Sony y Microsoft han puesto las cartas sobre la mesa: las videoconsolas de novena generación son puro músculo en lo técnico, capaces de duplicar holgadamente lo que ofrecen las actuales. Sin embargo, la clave para entender el paso al frente que se hará en la industria del videojuego será la visión que hay detrás de ellas. Y, claro, aquello que las hace diferentes.
Precisamente, lo primero que distingue a ambos titanes es cómo se están dando a conocer al mundo: Microsoft ha sido muy transparente con el proyecto que está dando forma a través de Xbox Series X desde el principio, ofreciendo un plazo de lanzamiento y un diseño de mando y consola.
Por otro lado, Sony ha optado por un enfoque muy diferente, ofreciendo información con cuentagotas de sus planes para PS5. Y si bien ya es posible entender los límites de su capacidad, seguimos sin tener clara la forma del próximo DualShock (aunque se han dado pistas sobre él). Al final saben lo que se hacen, y prueba de ello es la atención recibida en torno a la propia consola.
Dicho lo cual, toca ver qué es lo que podemos esperar de cada sistema, cómo será el hardware en el que funcionarán los juegos de la década que acaba de empezar y qué aportará cada sistema al futuro de los videojuegos.
PS5 vs Xbox Series X: las especificaciones
Lo primero es lo primero: si bien los dos sistemas buscan ofrecer las mayores cifras en lo referente al hardware, una de las máximas prioridades de Sony y Microsoft está en reducir dos aspectos muy específicos:
- Los tiempos de carga, es decir, el lapso de tiempo hasta que es posible comenzar a jugar, y la latencia.
- El consumo de recursos innecesarios para, a la vez, optimizar aquellos capaces de elevar la calidad de la experiencia de juego.
Si bien el nivel de acabado que pueden ofrecer los juegos de cada sistema buscará corresponder con lo que se espera de una nueva generación, la Arquitectura de Velocidad ha pasado a ser una prioridad absoluta en ambos casos, tal y como recalcó Andrew Goossen de Xbox.
Si el CPU es el cerebro de nuestra consola y el GPU su corazón, entonces la Arquitectura de Velocidad de Xbox es su alma
Con esas dos prioridades por delante, la promesa que PS5 y Xbox hacen a los jugadores de la próxima generación es clara: resolución de juegos a 4K con un rendimiento de hasta 120 FPS. Y sí, ambas estarán preparadas y ofrecerán soporte para el ray tracing.
Dicho lo cual, aquí tienes las especificaciones de cada sistema frente a frente.
De estas cifras sacamos varias deducciones claras. Empezando por lo esencial, si bien ambos sistemas usarán ocho núcleos Custom Zen 2, Xbox Series X parte con ventaja de hardware tanto en su CPU (hasta 3.8 GHz frente a los 3.5 GHz de PlayStation) como en la GPU (12 TFLOPS en el caso de Xbox, 10.28 en el de PS5).
Como dato curioso tenemos los 36 CUs (unidad de computación) de PS5 frente a los 52 CUs de Xbox, aunque según Mark Cerny, responsable de la arquitectura del sistema de Sony, la cantidad de Compute Units de la nueva PlayStation equivaldría aproximadamente a 58 CUs de la actual PS4. ¿El motivo? Las nuevas tienen un 62% más de transistores.
Lo cual no quita que PS5 cuente con un potente as en la manga: el rendimiento de I/O, es decir, el rendimiento de entrada y salida (Input/output) de información. Así, la estrategia de Sony se basará en la alta capacidad de su consola a la hora de realizar operaciones internas con un rendimiento de 5,5 GB/s sin comprimir, pudiendo llegar hasta los 9 GB/s.
La estrategia de PS5 no solo se extiende a lo que veremos durante la partida: Sony se ha propuesto eliminar las pantallas de carga y promete streaming a ultra-alta velocidad, pero también que las instalación de las actualizaciones y parches sea un proceso rápido.
Lo cual no quita que en Xbox también apuestan por potenciar tecnología y el rendimiento I/O ofreciendo una arquitectura optimizada para la transmisión de recursos en los videojuegos y la generosa ventaja de procesación de su hardware frente a la consola de Sony.
Lo cual deriva de manera directa en otro de los grandes puntos de interés: el almacenamiento de información. A nivel interno se apuestan por unidades personalizadas de disco duro sólido (SSD) de 1 TB en el caso de Xbox y 825 GB en PS5, siendo en ambos casos expandible a través de sistemas de almacenamiento.
- En el caso de PS5, se apostará por ofrecer soporte para NVMe
- Microsoft suma un añadido extra en Xbox One X: unas tarjetas de expansión licenciadas por Seagate -de momento- con capacidad de 1 TB (la misma cantidad que la memoria interna) que buscan igualar la reducción de tiempos de la propia consola.
Eso no quiere decir, lógicamente, que la novena generación prescinda de los discos. De hecho, PS5 y Xbox tendrán lectores de Blu-Ray 4K UHD. Una novedad en el caso de las consolas de Sony, todo sea dicho. A lo que hay que sumar, claro, de otros sistemas de almacenamiento que se podrán conectar vía USB.
Así funcionará la retrocompatibilidad
Las buenas noticias: podrás seguir jugado a títulos de Xbox One y PS4 en sus correspondientes sistemas de próxima generación. Sin embargo, en el caso de PS5 hay letra pequeña: Mark Cerny arquitecto de sistemas de Sony, ha confirmado que se han probado al menos 100 títulos de gran calibre y ha asegurado que han obtenido buenos resultados con la mayoría de ellos.
Recientemente pusimos a prueba el sistema con los 100 principales títulos de PS4 (por tiempo de juego) y esperamos que casi todos sean jugables el día de lanzamiento. Con más de 4000 juegos publicados para PS4, seguiremos realizando pruebas para ampliar la cobertura de la retrocompatibilidad progresivamente.
De momento se ha confirmado que el sistema de retrocompatibilidad que usará PS5 permitirá que juegos de PS4 y PS4 Pro funcionen, ampliando la cantidad de títulos de manera progresiva, aunque se deja en el aire si será posible disfrutar del catálogo completo de PS3, PS2 y la Playstation original) en la nueva consola.
Con todo, no está de más recordar que PS Now, el sistema que ofrece una impresionante selección con más de 700 juegos publicados en todos los sistemas PlayStation, se podrá disfrutar también en PS5.
Mark Cerny ofrece los primeros detalles, pero también nos deja otras muchas dudas sobre la mesa, como la posibilidad de jugar entre sistemas de diferentes generaciones o el hecho tener que adquirir por segunda vez el mismo juego.
Microsoft es mucho más abierta a la hora de hablar de retrocompatibilidad. De partida, porque no solo se ha comprometido a garantizar que los miles de juegos en Xbox One, incluido Xbox 360 y juegos originales de Xbox se jugarán en Xbox Series X, sino que además lucirán todavía mejor.
Entre las mejoras que podemos esperar de los juegos de Xbox One y sistemas anteriores encontramos que el arranque y los tiempos de carga serán más reducidos, los cuadros por segundo más estables, lucirán a mayor resolución y la calidad de imágenes será mejorada.
El equipo de Xbox está comprometido con el concepto de compatibilidad y con la generación del juego cruzado. De hecho, todo tu legado de juegos avanza contigo hacia la próxima generación.
Además, el sistema de retrocompatibilidad que utiliza Microsoft incluye numerosas ventajas, como el juego cruzado entre generaciones, la posibilidad de usar los accesorios de Xbox One (como los mandos), e incluso las partidas y progresos que hayamos ido atesorado en los sistemas anteriores.
En este aspecto, Microsoft implementará el Smart Delivery, una función que garantiza que solamente adquirirás un juego una sola vez, sabiendo que recibirás la mejor versión del título para cualquier consola en la que decidas jugar.
Dicho de otro modo: Cyberpunk 2077 tendrá también una versión para Xbox Series X y te la llevarás gratis por comprarlo en Xbox One. Un gran detalle que conviene tener en cuenta.
Hablemos de lo importante: el catálogo de juegos
El servicio de Game Pass es el actual motor de la división de videojuegos de Microsoft, y seguirá ganando protagonismo en Xbox Series X. A fin de cuentas, la suscripción al servicio garantizará acceso a una selección de más de 100 juegos entre los que se incluyen actualmente pesos pesados como Grand Theft Auto V o The Witcher 3, los éxitos de la casa como la serie Halo al completo o Forza y experiencias tan variadas como esenciales como Minecraft y Rocket League.
En este aspecto, el Game Pass de Xbox será la puerta de entrada del futuro catálogo de Xbox Series X, ofreciendo todos los títulos lanzados bajo el sello de Xbox Game Studios (el cual acoge estudios de reciente adquisición como Obsidian, Ninja Theory o Double Fine), así como los futuros pelotazos de la casa.
Ahora bien, manteniendo la política cross-generacional de Microsoft el catálogo propio de Xbox One y Xbox Series X será compartido durante el primer año, recibiendo los segundos las correspondientes ventajas técnicas que ofrece el hardware de nueva generación. Lo cual no desluce lo que está por venir por parte de Xbox, incluyendo:
Sony también ofrecerá su propio servicio de suscripción con acceso a juegos en su próxima consola: como comentamos un poco más arriba, PS Now y su flamante catálogo de juegos en streaming -el cual incluye títulos de todo el legado de Sony- serán la baza a tener en cuenta a la hora de disponer de un particular Netflix de los videojuegos en el sistema.
Si bien Sony se resiste a anunciarlos planes de sus estudios para con PS5, estamos viendo movimientos especialmente interesantes como la reciente adquisición de Insomniac Games, responsables de un Marvel's Spiderman que pide a gritos su propia secuela. A lo que hay que sumar el enorme peso de sus propias licencias.
Lo que tampoco se ha hablado de cara a PS5, y es un tema pendiente, son los planes en torno a la Realidad Virtual. Sin embargo, en declaraciones anteriores la propia Sony, se ha confirmado que no habrá PlayStation VR de salida con PS5 y que, además, se está trabajando en un nuevo modelo del periférico sin cables.
Por lo pronto, el catálogo títulos en desarrollo específicamente para PS5 es realmente escaso, destacando el looter slasher Godfall (el cual llegará a PC)
Recogiendo papeles: ¿qué hace diferente Xbox Series X y PS5?
Las especificaciones y servicios de las próximas consolas de Microsoft y Sony son realmente reveladoras, y si bien las intenciones de dar un salto en lo referente al rendimiento, velocidad y la compatibilidad con los sistemas anteriores son los elementos comunes, el modo en el que lo ofrecerán las establecen su filosofía.
Por un lado Microsoft continúa su apuesta por el modelo transgeneracional de contenidos. No ha querido reparar en hardware (ni repetir los fallos de lanzamiento de Xbox One) con el propósito de asegurar a sus jugadores una calidad técnica imbatible, pero también dará continuidad al legado y actividad de los títulos de sistemas anteriores.
Ahora bien, la Xbox Series X también mira al futuro y el plan maestro de Microsoft se termina de redondear con dos factores esenciales: el impresionante despliegue Xbox Game Studios y la apuesta por difuminar las barreras entre los jugadores de PC y consola.
Por otro lado, queda confirmado que PS5 no iguala las especificaciones de Xbox Series X. Que se apueste tan fuerte por el rendimiento I/O tiene sus ventajas pero, siendo sinceros, su mejor baza de cara a la generación que está por llegar está en las potentes licencias que ha atesorado a lo largo de sus 25 años. Y es una baza estupenda.
Puede que el juego cruzado sea tendencia en esta década que acaba de empezar, pero la colisión entre Xbox Series X y PS5 es inevitable. Y si bien la historia nos ha demostrado que no siempre el sistema más potente es el que acaba teniendo una mejor acogida, queda claro que tanto Microsoft como Sony han calculado muy bien su próximo movimiento de cara a la próxima generación. Ahora toca que se mojen con el precio.
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