Introducirse a un juego con la solera de ‘Counter-Strike: Global Offensive’, con jugadores que llevan dominando sus mecánicas desde hace casi una veintena de años, no es tarea fácil. La frustración de las primeras partidas, los repasos que te pegan cada vez que empiezas a jugar, la sensación de que todo el mundo mata y tus armas disparan gominolas…
Pero esa primera etapa puede dejarse atrás con algo de teoría y práctica. La segunda la dejamos en tu mano, sigue jugando para mejorar, pero con la primera tal vez podamos echarte un cable. ¿Qué te parecería, por ejemplo, empezar sabiendo cómo matar de un tiro de forma efectiva?
El daño de las armas con y sin casco
Lo primero que debes saber es que, frente a jugadores sin casco, todas las armas son capaces de matar de un tiro. Algunas como la Glock precisan de una distancia mucho más cercana para poder matar de un headshot, pero todas tienen esa posibilidad y está en tus manos dominar su potencial.
Si hablamos de oponentes con casco, entonces el número de armas efectivas se reduce y la necesidad de mantener una distancia controlada se vuelve aún más importante. A corta distancia escopetas o rifles como el AUG pueden matar de un tiro, pero para larga distancia tendrás que ceñirte a armas como el Ak-47, la Desert Eagle o todos los rifles francotirador.
Si buscas más información sobre estadísticas de armas, a través de este enlace encontrarás una completa guía que muestra todo lo que necesitas saber sobre cada una de ellas, incluida la distancia necesaria para matar de un headshot según el tipo de arma.
Ahora que sabes que el problema no es de las armas, sino tuyo, llega el siguiente punto, aprender a reducir el manquismo con algunos consejos básicos sobre la forma de jugar. A estas alturas daremos por supuesto que sabes la importancia entre el trabajo en equipo y la calma, y que no eres de esos jugadores que corre por ahí como pollo sin cabeza.
La importancia de apuntar bien
Las esquinas no se rodean sin mirar antes y siempre se intentarán pasar cubriendo el ángulo por el que te estás desplazando, nunca realizando giros abiertos en los que nos convertimos en el globo de un puesto de feria donde se han olvidado de trucar el cañón.
Pero más que el movimiento, que por supuesto es importante, lo que de verdad es crucial en este caso es la posición de la mira. Apuntar a la cabeza no debería limitarse jamás a ver al enemigo y desplazar el puntero hacia su testa, el puntero ya debería estar en un punto en el que crees que alguien puede aparecer, de lo contrario pierdes un tiempo precioso que puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte.
Puede parecer una perogrullada, pero no lo es. Pensad por ejemplo en lo que comentábamos de las esquinas. Si estamos cubriendo el ángulo de la esquina no lo haremos con el puntero pegado a la pared, para que eso surtiese efecto necesitaríamos unos reflejos alucinantes y, aunque es algo que puede entrenarse, es mejor dar por hecho que el enemigo va a intentar esquivarnos mientras nos dispara. Nos conviene más seguir ese trazado con un centímetro de separación entre puntero y pared que podría cubrir ese movimiento.
La posición del puntero siempre se va a desplazar a puntos en los que hipotéticamente podría aparecer el enemigo, y además debe hacerlo a una altura que cubra la zona de la cabeza, así que más allá de practicar la posición del ratón, lo primero que deberías hacer es aprenderte muy bien los mapas para controlar dónde apuntar antes de que aparezcan tus rivales.
Con ráfagas cortas y delicadeza
Es muy importante que controles cómo funciona cada arma, qué estilo se adapta más a tu forma de jugar y cómo afectan sus características al retroceso que se produce con cada disparo. Para esa valiosa lección te recomendamos algún mapa de entrenamiento como este, donde podrás probar cada arma y aprender a dominarlas.
Lo que harás será intentar dominar los tempos de retroceso de cada arma en ráfagas cortas, de dos o tres balas, y en disparos de un tiro que acaricien el ratón en vez de que el dedo se quede pegado a él como si no hubiese un mañana. Disparar, volver a la posición inicial y repetir el proceso otra vez.
Una buena forma de practicar es entrar en partidas en las que sólo sean válidos los tiros a la cabeza, lo que te ayudará a potenciar todas estas habilidades de forma más natural. Dicho de otra forma, obligarte a aprender matando de esta forma más pronto que tarde acabará dando sus frutos.
Práctica y paciencia, no hay más. Ningún jugador nació sabiendo y es a base de darte de bruces contra la pared cuando se interiorizan todos estos conceptos. Intenta seguir esta teoría y verás que, con el tiempo, tus balas dejan de parecer gominolas.