La cólera de Kratos es implacable. El dios de la guerra de Sony puso patas arriba la mitología griega aniquilando a cualquier deidad que se cruzase en su camino. Incluido su propio padre, el mismísimo Zeus. Y pese a que la violencia más explícita es uno de los elementos centrales de la saga de Santa Monica Studios, lo que podemos esperar de la secuela de God of War está a un nivel completamente distinto: ¡Cory Balrog desatará el Ragnarok en PS5!
God of War: Ragnarok seguirá la estela del espectacular God of War de 2018, el cual supuso una continuación directa de toda la saga -y una suerte de reinicio casi total de la misma- integrando a su protagonista de lleno en las leyendas escandinavas. Descubriendo al jugador sus costumbres, sus criaturas mitológicas, su tan característica ambientación y cultura y, por supuesto, enfrentándolo a sus propias deidades.
Una mitología que, por cierto, fue arrasada por completo durante la batalla de dioses más épica jamás relatada.
Un evento que los pueblos del norte de Europa bautizaron como el Ragnarok. Solo que, en el universo de God of War (por no perder la costumbre) seremos nosotros el detonante de la inevitable espiral de caos, muerte y destrucción en la que el mismísimo Odín, Thor y el resto de dioses del panteón nórdico se verán envueltos.
Y lo haremos a sabiendas de que en los relatos de la Edda poética, el compendio de obras que ha transmitido mitología escandinava y leyendas heroicas germanas hasta nuestros días, el Ragnarok supone el inevitable final del mundo (y de la vida) tal y como lo conocemos. En esencia, el apocalipsis nórdico. Pero, ¿cómo se originó todo?
Sobre la caída del hijo de Odin y la mayor travesura del dios del Engaño
Es relativamente común que en la mayoría de las creencias exista una suerte de conflicto entre el bien y el mal. Sin embargo, en la mitología nórdica el tema más recurrente es sutilmente distinto: casi todo gira en torno al equilibrio entre el orden y el caos.
Los æsir, los habitantes del reino de Asgard y principales dioses, simbolizan el orden en oposición al caos imperante en el mundo. Y pese a sus buenas relaciones con Odin, el rey de los æsir y padre de las grandes personalidades de Asgard, el buscalíos de Loki no era un æsir.
Por las venas de Loki corría la sangre de los jotun, una raza de gigantes que estaban mucho más próximos a la naturaleza que los æsir. Los regentes de Asgard estaban por encima de todos los demás, mortales o no, pero Loki no tardó en ganarse el favor de Odín, quien lo veía como su propio hermano a sabiendas de su naturaleza traviesa, retorcida e impredecible.
Los escandinavos consideraban a Loki el origen de todas las mentiras y engaños. El caos encarnado, desde luego, capaz de generar los mayores conflictos y los más sutiles desacuerdos. Pero también, un ser lleno de ingenio capaz de proveer una inesperada solución a los problemas más delicados. Por lo general, los que él mismo había provocado.
Y pese a que no está claro que sus orígenes sean de naturaleza divina, su dominio de las artes mágicas era prodigioso. Lo suficiente para engañar a los æsir con cierta frecuencia. A veces por disfrute propio y otras por venganza. A lo que hay que sumar los problemas que él mismo se echaba a la espalda. ¡En una de sus travesuras acabó incluso dando a luz a Sleipnir, un poderoso corcel de ocho patas!
Si bien Loki tuvo hijos relativamente normales (Narfi y Váli) junto a su esposa Sigyn, las leyendas nórdicas también le atribuyen la paternidad de criaturas que tendrán un rol trascendental en el Ragnarok, incluyendo:
- Hela, la máxima autoridad del reino de los muertos, cuya mitad del cuerpo lucía como un cadáver
- El lobo gigante Fenrir, hijo de la giganta Angrboda, el cual acabó encadenado por los æsir para evitar males mayores en los reinos gobernados por Odin.
- Jörmundgander, la serpiente de Midgard, una criatura que alcanzaría un tamaño tan colosal que incluso era capaz de rodear la Tierra.
Si bien Loki había engendrado criaturas tan poderosas y temibles, lo cierto es que las odas que se cantaban en torno a los æsir o el propio Odin tampoco se quedaban muy atrás. Y pese a las diferencias y travesuras de Loki, en cierto modo, los æsir habían aprendido a convivir con él, siendo conscientes de que tarde o temprano acabarían recibiendo un disgusto. Y así fue hasta el día en que Loki se pasó de la raya.
Balder, hijo de Odín y Frigg y dios de la luz y la verdad, sufría pesadillas. Cada vez era más frecuente que contemplase su propia muerte en sueños; y eso alertó a los æsir: siendo conscientes de que se trataba de una premonición, tomaron medidas y se aseguraron de que casi ningún arma o criatura fuese capaz de dañarlo o acabar con su vida. Sin embargo, hubo una excepción: el muérdago. ¿Cómo podría ser eso una amenaza?
Dada su condición de casi inmortal, Balder solía incitar a los otros æsir a que le arrojaran objetos para intentar herirlo. Un momento que Loki aprovechó para engañar a Höðr, el hermano ciego de Balder, ofreciéndole una flecha de muérdago. Balder fue herido de muerte y aquella travesura supuso la gota que colmó el vaso para los æsir.
Las motivaciones de Loki eran ambiguas. Por un lado estaba su naturaleza, claro, pero también había sido testigo de cómo los æsir habían tratado con crueldad y condenado a sus hijos, encadenándolos o desterrándolos tras considerarlos grandes amenazas. Sin embargo, a diferencia de sus anteriores canalladas, en esta ocasión se encontró frente a toda la cólera de Odín y su familia.
La condena de Loki: permanecerá atado a una piedra con las vísceras de uno de sus propios hijos, recibiendo un constante goteo de veneno que le causará infinitos dolores hasta el fin de los tiempos. De hecho, así permaneció hasta el día del Ragnarok.
El Ragnarok, la batalla del fin del mundo
El Ragnarok es la batalla definitiva de la mitología nórdica. El evento que sentenciará todos los reinos regentados por Asgard y al propio mundo tras un apoteósico enfrentando entre Odin y Loki. Una batalla épica sin precedentes en la que, una vez más, colisionan el orden y el caos.
El fin de los tiempos viene precedido de dos grandes acontecimientos. Por un lado, tendrán lugar tres inviernos seguidos sin veranos intermedios (el Fimbulvetr); mientras que por otro las deidades del sol y la luna serán finalmente alcanzadas por los lobos Sköll y Hati, sumiendo al mundo en penuria, desesperación y tinieblas.
Roto el equilibrio entre el orden y el caos, a lo largo de los siete reinos comenzaron a levantarse los pueblos subordinados a Asgard, incluyendo el inesperado levantamiento de los muertos de Hel. El mundo comenzó a estremecerse en el sentido más literal y, finalmente, Loki consiguió liberarse de su encierro.
En este periodo de completa incertidumbre, Loki y sus hijos Hela, Fenrir y Jörmundgander, liderarán a los ejércitos de Jotun, se aliarán con Surtur, el rey de los gigantes de fuego de Muspelheim, y reclamará el control de los muertos de Hel, preparándose para la batalla definitiva contra Odin. Por su parte, las fuerzas æsir parten al combate junto con los einheriar, los espíritus de los guerreros que habían muerto en batalla.
Según se narra en los relatos de la Edda poética, el destino de Thor es morir justo al concluir su enfrentamiento con la gigantesca serpiente Jörmundgander, la vida de Odin se apagará durante su batalla con el lobo Fenrir y, finalmente, Loki caerá a manos de Heimdall, cobrándose la vida de su ejecutor antes de morir.
A la caída en batalla de Odin, Loki y Thor hay que sumar la pérdida de incontables vidas, pero el verdadero final del mundo será provocado por Surtur, quien desplegará todo su poder incinerando todo el universo y sus habitantes en el proceso.
Llevando la muerte a todos los seres en la Tierra y, finalmente, enterrando la superficie del mundo bajo el mar. Siendo el apoteósico broche del inclemente Ragnarok y, a la vez, el comienzo de una nueva era.
¿Qué podemos esperar de God of War: Ragnarok?
Los eventos del Ragnarok han sido adaptados de mil maneras durante incontables generaciones a la cultura popular, incluyendo Universo Cinematográfico de Marvel. Sin embargo, el nuevo capítulo de la serie God of War será la continuación directa del considerado juego del año de 2018. Y eso significa que antes de avanzar debernos tener presente su final
Por ello, y antes de plantearnos cómo encajará la mitología nórdica y la saga de Santa Monica, te recomendamos encarecidamente que a partir de este punto hayas completado la historia principal del juego.
Dicho de otro modo, a continuación encontrarás spoilers sobre el final de God of War (2018) con vistas a alinear las piezas del juego de cara a su secuela.
Como seguramente ya hayas visto, Cory Balrog y su equipo nos han zambullido en la mitología nórdica distanciándose, con mucho acierto, de los acontecimientos descritos en la Edda poética. Sin embargo, también habrás deducido que el clímax de God of War supone también el primer paso hacia el Ragnarok.
Incluyendo la caída de Balder (Baldur en el juego) y la posterior revelación de la identidad del hijo de Kratos: Atreus es el mismísimo Loki.
Durante God of War, Atreus -siempre al amparo de Kratos- tiene la oportunidad de interactuar con varios de los agentes clave del Ragnarok, incluida la serpiente Jörmundgander. Pero también se gana, junto a su padre, la ira de Freya, la Bruja del Bosque y la esposa de Odín. Pero, sobre todo, la madre de Baldur.
Estamos de acuerdo en que Baldur dista mucho de ser el personaje descrito en la Edda poética. Es más, también nos encontramos con un Loki (merece la pena recordar que Atreus es hijo de una jotun) que poco a poco ha comenzado a forjar su carácter y que apenas ha comenzado a descubrir su naturaleza divina, la cual le viene por parte de padre.
Muy probablemente, al menos mientras Kratos viva, el Loki de God of War será mucho menos travieso y descarado que el de la mitología nórdica. Pero eso no significa que sea menos interesante.
Está claro que se avecinan grandes acontecimientos. La colisión entre un Thor que asomó muy fugazmente en God of War y Kratos (o el propio Atreus) es inevitable. Y que el símbolo del juego sea a la vez un guiño a Jörmundgander, quién en teoría está destinado a devorar al dios del trueno, nos da más pistas sobre lo inevitable que será ese enfrentamiento.
Sin embargo, las claves para entender un poco mejor lo que está por venir no las encontraremos dispersas en nuestros viajes a través de los reinos, sino en los recuerdos de Mimir, la cabeza que Kratos lleva colgando y que nos guía entre hachazos y demoliciones. Según sus propias palabras, el hombre más listo que hay.
La profecía del Ragnarok es conocida (y temida) por los æsir de God of War. De hecho, el propio Mimir habla sobre cómo el propio Odin, cada vez más desconfiado de los demás, intenta adelantarse al acontecimiento adquiriendo egoistamente todo el conocimiento posible a través de visiones propias y ajenas.
Odin es descrito en God of War como un personaje muy ambicioso, maniático, terriblemente belicista y constantemente atormentado por sus propios deseos y obsesiones. Un regente que ambiciona el control de todos los reinos, pese a que no tiene reparos en eliminar a los gigantes y otras criaturas. Una obsesión sádica que, en cierto modo, ha heredado su hijo Thor.
Entre las visiones que ha conseguido interceptar Odin destaca la de Gróa, la Guardiana del Conocimiento, quien durante años viajó por los reinos buscando y leyendo tomos de sabiduría antigua.
Con el tiempo, obtuvo una visión del Ragnarok, despertando la curiosidad del rey de los æsir, quien le arrebatara sus conocimientos, sus runas, su propia vida y una última profecía: un fantasma pálido proveniente de tierras lejana y su hijo estarán implicados en la batalla que dará origen al final de los tiempos.
La caída de Baldur a manos de Kratos y Atreus supuso el inicio del Fimbulvetr y el detonante de la cólera de los reyes æsir. Por delante, quedan tres inviernos sucesivos hasta que estalle el mayor conflicto jamás acontecido en la saga God of War, periodo en el que Atreus deberá crecer como guerrero, aceptar su destino como dios.
Y, llegado el momento, enfrentarse a los æsir en el inevitable Ragnarok.
El Ragnarok es considerado a la vez el final de todo y el inicio de todo. En la mitología nórdica, tras la destrucción del mundo, comienza una nueva era, aparecerá un nuevo sol e incluso la vida se abrirá paso en un nuevo y prometedor lienzo en blanco.
¿Habrá una nueva entrega de God of War tras el apocalipsis nórdico de Santa Monica Studios? Bueno, la cosa no punta nada bien para Kratos.
Ver 22 comentarios