Cada año que pasa hay algunas costumbres en la industria de los videojuegos que se mantienen, como la celebración del E3 y otros eventos similares o también la publicación de entregas anuales de ciertas franquicias. Entre ellas está la de Call of Duty, aunque en este caso se encargan de ella Infinity Ward, Sledgehammer Games y Treyarch.
Las tres compañías van rotando para que así, supuestamente, tengan suficiente tiempo para ocuparse del juego en cuestión que se les ha encargado. Cuando nosotros tenemos el título en nuestras manos nos puede parecer mejor o peor. No obstante, no hay que olvidar el trabajo que hay detrás de cualquier proyecto, sobre el que en la mayoría de casos desconocemos exactamente cómo ha ido.
Hace tan solo un par de meses salió a la luz un espléndido reportaje de Kotaku con comentarios de los trabajadores de BioWare con Anthem y las condiciones a las que se habían sometido. El periodista Jason Schreier ha vuelto a la carga y esta vez se ha puesto en contacto con numerosos empleados que han formado parte del equipo de Treyarch durante el desarrollo de Call of Duty: Black Ops 4.
Por desgracia, la investigación ha destapado una situación francamente preocupante en relación a las condiciones tan sorprendentes, para mal, en las que trabajaban algunos empleados, especialmente los testers. Esto nos muestra un poco más la cara oculta de algunas compañías y el desarrollo de ciertos juegos con tal de cumplir con los plazos de tiempo establecidos.
Los testers sometidos al temible crunch con unas condiciones poco convencionales
Las compañías de videojuegos están divididas por distintos departamentos que se encargan de diferentes tareas. Para asegurarse de que todo lo que se está creando funciona sin problemas y que no hay fallos de por medio, se encarga a los testers la tarea de que prueben todo lo que se ha realizado hasta ese momento. Esto es algo muy habitual, pero lo que no resulta tan normal es que a este grupo de trabajadores se les trate tan mal.
Según los testimonios de algunos de ellos, estaban sometidos a un crunch perpetuo. Los descansos que se podían tomar eran mínimos y tenían un trato peor que el resto de empleados. De hecho, ni siquiera se les dejaba estar en contacto con los desarrolladores para que estos no se desconcentraran, porque de pillarles hablando con ellos corrían el riesgo de ser despedidos. Es más, estaban divididos en distintos pisos para que fuera más difícil que conversaran unos con otros.
Los testers tenían tantísima carga de trabajo que algunos han llegado a trabajar hasta 70 horas durante una misma semana, con un sueldo de 13 dólares la hora, algo que a priori puede parecer una cantidad razonable si no fuera por la cantidad de horas que deben pasar frente a la pantalla. Aun así, ellos se sienten como seres inferiores, estando obligados a aparcar lejos fuera de las plazas de la oficina, lo que les obligaba a tener que andar como diez minutos desde el coche hasta el edificio.
Esta situación tan llamativa no se quedaba solo ahí. Por ejemplo, tenían horas de descanso obligatorias que ni siquiera estaban remuneradas. La comida que se les servía en la oficina a los desarrolladores y otros empleados de un cargo más elevado no podían tocarla hasta una hora después de que se les sirviera a ellos y en ocasiones ni siquiera la podían tocar.
Las condiciones sin duda resultan de lo más alarmantes y resultan más preocupantes aún al revelarse que están subcontratados por una empresa llamada Volt. Todos los empleados de Treyarch recibieron un bono especial a principios de año por el trabajo realizado, pero no para los de este grupo, que ni siquiera podían tomarse días libres porque no se les iba a pagar por ello, más aún tras la nueva política que se estableció el pasado mes de diciembre.
Desde entonces estaban obligados a trabajar 510 horas seguidas repartidas en 13 semanas para que se les pagara en días clave como Acción de Gracias, el 4 de julio y Navidad o Año Nuevo, pero no ambos. Además, para poder tomarse una semana de vacaciones debían trabajar primero durante 13 semanas sin parar, excluyendo las horas extra, sin ni siquiera poder ausentarse por cualquier motivo o sin ponerse enfermos, ya que de lo contrario se quedarían sin el pago de vacaciones.
Por si no fuera suficiente, la sensación que se transmitía es que no se les escuchaba, se les trataba como personas inferiores. Según comentan, la mayor parte del dinero iba a parar a los que ocupaban los altos cargos, mientras que el resto tenían unos salarios realmente inferiores, aunque trabajaran más horas y más duro que los de arriba.
El único deseo por su parte, más allá de un aumento en los salarios, es que principalmente se les trate igual que a los demás, algo que parece que Activision pasa por alto. En un comunicado emitido a Kotaku simplemente ha afirmado que "a todos los trabajadores se les trata con respeto y se valora su esfuerzo, incluso se trata de remediar la situación en el caso de que se detecte que no se cumple con los estándares o no se proporciona un entorno que resulte lo suficiente agradable".
Una campaña que se quedó a las puertas de existir
Algo que ha hecho diferente a Call of Duty: Black Ops 4 en comparación con otras entregas de la saga es que desde el primer momento ha prescindido de un modo campaña. Parecía que había sido una decisión que se tomó desde el primer momento, pero lo cierto y verdad es que la investigación de Kotaku ha descubierto que en realidad sí que había intención de incluir una campaña, además con novedades un tanto curiosas.
Se iba a tratar de una especie de modo de dos contra dos que iba a mezclar el cooperativo con el competitivo. Por poner un ejemplo, un equipo iba a tener la misión de proteger a un objetivo, mientras que el otro debía acabar con él a toda costa. Durante los niveles se irían produciendo diversos eventos que forzarían los encuentros entre los dos bandos, pudiendo elegir desde qué lado se iba a jugar antes de comenzar la partida.
Aun así, también iba a contar con la opción de jugar en solitario y que fuese la inteligencia artificial la que controlara al resto de personajes. El equipo de desarrollo estuvo trabajando en esta campaña durante dos años y los últimos meses de 2017 tuvieron que trabajar horas extra para finalizar una demo antes de tomarse las vacaciones de Navidad.
Parecía que todo iba sobre ruedas, dado que a Activision le convencía el resultado. Sin embargo, a principios de 2018 los testers comenzaron a detectar numerosos fallos técnicos en ella y resultaba excesivamente repetitiva, lo que ocasionó que Treyarch comunicara al equipo la decisión de eliminar la idea por completo y transformarla en una campaña tradicional.
Con lo que no contaba Activision y Treyarch era con que por aquella época Rockstar reveló la fecha de lanzamiento de Red Dead Redemption 2, una decisión que resultó muy curiosa en la industria de los videojuegos, porque rápidamente numerosas compañías comenzaron a modificar las fechas de lanzamiento de sus títulos para que no coincidieran con esta secuela. Call of Duty: Black Ops 4 fue uno de los juegos que se vio afectado por esta decisión y, en lugar de ser publicado en noviembre, como suele ser habitual en la saga, se optó por ponerlo a la venta el 12 de octubre de 2018, un mes antes de lo previsto.
Los desarrolladores consideraban que no era tiempo suficiente para preparar la campaña, así que los jefazos de Treyarch no se lo pensaron dos veces y eliminaron de golpe la campaña. Para darle algo más de contenido al juego se debatieron alternativas y entonces se fijaron en el éxito de juegos como PUBG, así que se eligió incluir un Battle Royale que se transformó en el modo Blackout. Los desarrolladores creían que era una locura crear un modo nuevo desde cero en tan solo nueve meses, así que no les quedó más remedio que hacer horas extra con largas sesiones de trabajo, incluyendo fines de semana.
Uno de los desarrolladores afirma haber llegado a trabajar 64 horas en una misma semana, aunque esta no era la primera vez que ocurría esta situación. El desarrollo de Call of Duty: Black Ops 3 duró también tres años y originalmente iba a contar con un mundo abierto, pero una decisión de última hora obligó al equipo a trabajar en una campaña tradicional. En aquel momento los empleados también tuvieron que hacer horas extra tras desechar todo el trabajo realizado. Se les prometió que no volvería a ocurrir algo así, pero al final ya sabéis cuál ha sido el resultado.
Treyarch sale a escena tras estos acontecimientos
Como era de esperar, el reportaje realizado por Kotaku no ha pasado desapercibido para el equipo de Treyarch. Esto ha llevado a los responsables de la compañía, Dan Bunting y Mark Gordon, a enviar a todos sus empleados el siguiente comunicado que podéis leer a continuación:
Hoy, Kotaku ha publicado una historia que explora una serie de problemas que se producido durante el desarrollo de Call of Duty: Black Ops 4. La primera y más importante declaración que queremos hacer al equipo es que, como responsables de este estudio, nos tomamos muy en serio el bienestar de cada uno de los que trabajáis aquí.
Tenemos una visión para el futuro de este estudio que incluye mejoras significativas en el equilibrio entre el trabajo y la vida, y planeamos conseguirlo a través de una mejor planificación de los proyectos, procesos de producción y unos plazos muy rigurosos al tomar decisiones. También es nuestra intención la de mantener nuestro compromiso con una mayor transparencia.
Llegar hasta ahí requerirá tiempo, trabajar duro y un compromiso. Sobre todo requerirá una comunicación abierta. Si alguna vez sentís que no se cumplen vuestras necesidades, por favor no dudéis en comunicárselo a vuestros jefes. Nadie debe sentir que no tiene opciones, que no puede hablar abiertamente o que la única opción es la de hacer públicas sus preocupaciones. Estas conversaciones deben comenzar siempre con un diálogo honesto con el jefe del departamento, y si eso no funciona, comunicárnoslo a nosotros.
El desarrollo de los videojuegos es un arte tremendamente complejo y requiere un grupo diverso de personas y habilidades para lograrlo satisfactoriamente. Es importante para todos nosotros fomentar una cultura de estudio que trate a todos los miembros del equipo con respeto.
Apreciamos las contribuciones realizadas por todas las partes del equipo en nombre de los juegos que hacemos.
El tiempo lo dirá si realmente Treyarch dice la verdad y toda esta situación ha servido para que las condiciones de trabajo mejoren sustancialmente. En un principio lo comprobaremos dentro de un par de años cuando sea anunciado el próximo Call of Duty en el que están envueltos.
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