2019 nos trajo grandísimos juegos indies, sin lugar a dudas. Uno de ellos nos proponía una premisa bastante inusual: bajar por una montaña a solas con nuestra bici mientras nos empapamos de naturaleza. Hablo, por supuesto, de Lonely Mountains: Downhill.
El juego de Megagon Industries se puso a la venta para PC, PS4 y Xbox One (está en Game Pass, de hecho), pero como suele ocurrir en estos casos, el público se preguntaba si llegaría también a Switch. Pues bien, ya no hace falta pedirlo más, porque a partir del 7 de mayo estará disponible en la consola híbrida de Nintendo.
Ahí lo tenéis, en todo su esplendor. Una de los mejores aspectos de Lonely Mountains: Downhill es lo bien que están recreados sus paisajes naturales low-poly, especialmente a nivel sonoro. Perfecto para tumbarnos en el sofá, jugarlo en modo portátil, y relajarnos con su ambientación silvestre.
Bueno, a medias. El objetivo del juego es llegar hasta el final de cada circuito sin matarnos (cuesta abajo, como su nombre indica). Al principio es relajante sí, pero en las últimas pruebas hay que ir con muchísimo cuidado para no despeñarnos. Sobre todo si estamos en un reto a contrarreloj, que son necesarios para desbloquear más circuitos.
Lonely Mountains: Downhill plantea una variedad bastante sorprendente para ser una fórmula tan básica. Cada montaña tiene su intrínguilis y sus trucos, y las bicis que vayamos consiguiendo son cada una un mundo diferente a nivel de control.