De vez en cuando viene bien disfrutar de videojuegos sin ninguna otra pretensión que machacar enemigos sin cesar, lo que viene a ser un juego de acción pura y dura. A la hora de pensar en títulos de este tipo es probable que os vengan a la mente unos cuantos ejemplos, pero sin duda uno de los últimos y más impresionantes que se ha lanzado ha sido Shadow Warrior 3.
La tercera entrega de la saga de Flying Wild Hog está a punto de cumplir un año desde que vio la luz y es por ello que sus responsables han querido celebrar este momento publicando su edición definitiva. Sin duda supone la mejor forma de que podáis comprobar todo lo bueno que tiene este capítulo, sobre todo si sois suscriptores de Xbox Game Pass.
Más que nada porque el juego ha sido uno de los últimos en sumarse al catálogo con esta grandiosa edición, por lo que si estáis apuntados al servicio no perdáis la oportunidad de jugarlo en vuestra Xbox One, Xbox Series X/S, en PC o también en la nube gracias a Xbox Cloud Gaming.
Una disparatada trama con una combinación de espadazos y tiroteos
En este violento y salvaje FPS se puede decir que su argumento no es lo que predomina porque a la larga se convierte en una mera excusa para avanzar. Lo Wang vuelve a repetir protagonismo y en esta ocasión para enfrentarse contra un dragón descomunal con el fin de frenar el apocalipsis que se cierne en el mundo.
Al menos algo positivo es que no es necesario haber jugado a los Shadow Warrior anteriores. Si bien es algo que se agradece para conocer a los personajes que aparecen, tampoco es algo indispensable. Aun así, por lo que más destaca sobre todo es por lo tremendamente loco que resulta de principio a fin, especialmente por los diálogos y porque en general no se toma nada en serio.
La traducción al castellano es excelente y se agradece para entender mejor los chistes, los chascarrillos de Lo Wang y para no perderse ningún detalle del lenguaje tan malsonante que está a la orden del día. Todo ello también viene acompañado por secuencias cinemáticas que resultan de lo más impactantes al parecer que se han extraído de una película de acción.
En cualquier caso, la destrucción que se sembrará por todas partes es espectacular, aunque a veces es nuestro protagonista el que acaba causando más desastres por todas partes. Pero a la hora de comenzar a repartir estopa más vale tener unos nervios de acero porque la acción es muy frenética y comenzar a luchar a lo loco se puede convertir en un suicidio.
A pesar de que hay que hacer pedacitos a los enemigos sin parar con la katana o utilizar las imponentes armas de fuego para hacer que vuelen por los aires, hay que ser conscientes de los ataques a realizar porque las criaturas demoníacas que van apareciendo en pantalla no se andan con tonterías, así que son capaces de hacer que la vida de nuestro personaje se reduzca en apenas unos segundos.
Y todo ello con un ritmo tan asombroso que hace que no despeguemos la vista de la pantalla en ningún momento, porque la mayoría de encuentros serán contra oleadas de enemigos que será necesario aniquilar para progresar en unos niveles un tanto lineales. Al menos también se puede sacar partido del entorno para activar trampas de lo más letales que provocarán desmembramientos y que empiecen a llover litros de sangre por todas partes.
Por su parte, el diseño de los enemigos y los jefes finales está claramente inspirado en la cultura japonesa y sus festivales y algo a destacar sobre ellos es que disponen de sus propios patrones que hay que aprenderse a conciencia con el fin de saber mejor cómo esquivar sus ataques. Aun así, a la larga se junta tantísimo elemento en pantalla que se vuelve un auténtico caos, lo que no quita que la jugabilidad es bastante divertida.
De hecho, para hacer estas peleas más impactantes se pueden ejecutar unos bestiales finishers, algo necesario para recuperar puntos de vida. Además, se pueden llevar a cabo desafíos para desbloquear puntos de mejora, lo que sirve para que las armas se vayan volviendo más demoledoras y al mismo tiempo Lo Wang más resistente.
Con respecto a la exploración, tampoco es que haya muchos caminos por los que decantarse al avanzar por las fases, pero la exploración se vuelve muy entretenida gracias a las capacidades de nuestro peculiar héroe, ya que puede corretear por las paredes o utilizar un gancho para sentirse como Spider-Man. Así a lo largo de las entre seis y ocho horas que puede llegar a durar la aventura aproximadamente.
Exprimiendo más todavía su jugabilidad con la edición definitiva
Para que merezca más la pena jugar a Shadow Warrior 3 se han añadido unas cuantas novedades en su edición definitiva. Entre ellas está la Nueva Partida+ con más desafíos adicionales o nuevos aspectos para las distintas armas. Junto con el modo campaña. hay otros disponibles, entre ellos uno de supervivencia que pone a prueba la habilidad de los jugadores contra infernales hordas de enemigos.
Y si a alguno le parece algo más sencillo todo esto, se puede escoger una dificultad extrema para que los combates se vuelvan más exigentes y duros que nunca. Aparte, una de las mejoras de vida es la posibilidad de seleccionar capítulos que se hayan superado previamente, para así volver a jugar a alguno en concreto sin la necesidad de empezar desde el principio.
Finalmente, el reto definitivo lo pone su modo heroico, en el que se jugará la historia principal con una cantidad limitada de vidas, de manera que habrá que conseguir finishers asombrosos para agenciarse más todavía. Eso sí, en el caso de perderlas todas se acabará la partida y tocará empezar otra vez desde el principio.
