No importa que haya sido a amigos, familiares o a cualquiera que se me cruce, todos coinciden en lo mismo: Pentiment es una maravilla artística. Obsidian ha demostrado que su reputado sistema de decisiones, pulido en Fallout: New Vegas y The Outer Worlds, puede verse envuelto por una paleta visual que roba toda la atención.
El juego está repleto de detalles llamativos y otros tantos que pasan desapercibidos, pero que se cruzan en un nexo demostrando que la pasión impresa por Hannah Kennedy, directora de arte, es total. No solo ella, sino el resto del equipo artístico, para que al final terminemos diciendo que la obra "parece un libro medieval en movimiento".
Sin embargo, desde Obsidian han revelado exactamente qué libro ha sido la base para expandir su propia visión. Crónicas de Nuremberg fue el elegido y su inclusión no fue ni mucho menos caprichosa.
Época de cambio
Como bien sabemos, Pentiment se sitúa a comienzos del siglo XVI, una etapa especialmente clave. La imprenta se inventó unas cuántas décadas atrás y su implementación comienza a ser total. Los escribas a mano todavía resisten a los cambios, pero el arrollador progreso permite que se difunda mucho más rápido la información por todo el mundo.
Sobre todo a un pueblo analfabeto en su mayoría, por lo que es evidente que se le debe dar una buena lección desde el principio. Crónicas de Nuremberg cumple de arriba abajo esa función, pues con su impresión en 1493 se acercaba la historia universal a todo aquel que quisiera conocerla. Pero no nos precipitemos.
Andreas Maler, protagonista de Pentiment, acaba convirtiéndose en un reputado maestro ilustrador que atesora una agenda repleta de mecenas dispuestos a pagarle lo que haga falta para nutrirse de su arte. Una relación comercial absolutamente habitual en la época y que podía ejecutarse entre particulares -sobre todo los adinerados-. Esto es lo que propusieron Sebald Schreyer y Sebastian Kammermeister, dos comerciantes de Nuremberg.
Yerno y suegro encomendaron la misión de tomar la recopilación de los escritos del médico Hartmann Schedel a Anton Koberger, el cual asumió la responsabilidad de editar e imprimir la publicación resultante. En 1491 solicitan a Michael Wolgemut y Wilhelm Peyndewurff, ilustradores profesionales, que diseñasen las imágenes que veríamos en el papel.
Schedel no era un matasanos cualquiera, sino que fue un hombre realmente avanzado para su época. Fue de los primeros en cartografiar en imprenta y destacó como un humanista que apilaba libros por doquier. En 1498 se constató que su biblioteca personal registraba 370 manuscritos y 670 libros impresos, una auténtica maravilla hoy en día y un prodigio para la época.
Si bien el texto lo escribió él, apenas un 10% le corresponde directamente, ya que tomó referencias de Supplementum Chronicarium, otra crónica humanista de Giacomo Filippo Foresti. Por lo tanto, una amalgama de teología, sociedad, economía y la historia, tal y como se concebía a finales del siglo XV.
1.000 florines para costear el papel, la impresión, distribución y gastos derivados de todo el proceso de poner en venta el libro. Por otro lado, un contrato en 1492, con Colón mirando más allá del horizonte, estipula que los bloques y el arquetipo utilizado deben devolverse debidamente a los mecenas. Aquí no terminaba el trabajo, pues era necesario ampliar la distribución al máximo. Traducción al latín y al alemán, no en vano nos encontramos en pleno dominio del Sacro Imperio Romano Germánico.
La historia entra por los ojos
Con todo listo para su difusión, Crónicas de Nuremberg se convirtió en un éxito instantáneo. La posibilidad de ser leído en dos idiomas tan extendidos por territorio europeo propulsó su popularidad, junto a 1804 ilustraciones creadas con 645 planchas xilográficas. Un trabajo mecánico que se apuntilló con detalles de viveza a mano.
Las portadas con el título del libro no existían como tal en la época, por lo que directamente se asumía que el nombre del mismo era la frase con la que iniciaba la primera página. Ninguna seña de los autores, fecha u otro dato de interés para catalogarlo. Sencillamente se juntaban los manuscritos de toda la vida para hacer una recopilación.
3,5 florines para hacerse con una copia sin encuadernar y desprovista de color; 8 florines para la versión premium. Fuese cual fuese la edición que escogieses, te estabas llevando a casa un auténtico best seller del momento, llegando a reeditarse tres veces en una sola década. Se le considera un incunable, ya que hablamos de un libro de la primera hornada tras la invención de la imprenta.
Tanto es así que se cree que 1.500 ejemplares en latín se vendieron junto a otros 1.000 en alemán. Han pasado 500 años y apenas sobreviven 400 libros en latín y 300 en alemán en nuestros días. Es pues, un tesoro de un enorme valor artístico y cultural, el cual se encuentra repartido por bibliotecas de todo el globo.
Pentiment muestra una historia centrada en asesinatos, pero el trasfondo es claro. El peso de la religión en el siglo XVI era total, las sociedades se regían alrededor de sus santos, divinidades y la Biblia era la máxima autoridad, suministrada por el cargo religioso de turno. No es de extrañar que Crónicas de Nuremberg beba especialmente del libro sagrado para contar, en siete etapas diferentes, la historia de la humanidad:
- Primera edad: desde la Creación hasta el Diluvio universal
- Segunda edad: desde la llegada de Noé hasta el nacimiento de Abraham.
- Tercera edad: desde Abraham hasta el reinado de David.
- Cuarta edad: desde el Rey David hasta el destierro a Babilonia.
- Quinta edad: desde Babilonia hasta el nacimiento de Jesucristo.
- Sexta edad: desde el nacimiento de Jesucristo hasta 1492, momento en el que se escribe la obra.
- Séptima edad: el Juicio Final.
Schedel tomó la tradición medieval de narrar desde los albores de los tiempos en diferentes edades, pero acertó en la decisión de incluir otros relatos. Crónicas de Nuremberg nos habla de fábulas, leyendas mitos, filósofos y toda clase de información que tuviese relevancia en aquellos años, independientemente del origen cristiano o pagano que tuviese.
Esa misma dicotomía se plantea en Pentiment y nosotros debemos resolverla con la presión de un buen grupo de personajes detrás de la nuca. La calidad de las ilustraciones que podemos ver en el libro era tal que se vendieron aparte, teñidas en acuarela y se utilizaron como impresiones decorativas debido a su belleza.
En las imágenes que copan este artículo podéis ver de qué clase de trabajo hablamos. Batallas medievales, ciudades al completo y recreaciones de diversos hechos y personajes históricos. Por ejemplo, todo Nuremberg ocupó dos páginas y es la ilustración que encabeza el texto. A su vez, posee un valor extra por mostrar un mapa de Alemania al completo impreso por primera vez
Crónicas de Nuremberg no se libró del mal que nunca parece terminar. La piratería se aprovechó de la ocasión para difundir la obra sin consentimiento. Aquello no repercutió en los bolsillos de quienes debían, pero aumentó su popularidad. Ahora, gracias a otros artistas con otras herramientas, podemos ver su arte cobrar vida en nuestra pantalla o monitor. Por cierto, podéis descargaros el título totalmente gratis y verlo al completo.