Los despidos, cierres de estudios y cancelaciones de proyectos en la industria del videojuego se ha convertido en un problema muy serio. No hay duda de que hay una crisis muy seria y que los ánimos están ciertamente caldeados. Y no solo en el sector que nos compete, también en otros del entretenimiento como películas y series, entre otros.
Si bien la enorme ola de despidos de finales de 2024 y comienzos de 2025 parece haberse estabilizado, no quiere decir que la cosa esté mejor... y mucho menos los ánimos tanto de desarrolladores como del público en general. En este contexto de desencanto y crispación, el ex-presidente de Sony Computer Entertainment Europe, Chris Deering, ha compartido su opinión sobre el tema durante una entrevista para el podcast My Perfect Console. La recoge el medio Eurogamer.
Chris Deering, que abandonó Sony en 2005, defendió que la ola de despidos que hemos vivido durante los últimos años en la industria del videojuego no es el resultado de la avaricia de los jefes y resta importancia al asunto añadiendo un "Bueno, ya sabes, así es la vida". Se reafirma en varias ocasiones durante la entrevista.
No creo que sea justo decir que los despidos resultantes han sido producto de la avaricia. Siempre traté de minimizar la velocidad con la que incorporábamos personal porque siempre supe que habría un ciclo y no quería terminar teniendo los mismos problemas que tuvo Sony.
Las palabras del ex-presidente no han sentado bien a muchas personas, especialmente la parte en la que sugiere que los afectados deberían plantearse otras opciones como "conducir un Uber" o "ir a la plata durante un año" hasta que la situación mejore. Eso sí, no todas sus palabras son peliagudas.
Deering reconoce que el cierre de London Studio (y otros estudios) refleja un problema mucho más amplio en la industria. Comenta que uno de los principales problemas es que los ingresos de los últimos lanzamientos suelen condicionar a la hora de gastar en futuros proyectos. No pone ejemplos, pero a todos se nos viene a la mente Concord, que estuvo en desarrollo durante ocho años. Pese a todo, se muestra optimista y cree que la situación remontará pronto.
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