Crónica de Rubén Oculus Márquez desde el lugar del trágico suceso. Apenas tres desagradables noticias le han bastado a los medios sensacionalistas para cargar contra la realidad virtual en los videojuegos y convertirlo en el nuevo asesino en serie tecnológico de esta era. La gota que ha colmado el vaso ha sido la entrevista a la madre de uno de los fallecidos (según ellos la nueva víctima de la realidad virtual) en el programa de Maria Flor Montoya.
La conversación ha servido para criticar una vez más el mundo del videojuego y destacar de la forma más ruin y desinformativa las capacidades de Oculus Rift, Project Morpheus y Gear VR para llevarlas a su terreno y organizar otro circo a la altura de la epilepsia fotosensible, el Diazepam o las espadas de 'Final Fantasy' como excusa para justificar un parricidio.
Lo realmente curioso es que al ocurrir la sorpresa ha sido mínima, era algo que muchos ya esperábamos y la propia industria se encargó de apuntar hace varios meses. Lo comentado por Denny Unger, director creativo de Cloudhead Games, el pasado mes de agosto sirve perfectamente para ilustrar el último desafortunado incidente.
Cuando la versión comercial llegue a las tiendas alguien va a asustar a otro hasta la muerte, alguien con problemas de corazón o algo similar. Ocurrirá. Seguro.
El susto de muerte de Silent Hills
Conforme se acercaba el lanzamiento de las distintas plataformas de realidad virtual a día de hoy disponibles, las voces en ese sentido se incrementaron y las compañías se curaron en salud apuntando los riesgos que podría conllevar el uso de sus dispositivos. Lamentablemente de nada ha servido el aviso en la caja para que la madre del último fallecido, el francés Antonin Artaud, se pasee por las televisiones de medio mundo reclamando justicia por la muerte de su hijo.
El pasado 13 de septiembre Artaud decidió cerrar su fin de semana de la mano de una sesión de juego con sus dos últimas adquisiciones, el videojuego 'Silent Hills' y el dispositivo de realidad virtual Oculus Rift. Lamentablemente las condiciones de salud del joven no eran las más adecuadas para enfrentarse a la experiencia y su corazón no aguantó.
No hubo falta de información pero ni los medios ni los implicados han querido entender que todo se ha debido a un lamentable error. Nadie se ha parado a pensar en que el miedo es un estímulo que lleva acompañándonos desde siempre, una serie de cambios biológicos en los que el corazón se acelera, el sistema nervioso inyecta adrenalina y la sangre se concentra en los músculos para solventar una situación que en otra época derivaba en una inminente pelea o que el afectado echase a correr escapando del peligro. Si hay algún culpable en este caso es la naturaleza y la negligencia, pero desde luego no la realidad virtual.
La viuda negra virtual
Donde se escapan las excusas y no podemos más que lamentar el fatídico incidente es en el caso de Mamoru Oshii. El cuerpo del nipón fue encontrado hace unas semanas en su casa donde, al parecer, tras una sesión prolongada al videojuego 'Summer Lesson' sufrió un infarto de miocardio.
Podría parecer que son casos aislados en los que las condiciones de salud del usuario juegan un gran papel, pero según citan catedráticos como Martin A. Samuels, jefe del departamento de neurología de Brigham: “una predisposición a padecer enfermedades del corazón probablemente incremente el riesgo de muerte súbita, pero es algo que ocurre en todas las edades y también puede afectar a gente saludable”.
Una vez más nos remitimos a la lamentable casualidad de estas situaciones y la necesidad de saber a qué te enfrentas y cómo lo haces antes de cargar contra una tecnología que en la mayoría de los casos no supone ningún problema. La lista de situaciones similares en otros ámbitos es interminable y, por ejemplo, no hemos visto a nadie manifestándose por la lista de muertes de DisneyLand culpando al ratón de la compañía por acercar a las víctimas a su final.
Puede la realidad virtual desencadenar un fatídico incidente, sí, pero también puede hacerlo salir a la calle a comprarlo, así que no deja de ser una búsqueda del escándalo por el simple hecho de avivar la polémica.
La montaña rusa definitiva
El tercer caso que comentábamos al principio está estrechamente relacionado con esos fatídicos incidentes que año tras año se producen en los parques de atracciones alrededor del mundo. El pasado 4 de agosto Howard Rheingold sufrió un desagradable accidente que provocó su muerte al caer por unas escaleras.
Rheingold había estado probando la aplicación Batman 4D en su dispositivo Gear VR de Samsung, una recreación en realidad virtual de la montaña rusa del mismo nombre inaugurada recientemente en el parque Six Flags de San Antonio, Texas, cuando el mareo provocado por la visión le cogió demasiado cerca de las escaleras de su apartamento.
Los medios titularon el accidente como la primera muerte provocada por la realidad virtual pero estos mareos han sido algo común desde el anuncio de Oculus Rift y las pruebas de su aplicación de simulación de montaña rusa. Yo mismo me he visto en la situación de tener que agarrarme a una mesa para evitar caer y alcanzados este punto y con la cantidad de vídeos que corren por la red con situaciones similares, la causa del accidente parece más una falta de sentido común que una razón para culpar a la tecnología.
Queda claro, aunque era algo que imaginábamos, que la realidad virtual puede tener sus riesgos, pero el principal problema no es abrazar las posibilidades que ofrece en todos los ámbitos, no sólo en el mundo del videojuego sino también en otros aspectos lúdicos o científicos, sino obviarlos o tomarlos a la ligera. Pese a ello la estupidez humana servirá para que continúe esta absurda caza de brujas, y lo más lamentable de todo es que no nos sorprende lo más mínimo. Ya sabíamos que este momento iba a llegar.
Preparad vuestro escudo de bilis
Por supuesto todo lo que acabáis de leer es mera ficción y ojalá nunca tengamos que vivir situaciones como estas. Lamentablemente no han sido pocas las personas que han apuntado que casos como los citados podrían convertirse en realidad y, si ocurre, los medios sensacionalistas van a tener una nueva excusa para cargar contra la industria. Seamos conscientes de ello.
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