El Gamelab 2012 se está celebrando un año más y pese a que todavía queda un día repleto de conferencias creo que es un buen momento para resumir la situación y volver a aclarar una vez más qué es y qué no es el Gamelab 2012. Una edición con altibajos en contenido (algunas charlas han sido flojas aunque el gran nivel de otras lo ha suplido con creces) pero que apunta alto a lo que bien podría convertirse en un certamen importante a nivel internacional. Debe aspirar a ello.
Primero de todo situémonos y veamos de dónde viene. El Gamelab hace unos años no era más que una versión patria y reducida de algo que intentaba ser una GDC. Una reunión de desarrolladores patrios, de alumnos de informática y de interesados en el desarrollo independiente que se unían para compartir experiencias, consejos, dar charlas sobre temas importantes para la industria y en el fondo fomentar un clima de compadreo y camaradería en una industria a la que todavía le quedaban unos hervores para ser lo que es hoy.
La última versión de este cónclave reducido se celebró en Gijón y tuve la fortuna de poder asistir. Me encantó. El temario de las charlas, el poder conocer a desarrolladores independientes, a los clásicos, oír los consejos de los que ya han triunfado, de los que lo intentan y de los que se la han pegado alguna que otra vez pero ahí siguen dando el callo e intentando no rendirse.
Y de repente Barcelona
El ambiente íntimo, pequeño, de una ciudad como Gijón conseguía hacer de aquello algo especial y abarcable. Y de repente llegó Barcelona y, lógicamente, el evento subió un par de escalones de golpe. O diez.
De traer a figuras relevantes de la industria nacional a una ciudad pequeña pasamos a un auténtico mastodonte abierto al mundo que conseguía a Kojima, Molyneux y Cliff Bleszinski en su primera edición barcelonesa. Este año, la segunda vez que se celebra en Barcelona, el cartel internacional sigue aumentando mientras se sigue cuidando al desarrollador patrio.
El Gamelab sigue siendo un evento eminentemente diseñado por y para desarrolladores pero su mayor exposición internacional y el afán de acercarlo también al jugón que no siente ninguna necesidad de desarrollar sus propios juegos le han obligado a convertirse en un híbrido extraño.
Un evento que engloba en el mismo espacio una parte de exposición y show en la que las grandes compañías presentan sus juegos, dejan que la muchachada pruebe algunas novedades y otra, privada y sólo accesible mediante pago del pase de conferencias, destinada a desarrolladores, estudiantes e interesados en el mundo de la creación de videojuegos.
¿Show para usuarios o conferencias para desarrolladores?
Y aunque esta opinión se va a basar exclusivamente en lo que considero que es el Gamelab, un encuentro con desarrolladores y entusiastas de la creación de juegos debo hacerme la siguiente pregunta:
¿Pueden convivir las dos partes? Sí, conviven pero se molestan, digámoslo así. O mejor, la parte de calle dedicada a todos los usaurios acaba afectando a la sonoridad del recinto y a las interesantes ponencias del evento. ¿Es algo normal? Sí, pero se debería de luchar contra ello consiguiendo separar todavía más y mejor una zona de la otra. No puede ser que una charla clave como la de Al Lowe, padre de ‘Larry’, se vea perjudicada por la música techno a toda pastilla que promociona un juego de conducción desde la sala con expositores.
Repito, es algo inevitable pero antes, cuando estaba pensado exclusivamente para desarrolladores, no sucedía y ahora que el evento ha crecido monumentalmente no debería ocurrir.
Sobre las charlas, qué os voy a decir. Sabéis que soy desarrollador y que además este tipo de eventos me encantan (de ahí que me veáis cubrir las GDC y los Gamelab casi cada año). Sólo os puedo decir que independientemente de la calidad de las charlas (algunas interesantes, otras no tanto como es lógico, algunas increíblemente aburridas y otras muy amenas) si tenéis inquietud por el mundo del desarrollo de videojuegos tenéis una cita obligada en Barcelona.
Mucho ganado, mucho por hacer
Quizá el evento ya no es aquello pequeñito y casi en familia que dicen que era antes, puede que ya no sea tan fácil conocer a figuras clásicas del desarrollo, pero chicos es nuestra GDC patria y hay que apoyarla para que mejore y se gane un puesto internacional que ahora con la proyección que le brinda la ciudad condal puede conseguir. A nivel de contenido y sobre todo si no siguen añadiendo más parte de show en detrimento de conferencias va en la dirección perfecta. Y además ha mejorado radicalmente respecto al emplazamiento del año pasado que ya criticamos en su día.
Pero debe y puede mejorar para el año que viene.
Ver cómo los que más saben se han enfrentado a problemas que todo desarrollador independiente o amateur se va a encontrar, conocer a figuras claves del desarrollo en España, hablar con ellos, compartir anécdotas y ver el lado humano de algo que nos apasiona y nos divierte pero que se construye a base de esfuerzo y dedicación monumental.
Desarrollar un videojuego cuesta mucho, muchísimo y el Gamelab puede ser vuestro primer pasito hacia conseguirlo. Yo os animo a que asistáis a las conferencias, a que preguntéis y a que conozcáis a desarrolladores de verdad, de los que se quedan horas delante del ordenador hasta pulir la mecánica de juego perfecta y no a los relaciones públicas que suelen poblar otro tipo de eventos y que sólo buscan hablar bien de la compañía que representan. Hacedlo y si os pasáis por el stand de A Crowd of Monsters me contáis qué tal.
Por cierto, si lo que buscáis es un evento al estilo E3 o GameFest no lo vais a encontrar. Tiene un showroom con máquinas, expositores y juegos pero ni es grande, ni es espectacular, ni os va a dejar alucinando si esperabais algo orientado al consumidor. Repito, el Gamelab se concibió para desarrolladores y, de momento, sigue en esa línea. Genial.
Fotos | Gamelab Facebook
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