La aparición de enclaves españoles a lo largo de los años en el mundo de los cómics se ha incrementado, o por lo menos de los guiños hacia tierras patrias. Esto es debido a la proliferación de talento nacional de cara al exterior, hacia el seno de las editoras más importantes del mundo como DC, Marvel o Dark Horse Comics, por ejemplo.
Uno de los casos de la presencia de España en las viñetas superheroicas se produjo durante los acontecimientos de Red Robin #1 de Christos Gage y Ramón Bachs. Publicado en 2009, el primer título de la serie nos muestra a un adulto Tim Drake que busca encontrar el paradero de Bruce Wayne. El antiguo compañero de Batman se muestra mucho más implacable, violento y con un perfil oscuro muy predominante.
Es en su primera aventura cuando Red Robin visita Madrid, la capital de España. Bachs, dibujante catalán, dio forma a las imágenes de la historia inicial que nos muestra cómo el héroe libera a una chica que ha sido secuestrada. Yessenia Peñalba es la rehén, hija de un importante político nacional, y Robin sospecha que el terrorismo nacional se encuentra detrás de la operación criminal.
En un momento dado de la batalla contra los responsables, podemos leer en los bocadillos de pensamiento del protagonista las siguientes reflexiones:
"En este punto, las mentes maestras están mojando sus pantalones o tienen algo bajo la manga. Así que van a renunciar o esto está a punto de ponerse interesante. O tal vez no. Esto no es Gotham. [Un sicario grita exigiendo que acaben con Red Robin] Vale, no importa. Tal vez Madrid es la Gotham de España"
Una comparación con Gotham City bastante peculiar, pues bien sabemos que la ciudad de DC es el bastión de la mafia y el crimen. Tras pelear contra un villano con poderes de fuego y haber rescatado a la joven, Drake se cura sus heridas en un hotel y días después continúa su viaje por Toledo. Pregunta a los mayores del lugar por el paradero del cementerio, al cual acude subido en su moto Ducati.
Posteriormente se traslada a Praga, en República Checa, por lo que su paso por España termina. Una curiosa aparición del territorio nacional que es anecdótica en las aventuras de Red Robin, pero tan solo con semejante equiparación quedó para el recuerdo.