Fue un 3 de diciembre de 1994 cuando los jugadores de Japón pudieron acudir a las tiendas a hacerse con una unidad de PlayStation, la primera consola de sobremesa que Sony lanzó al mercado. 30 años más tarde, el éxito de la compañía nipona en el terreno de los videojuegos ha sido absoluto y las cifras no hacen más que constatarlo.
102.000.000 de unidades fueron vendidas hasta su descontinuación total en 2006, por lo que se convirtió en una estampa muy habitual acudir a la casa de un amigo para disfrutar de títulos como Metal Gear Solid, Gran Turismo o Final Fantasy VII. El salto a los gráficos 3D renderizados en tiempo real se notaron de lo lindo gracias a una potente CPU R300 de 32 bits y un formato CD-ROM que aventajaba al cartucho tradicional.
16.700.000 colores verdaderos y 360.000 polígonos por segundo era capaz de mostrar una consola que, independientemente del videojuego que pusiésemos en sus tripas, siempre nos recibía con dos pantallas absolutamente icónicas. Aquí debajo las podéis ver en todo su esplendor:
Si bien ambas han quedado impregnadas en el recuerdo, la del logo de PlayStation es especialmente reseñable, ya que el propio logo estaba modelado en 3D aunque no nos diésemos cuenta. Y más allá del impacto visual, no cabe duda de que el sonido emitido se ligó por completo a la infancia y adolescencia de muchos. Tanto es así que resulta inevitable echarle un vistazo y no recordar al instante las notas que sonaban con cada encendido de la consola.
El genio detrás de la melodía fue Takafumi Fujisawa, el diseñador de sonido del sistema, el cual desveló que le dio forma a la melodía cuando el prototipo estuvo listo en la primavera de 1994, apenas unos meses antes del lanzamiento oficial de PS1. Dado que la variedad de televisores repartidos por todo el planeta es absolutamente demencial, el responsable tuvo que tener en cuenta que debía reproducirse con cualquier tipo de altavoz.
"Ya conocía los requisitos de polifonía y ADPCM, así que traté de aprovecharlos al máximo. La única limitación que experimenté fue el tamaño de la memoria ROM, así que mantuve el diseño lo más compacto posible", explicaba Fujisawa, el cual no tuvo que revisar prácticamente el trabajo que había hecho. A las primeras de cambio, Sony le dio el visto bueno a la demostración inicial que había creado, aunque nunca experimentamos la alternativa que tenía guardada en un cajón.
Y es que Fujisawa se había grabado a sí mismo susurrando "PlayStation", pero finalmente esa idea se descartó. "Comencé con un sonido similar al de una orquesta y añadí un tono de estilo étnico a medida que el sonido progresaba. Estructuré el sonido para que el oyente comenzara sintiéndose estable y luego algo fuera de lugar, creando una fuerte impresión al pasar de una armonía temperada estándar a una entonación pura y original", relataba Fujisawa.
El hecho de otorgarle a la pantalla un sonido no fue una cuestión puramente estética, por el simple hecho de añadir más contenido y que no pareciese vacío. Fujisawa tenía una responsabilidad muy grande, pues su sonido era la antesala a una experiencia revolucionaria, un cambio total del paradigma en los videojuegos. Los sentidos debían reaccionar de forma positiva ante el telón que nos separaba de la auténtica función que eran los títulos de las mayores desarrolladoras del mundo.
"Expresé la emoción del juego que comienza después de este sonido, empezando la música suavemente para no asustar al usuario al encender la consola, y continuando con una calidad de sonido original y acogedora.
Mi objetivo era conducir al usuario desde una sensación de seguridad al encender la consola hasta la emoción que viene después, utilizando un movimiento dominante en do mayor que muestra la intención de mantenerse en la corriente principal. Las cuerdas enriquecidas entran, y la última parte presenta tonos brillantes y acordes de cuarta perfecta."
No es que le costase demasiado a Fujisawa dar forma a las notas, pues apenas duran unos segundos. En dos semanas tenía los instrumentos necesarios y el trabajo en el estudio se dio por finalizado en un par de días. "Desde el principio, quería que la imagen sonora fuera emocionante, como la sensación de entrar en un cine. Quería comunicar y reforzar que algo divertido estaba por comenzar", apuntaba con todo el acierto del mundo.
Tan buen resultado dio la producción de Fujisawa que Sony no se olvidó de él, ni mucho menos. La misma sensación se logró con PlayStation 2 y PlayStation 3 y, efectivamente, gracias a que el músico japonés estuvo una vez a los mandos de esa disciplina. Nadie que haya tenido en su casa cualquiera de las tres consolas puede olvidar qué sonaba cada vez que se pulsaba el botón para arrancarlas, lo cual demuestra que estamos ante un trabajo artístico imperecedero.
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