En una época en que las conexiones a internet servían para poco más que leer un par de webs, el término “multijugador” hacía alusión, normalmente, a la red local. Cualquiera que haya jugado una partida online mediante llamada directa, marcando el número de tu amigo con un módem de 33 kbps y la incertidumbre constante de que, si tu madre descolgaba el teléfono, la partida se iba a tomar por saco; podrá dar fé de lo que suponía hace ya unos cuantos años el multijugador: un gran quebradero de cabeza.
Sin embargo, ahi estaban las consolas para ofrecernos una variante más sencilla e igualmente divertida. Estoy hablando de una forma de jugar que ha llegado hasta nuestro días. Unos días en los que el juego online es enormemente popular pero, sin embargo, esta variante local y sencilla del multijugador se resiste a morir. Estoy hablando, por si no habéis leído el título, de la pantalla partida.
Todo comenzó con juegos como el primer ‘Mario Bros.’, en el que entre dos jugadores podíamos manejar a cada uno de los hermanos para colaborar en despejar el nivel. Por no mencionar lo divertido que era el hacer justo lo contrario, y dedicarnos a fastidiar a nuestro compañero saltándole en la cabeza. También había juegos en los que los dos jugadores afrontaban aventuras algo más complejas, como ‘Double Dragon’ o la versión para NES de ‘Teenage Mutant Turtles II’.
Pero no sería hasta la llegada de la Super Nintendo cuando probé por primera vez la pantalla partida, en un juego que podemos considerar, sino como el pionero, sí como uno de los primeros que hicieron un buen uso de este recurso. Me refiero al magnífico ‘Super Mario Kart’ y sus batallas de globos. Un hito en la historia del multijugador local a pantalla dividida.
La segunda gran revolución llegó también de la mano de Nintendo, con su siguiente consola: Nintendo 64. Una consola que hacía especial hincapié en el multijugador (no en vano, incluía cuatro puertos de mando mientras que las consolas rivales solo tenían dos). Y con cuatro mandos, llegaba la evolución evidente: pantalla partida para cuatro jugadores.
Quien no haya jugado una partida a ‘Mario Kart 64’ o ‘Goldeneye’ con otros tres amigos en la misma tele, no ha experimentado por si mismo la máxima expresión del multijugador local en consola. Y punto.
GameCube continuó la misma estela: cuatro puertos, y juegos con multijugador cuádruple, mientras que PlayStation 2 y Xbox contaban también en su catálogo con juegos para dos o incluso cuatro jugadores (menos frecuente) en pantalla dividida. O incluso, volviendo la vista hacia el PC, quien no recuerda títulos como el magnífico ‘Need for Speed II’ y esas competiciones con los amigos a pantalla partida, compartiendo un mismo teclado y utilizando sin remordimientos un codazo bien colocado para evitar que nos adelantasen.
Sin embargo, con el paso del tiempo, la popularización del online, y las cada vez mejores conexiones de las que disponemos en nuestros hogares, parecía que la pantalla partida está llamada a desaparecer. Pero nada más lejos de la realidad. La Wii mantiene la política de Nintendo: cuanto más jugadores mejor, y ahi tenemos a ‘Mario Kart Wii’ con su modo para cuatro jugadores en la misma consola.
Al mismo tiempo, vivimos un auge cada vez mayor de los juegos sociales, aquellos que apuestan por el juego en grupo, con títulos como ‘Buzz’, ‘Scene it’ o ‘Rock Band’, mientras que la pantalla partida vive su segunda juventud gracias a la popularidad del modo cooperativo, algo que cada vez más títulos incluyen. Personalmente, he terminado las dos entregas de ‘Gears of War’ en cooperativo, en este modo. Y la verdad, hacerlo con un amigo sentado al lado, en el mismo sofá, es infinitamente más divertido que hacerlo online, por mucho headset que usemos.
Y es que superar un buen juego es muy satisfactorio, pero hacerlo junto a un amigo, coordinando los ataques, compartiendo las recargas de munición, y comentando la jugada en persona, lo hace todavía más grande. Igual que a poca gente le gusta ir sola al cine, hay algunos juegos que merecen ser disfrutados en compañía. Al fin y al cabo somos seres sociales, y los videojuegos que incluyen opciones multijugador no son más que otra expresión de esta condición.
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