Gestionar ciudades es un género propio en los videojuegos con un exponente tan capital como el de Sim City. La saga de EA nació en 1989 y durante muchos años se convirtió en un referente absoluto por la brutal complejidad de su propuesta. Ahora, su mayor heredero es Cities: Skylines y podemos echarle el guante para descubrir si lo de ser alcalde es tan sencillo.
Cities: Skylines, en diferentes versiones, está disponible tanto en Xbox Game Pass como en PlayStation Plus Extra y Premium. En el caso del servicio de Microsoft podemos jugar en Xbox One a la edición para consolas, en Xbox Series X/S a la remasterizada y en PC a la adaptada para Windows. Los usuarios de PS5 y PS4 pueden disfrutar de su edición para la plataforma lanzada en 2013.
En cualquier caso, la esencia de Paradox Interactive sigue intacta para que consigamos crear la metrópolis perfecta. Comenzaremos con un terreno pequeño que habrá que ampliar para que nuestra ciudad crezca sin límites, pero intentando mantener el orden planificando a nivel de urbanismo, de servicios públicos y de políticas cívicas.
La revolución industrial necesaria para que el progreso se acelere puede repercutir en una contaminación masiva, si bien podemos optar por crear un pueblo costero que se nutra de las energías renovables. La simulación del tráfico es uno de los apartados más relevantes de Cities: Skylines, pues hay que tener en cuenta cómo se conjugan los coches, los trenes, el metro, autobuses y hasta los aviones.
Las exigencias de la población son constantes y será tu deber atenderlas para asegurar su bienestar... si es que realmente te importa. Incentiva políticas locales, crea zonas verdes y prohíbe las mascotas en barrios residenciales si eso es lo que necesitan. En definitiva, el futuro de miles de personas está en tus manos.
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