El nuevo gran problema de Microsoft a la hora de comprar Activision Blizzard no son las declaraciones de una Sony sin pelos en la lengua, sino la burocracia británica. De hecho, se han encontrado con el pastel en el que posiblemente sea el momento más delicado del proceso.
A la CMA del Reino Unido le da igual que Europa, Estados Unidos, Japón o China (entre otros) no pongan impedimentos en un proceso: su bloqueo de compra sigue en pie y, pese a que se llegó a un acuerdo con Microsoft para que se retirase la apelación, el procedimiento puede devolver a todos los implicados a la casilla de salida.
A través de declaraciones a The Verge, el representante de la CMA Billy Proudlock explicó el procedimiento a seguir, el cual consiste en ofrecer nuevas soluciones a las objeciones de el informe que por las cuales la comisión británica impidió la compra de Activision. Una vez planteadas esas soluciones, la CMA puede iniciar una nueva investigación. Dicho de otro modo: pase lo que pase, y pese a la voluntad de las partes implicadas, el proceso exigirá tiempo. Y eso es un problema.
De hecho, en palabras textuales de Proudlock, pese a las declaraciones del presidente de Microsoft, tanto las compañías como la comisión británica se encuentran en una fase muy temprana de las discusiones. De modo que su bloqueo de compra se mantiene.
Si bien las partes que se fusionan no tienen la oportunidad de presentar nuevas soluciones una vez que se ha emitido un informe final, pueden optar por reestructurar un acuerdo, lo que puede conducir a una nueva investigación de fusión. Microsoft y Activision han indicado que están considerando cómo podría modificarse la transacción, y la CMA está preparada para comprometerse con ellos sobre esta base.
Estas discusiones se encuentran en una etapa inicial y la naturaleza y el momento de los próximos pasos se determinarán a su debido tiempo. Si bien ambas partes solicitaron una pausa en la apelación de Microsoft para permitir que se lleven a cabo estas discusiones, la decisión de la CMA establecida en su informe final sigue en pie.
Sin embargo, lo que debería ser una ventana abierta frente a una puerta cerrada para Microsoft y Activision Blizzard deriva en otra complicación: el plazo para cerrar la adquisición se estableció para el 18 de julio de 2023. Apenas una semana después de confirmarse este nuevo movimiento. Un fecha que lleva un año y medio marcada en el calendario, por cierto.
Microsoft está más que dispuesta a dar concesiones. De hecho, su plan original siempre ha sido llevar las sagas de Activision Blizzard a nuevas plataformas y continuar publicando juegos como Call of Duty en PlayStation. Entonces, ¿cuál fue el impedimento que puso la CMA? En tres palabras: Xbox Cloud Gaming. Desde el cierre de Stadia, en enero de este mismo año, Microsoft no tiene rival en el juego en la nube.
Con la burocracia nos hemos topado. Y la del Reino Unido, nada menos. La CMA parece ser la única que no tiene prisa en cerrar un culebrón que llevamos arrastrando desde enero de 2022, pese a que cada día cuenta para Activision Blizzard y Microsoft: estamos llegando al ecuador de julio y todavía no sabemos nada del próximo Call of Duty.
¿Qué pasará si nos plantamos en el día 18 de julio y no se ha llegado a un acuerdo con la comisión británica? Microsoft tiene estudios clave como Playground Games y Rare y un enorme despliegue en el Reino Unido, pero deberá estudiar cautelosamente su próximo movimiento. Dicho lo cual, el "sí" que obtuvo en Estados Unidos, Europa, China o Japón, junto con casi una decena de países, les da un enorme margen de movimiento y capacidad de maniobra.
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