Las estadísticas de Steam no mienten. Cada vez que regreso a Redfall la propia Valve me recuerda el tiempo que ya he pasado en ese pueblecito costero alejado de la mano de Dios. Las diez primeras horas se me pasaron volando y, pese a que de momento no se dónde mirar la proporción que pertenece a Steam Deck, ya te adelanto que la gran mayoría de vampiros y sectarios los he despachado ahí. Incluso, a sabiendas de que casi siempre tenía la máquina debía enchufada y en carga. Cosas del efecto Walkman.
Lo primero a considerar: la nueva incursión de Arkane en su legado empeñado en fusionar la ciencia y lo paranormal no es ni un sucedáneo de Dishonored ni el enésimo intento de reformular Left 4 Dead: es un Far Cry casi, casi de manual ejecutado por Bethesda. Con sus ideas de Hero Shooter y una descarada predisposición al saqueo y al loteo heredada tanto de Borderlands como de State of Decay. Dicho así suena a que es muchas cosas a la vez y ninguna en concreto, y lo cierto es que por ahí van los tiros. O las estacas, según con qué juegues.
Dicho lo cual, tal y como está planteado el juego tienes dos modos de abordarlo tanto por tu cuenta como en compañía: ir a saco hacia el final de la historia (importante, sin vuelta atrás) o dispersarte y exprimir al máximo el pueblo de Redfall. Y es precisamente ahí, en ese segundo punto de vista, dónde Steam Deck ha hecho que me enganche al juego. No de manera obsesiva, que conste, sino a la hora de disfrutarlo sorbito a sorbito y sin estar tan pendiente de todas esas cosas que quedaron por pulir de cara a la versión de lanzamiento. Que no fueron pocas.
Porque Redfall está verificado para Steam Deck, y eso se nota. Es legítimo cuestionar que no llegue a los 30FPS en consolas en pleno 2023 así como muchas de sus decisiones a la hora de plantear el multijugador cooperativo o decisiones de narrativa. Pero la transición a la maquinita de Valve es intachable. Siempre y claro estés acomodado a los shooters con mando, lógicamente, pese a que la puerta a emparejar un ratón y teclado está siempre abierta.
Y entonces, la verdadera pregunta se manifiesta. ¿Por qué en portátil y no en PC? Bueno, es una cuestión de preferencias personal, pero en mi caso específico tiene una base justificada: como verás, en Steam Deck se hace más sencillo exprimir la experiencia de mundo abierto de Redfall y se tiende a ser más permisivo con la presentación y el rendimiento.
Dicho de otro modo: una pantalla de siete pulgadas no hace milagros, pero te deja ver con un poquito más de claridad lo que de verdad importa de cualquier juego.
Verificado en Steam Deck, pero a la espera de 30 FPS en consola
Desde que empecé mi partida a Redfall hasta que te escribo estas palabras el juego ha recibido al menos tres actualizaciones relevantes. Originalmente no estaba verificado y dos días antes de su lanzamiento la propia máquina me preguntó si realmente se merecía el sellito verde de Valve. Le di un sí rotundo.
A modo ilustrativo, con la excepción de Minecraft Legends (que tiene el sello jugable), los juegos lanzados en 2023 por parte de Xbox Game Studios tienen el verificado. Eso no afecta a la calidad del juego en sí, sino al grado de pulido de la versión de PC, de modo que juegos como The Last of Us y Forspoken tienen la marca de No compatibles.
Y, pese a ello, lo nuevo de Arkane todavía merece un empujón adicional al jugar con ratón y teclado si lo enchufamos a un monitor.
Redfall es jugable de principio a fin. Al menos, la versión a la que hemos jugado en PC. Sin embargo, las texturas tardan en cargar si corres y te paras en seco en una zona cargada de elementos, y el efecto poppin mostrado no lo convierte en el mejor embajador de Unreal Engine 5. De hecho, no esperes unos acabados y modelados fotorrealistas: Arkane tira de ese estilo caricaturesco, y bien que hace.
Podríamos debatir sobre la inteligencia artificial de los enemigos o cómo se busca gratificar sobre penalizar al jugador para llevarlo sorbito a sorbito hasta los compases finales, pero no nos vamos a engañar: en ningún momento los de Austin aspiran a ofrecer una gran experiencia cinemática o ese shooter explosivo con el que amortizar tu carísima pantalla 4K. Los tiros van por otro lado.
Que no se me malinterprete: Redfall es una aventura en clave de shooter que, quizás, carezca de esa gran ambición de los lanzamientos potentes de nueva generación, pero está ensamblado con buenos mimbres y sabe a qué perfil de jugador dirigirse. Porque, no te lo voy a negar: como esas películas de vampiros colocadas a medio esconder en los tiempos de los videoclubs, purgar ese pueblecito costero ha sido todo un placer culpable.
Especialmente, tumbado en el sofá o en la cama y con todas las luces apagadas.
Cómo es jugar a Redfall en Steam Deck y qué es ese efecto Walkman
Vistas de Redfall desde Steam Deck
Redfall va en Steam Deck como la seda. Sobre todo, si sabes defenderte sin ratón y teclado. El ritmo y la exploración van fluidos, acorde a la variedad de armas a nuestra disposición, y con unos auriculares se aprovecha de maravilla cómo el sonido refuerza la ambientación. Eso sí, con una base (o sin ella) puedes llevarte la partida o transmitirla a cualquier pantalla. Incluso puedes mover el juego en Steam Deck y retransmitirlo a cualquier PC con Steam instalado o directamente a la televisión.
A nivel de gestión y jugabilidad tienes lo mejor de los dos mundos: el trackpad y el uso de la pantalla táctil se complementa con los tradicionales botones y, a título personal, gracias a la interfaz de Steam Deck configuré desde fuera del juego los botones traseros de la consola para no tener que presionar los sticks a la hora de correr o de marcar el mapa.
De hecho, el juego interpreta por defecto que se trata de un mando de Microsoft: podrás jugar con ese mando de Xbox 360 al que no le das uso jamás si lo conectas al PC o a la Steam Deck.
Pero entrando en mayoria, que la pantalla tenga una dimensión y resolución tan específica y la máquina se aclimate a las circunstancias también juega a su favor. En lugar de despistarte por los saltos de rendimiento esporádicos o esperar a que se carguen las texturas cuando entras de sopetón en una casa (cuando eso ocurre, que no es siempre) el proceso se hace más dinámico. O, al menos, hasta que te quedas por debajo del 30% de batería.
Al igual que las películas que sirven de inspiración a Redfall, la música de hace unos 40 años se llevaba en las manos a través de unos reproductores de cintas de cassette llamados walkman que, en esencia, funcionaban con pilas. Lo curioso del formato es que cuando esas pilas se comenzaban a agotar, la música y las voces sonaban cada vez más graves y lentas hasta apagarse.
Y eso es, literalmente lo que le pasa al juego en Steam Deck pero en lo que respecta a su rendimiento.
Si no tocas los ajustes de la máquina o del juego, puedes estar entre hora y media y dos horas dando vueltas por Redfall. Pasado ese tiempo, los frames caerán desplomados y la respuesta de tu personaje irá a consonancia. Steam Deck hace lo que puede para aguantar el chaparrón, pero a partir de ahí toca enchufar la consola. Lo bueno es que, como pasa en Switch, podemos seguir jugando con el cable puesto y en las mismas condiciones de la batería cargada.
Si bien, como comenté al principio, la mayoría de mis horas de juego de Redfall han sido desde Steam Deck, casi todas ellas han sido con la consola cargándose. Entre otras cosas, por la ley de Murphy de que la batería empieza a quejarse siempre que se te complica la partida. Lógicamente, también hay muchos agravantes como el uso del micrófono, pero en ningún momento se pone el sistema de Valve contra las cuerdas. Y eso, quieras que no, logró algo insólito: que en lugar de tener cierta prisa por acabar el juego que quisiera perderme por el pueblecito.
Redfall en portátil, o lo bonito que es dar un paseo sin prisas
Redfall tiene dos aspectos que son clave para entender por qué se tardan 15 horas o menos en llegar a su tramo final: ni penaliza de manera seria al jugador, ni estira su duración de manera artificial. Tienes el camino y las misiones a superar por delante, pero te invita a perderte todo lo que quieras a base de rescatar distritos o hacer misiones secundarias. Incluso puedes dedicarte a subir niveles y mejorar armas.
Y es en ese aspecto dónde la experiencia de jugar Redfall sorbito a sorbito desde Steam Deck se ve con otros ojos. Los del que improvisa una última partida antes de dormir y deja la máquina en la mesita de noche. Los de quien simplemente quiere hacer una secundaria más en su ratito de descanso. Porque la mordedura de Redfall apenas deja marca, pero jugarlo en Steam Deck le da otro sabor. Uno con menos texturas, desde luego, pero quizás más agradecido.
Así, Redfall se toma en serio el tiempo del jugador: una vez acabas con una misión te da la opción de regresar a la base dejando pulsado un botón y empezar la siguiente. Si te quedas es por que quieres.
Un ejemplo es cuando intentas hacerte con un refugio y te piden que elimines a un mini-jefe vampiro: puedes entrar por la puerta principal cargándote a todo el que te sale al paso o entrar por una ventana y usar el lanzaestacas para fulminar al malvado de turno de un par de disparos. Una vez servido, te teletransportas a la base o te quedas dando vueltas.
Y esa elasticidad encaja de maravilla con la filosofía de Steam Deck sumado al hecho de poder emitir la partida vía streaming y directamente desde la tele si lo deseas.
Es más, en Redfall no hay puzles ni enigmas. Las mazmorras son lineales y el pueblo no es muy grande, aunque ofrece cierta verticalidad, con lo que atravesarlo de punta a punta no se hace tedioso y tenemos montones de viajes rápidos. Y, como comentamos, si te matan lo único que perderás es una porción de dinero que acabarás malgastando en munición o ganzúas.
Y, sin embargo, planteado todo lo anterior nos damos cuenta de que hay muchas cosas pequeñas por hacer y montones de maneras de pasearte a ver qué se cuece por ahí. La manera que tiene de invitarte a que te sumerjas lo que quieras y cuanto quieras en la experiencia juega a su favor, y los enemigos de a pie apenas te ofrecerán resistencia: con que te cueles en un nido vampírico y lo resuelvas tendrás armas para que ningún fanático o chupasangre te tosa.
Redfall jamás compitió por ser el mejor juego jamás hecho de Xbox Game Studios, pero al final encuentra su razón de ser en algo más simple: relamerse en el cliché de ofrecer una purga vampírica en un pueblecito recóndito. Un concepto sencillo a más no poder. Algo que, por otro lado, tiene su propio encanto cuando se hace sin prisas y desde Steam Deck... Siempre que tengas su batería cargada.
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