Desconozco la cantidad de horas que trabajan los programadores de Nintendo. Supongo que un montón. En cualquier caso, hasta ahora siempre he pensado que los encargados de marketing eran los que realmente levantaban la empresa (qué portentosa imaginación). Pero no, desde hace un tiempo creo que son los servicios jurídicos los que se llevan la palma. Valga la ironía para Sony, Microsoft y otros, por supuesto.
El caso es que el otro día Nintendo le montaba un pleito a una compañía por su nunchaku, mientras sus abogados trabajaban para que un juez texano echara marcha atrás en un caso de violación de patentes que le costará a la compañía nipona nada más y nada menos que 21 millones de dólares.
Su gozo en un pozo: un tribunal norteamericano ha desestimado la apelación de Nintendo, y por tanto, tendrá que abonar la abultadísima multa a la compañía texana Anascape.
Como sabemos, Nintendo fue declarada culpable de saltarse las patentes de Anascape referentes a los mandos Wii Classic, WaveBird y Gamecube, no así del sistema de sensor de movimiento de la Wii, como se ha dicho en algunos medios.
Las promesas de los abogados de Nintendo de rebajar la compensación económica se estrellan, de esta manera, contra el firme muro de la ley de un tribunal de Texas. Y como sean la mitad de inmisericordes que con las personas que van derechitas al corredor de la muerte, ya pueden ir buscando los milagros en otra parte.
Insisto: nosotros jugamos a la guerra de mentira, pero para que estos videojuegos lleguen a las estanterías, cada día se plantean verdaderas batallas legales y financieras. Un poco aburridas, lo reconozco, pero vitales para el funcionamiento de la industria.
Vía | Gamesindustry
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