborville. Y lo que es peor, con un rendimiento pobre por culpa de que intentan respetar la calidad gráfica que tendríamos jugando en solitario. Así no se puede.
Cuando hablamos de remasterizaciones de juegos de generaciones pretéritas, la cosa es más optimista ya que ahí sí que se tiende a ampliar la cifra, como vimos con Borderlands: Una Colección Muy Guapa. Tan solo Nintendo es la que parece respetar esa característica desde la primera Wii en títulos claramente fiesteros hasta el punto de explotarlo lo grande en Nintendo Switch con Mario Kart 8 Deluxe, uno de los que no pueden faltar en cualquier reunión.
¿Qué pasará con PS5 y Xbox Scarlett?
Lo que más me preocupa de la futura generación de consolas, encabezada por PS5 y Xbox Scarlett, es que focalicen toda su atención en la parte online y sigan dejando de lado la importancia de contar con una buena base de multijugador local, tanto a la hora de no depender de servidores externos como por el mero hecho de ser más divertido jugar estando con los colegas o familiares al lado.
Recientemente un gigante como Valve habilitó una función indispensable que debería venir de serie en cualquier sistema: Remote Play Together. Si bien no es pionero (Parsec, NVIDIA o la propia PS4 con el limitado y mejorable Share Play), abre una puerta importante para eliminar esa carencia de los juegos que simplemente ofrecen multijugador local, sin tener en cuenta el acceso a Internet. Porque no se debería sacrificar una opción por otra, como sucedió con Towerfall Ascension y tantos otros juegos con un multijugador insuperable.
Que PS5 y la sucesora de Xbox One vayan a contar con mucha más potencia nos hace ser optimistas en lo relativo a la pantalla partida, siempre y cuando los desarrolladores no pretendan que todo se vea a las mil maravillas, porque siempre habrá inconvenientes y no todo se podrá disfrutar a 4K y 60 fps con una pantalla partida para cuatro jugadores. Ya no digamos a 8K y 120 fps de esa guisa.
Precisamente algo que sí hemos ganado con las dos últimas generaciones es el aumento en la resolución de la pantalla, porque antes nos dejábamos la vista en aquellas teles de tubo cuando se partía la imagen en cuatro partes al jugar con tres personas más. Y eso que, irónicamente, hoy nos dejamos la vista en los pocos shooters con pantalla partida por lo poco que se distinguen las cosas al recargarlos de muchos elementos que se ven fatal si jugamos con más gente en modo local. Yo sólo espero que acaben entrando en razón y a los estudios no les tiemble el pulso a la hora de suavizar las cosas y sacrificar las texturas para que todo vaya más fino, que lo más importante es no depender sólo de Internet.
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