Cómo un solo hombre cambió los videojuegos para siempre observando a los pasajeros de su tren al trabajo

Cómo un solo hombre cambió los videojuegos para siempre observando a los pasajeros de su tren al trabajo

A veces la inspiración llega en los lugares más inesperados

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Game and watch zelda

Es imposible entender la pasión por los videojuegos a nivel mundial sin Nintendo. Una compañía histórica que pasó de ser un referente dentro de la jugueterías a liderar la que hoy es la primera industria del entretenimiento y, en la actualidad, ser la inspiración de la mayoría de pequeños y grandes estudios de todo el mundo. En VidaExtra solemos decir que ese toque maestro que le pone a todo lo que hace se llama "magia nintendera", pero lo cierto es que si nos vamos al origen de todo la verdadera chispa de su revolución está en la ciencia. Concretamente en las matemáticas. Bueno, y en el genio que supo ver más allá de éstas.

Antes de convertirse en una pieza clave del videojuego, la Gran N ya había hecho experimentos en los salones recreativos. Su primera máquina, de hecho era un enorme mueble llamado EVR Race en el que los jugadores echaban monedas para apostar en carreras de caballos pregrabadas. Estamos hablando de 1975, con lo que todavía quedaban seis eternos años antes de que Shigeru Miyamoto lograse que Donkey Kong fuese el primer videojuego de éxito. Y entre medias, un hombre que cambió los videojuegos para siempre. Algo que hizo en los trayectos de ida y vuelta desde su trabajo, que conste. Su nombre: Gunpei Yokoi.

Miyamoto moldeó géneros enteros a base de observación, imaginación y tener muy interiorizado el concepto de diversión. Yokoi compartía estas características y, además, es considerado de los arquitectos de la industria. Fue el padre de la Game Boy, a él le debemos la existencia de sagas como Metroid y, por encima de ambas, estableció un punto de inflexión para la compañía creando las primeras portátiles de Nintendo en 1980. Lo cual no es poca cosa teniendo en cuenta que por entonces  el departamento dedicado a videojuegos estaba compuesto por únicamente cinco personas. ¿Cómo tan poco pudieron lograr algo tan grande con la tecnología de la época?

La idea que cambió la manera de ver el entretenimiento en el mundo entero

Como comentamos, la Nintendo de la época estaba tanteando diferentes opciones y salidas comerciales. Sin embargo, la lucecita se le encendió a Gunpei Yokoi fuera de su trabajo. Más concretamente en la Shinkansen, la red ferroviaria de alta velocidad de Japón. Yokoi era un pasajero más entre muchos otros que acudía a las oficinas de Nintendo en transporte público y, como se nos recuerda constantemente son lugares extremadamente concurridos en los que los japoneses pasan mucho tiempo. Algunos demasiado.

Por ponernos solo un poco en contexto, y pese a que suena a obviedad, por aquel entonces no había móviles ni tablets ni ningún sistema de entretenimiento moderno y electrónico, de modo que los viajeros solían amenizar sus viajes leyendo periódicos, revistas, manga...  Sin embargo también solía pasar que no había nada que leer o sencillamente al pasajero no le apetecía hacerlo.

Algunos, básicamente, tenían ganas de jugar a algo o apretar botones durante el trayecto. Y uno de ellos hizo que Yokoi quedase fascinado: en mitad del viaje alguien empezó a jugar durante el viaje con su calculadora. De algún modo, este pasajero anónimo se había inventado su propio juego, sin grandes pretensiones, usando los botones numéricos de la máquina y una sencilla pantalla de cristal líquido.

Entonces Gunpei Yokoi pensó: ¿y si en vez de toquetear haciendo operaciones matemáticas o algún tipo de pasatiempo se usase esa misma tecnología para crear videojuegos como los de los salones recreativos? Juegos que, de hecho, incluso pudieses llevar en el bolsillo de tu camisa como las calculadoras.

Mucho más que una maquinita

El prototipo de aquella idea, ingeniada por el propio Yokoi junto a Satoru Okada, se trataba básicamente del chip de una calculadora que en lugar de iluminar segmentos prefijados para mostrar números servía para mostrar muñecos, situaciones, objetos divertidos y, finalmente, experiencias de juego muy parecidas a las recreativas de la época.

Todo ello empleando una tecnología mucho más asequible tanto para fabricar como de cara a su precio de venta que otras máquinas contemporáneas y, además, con una ventaja inalcanzable: podías guardarla en el bolsillo para jugar dónde quisieras. Incluso en el tren. Habían nacido las Game & Watch. Y sí, además de para jugar podías usarlo como reloj y despertador. Nadie tendría una excusa para no hacerse con una de estas maquinitas de cristal líquido.

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El golpe de gracia: el precio de cada Game & Watch era de aproximadamente unos 6.000 yenes en función del modelo, y eso las convertía en más que un capricho: un objeto coleccionable y, en consecuencia, la acogida por parte del público fue arrolladora: sólo en Japón la serie Game & Watch vendió 12,87 millones de maquinitas LCD. A nivel mundial, la cifra se dispara a 43,4 millones de Game & Watch.

Una serie que fue descontinuada a principios de los 90, aunque siendo justo lo suyo fue más bien un relevo la mítica Game Boy recogió el testigo. Otro inventazo de Yokoi, por cierto.

Las Game & Watch, una piedra angular para Nintendo y toda la industria de los videojuegos

No es ninguna exageración decir que Nintendo ha llegado a ser lo que es actualmente gracias a las Game & Watch. Aquello de ofrecer videojuegos que te podía llevar literalmente en el bolsillo del pantalón o de la camisa a precios muy asequibles fue el ariete que la Gran N necesitaba para dar el paso de compañía juguetera a titán de los videojuegos y, en el proceso, evolucionar a esa gran firma que hoy es referente en el mundo entero.

Y ojo, que por aquellas maquinitas de cristal líquido pasaron iconos como Mario, Link o Donkey Kong.

Switch

Jamás sabremos qué habría sido de la actual pasión por los videojuegos sin las Game & Watch. Quizás la fiebre por los microordenadores habría derivado en ideas diferentes, pero está claro que al final el éxito pasó a ser una enorme bola de nieve desatando la creatividad de Shigeru Miyamoto, habilitando pequeñas grandes revoluciones como la NES, The Legend of Zelda Ocarina of Time o esas experiencias que sólo podías jugar en Wii o Nintendo DS. ¿Lo más fascinante? Curiosamente, Nintendo ha vuelto a hacer despertadores. Y eso que todo empezó con alguien toqueteando botones en una calculadora y un genio capaz de ver las posibilidades de aquello.

En pleno 2024 el uso de las calculadoras está tan integrado en los móviles como los  propios videojuegos. La diferencia es que los segundos ya no sirven simplemente para combatir el aburrimiento, sino para generar diversión, emociones y genuino apego a cada obra con el famoso sello de calidad. Lo cual hace que esa chispa que fue prendida hace más de cuatro décadas en un viaje de tren cualquiera sea todavía más especial.

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