No es que yo sea el mayor fan de los juegos de conducción, pero lo que sí que tengo claro es que no me gusta el realismo. Hay un mercado para todos aquellos que quieran sacarle jugo a Gran Turismo 7, F1 22 o Assetto Corsa, pero yo necesito algo mucho más arcade.
Allá por el 2008 volvía cada tarde del colegio y me paraba en una tienda de videojuegos donde tenían un título de prueba en PS3. Una fantasía de la que quedé prendado al instante gracias a curvas imposibles, velocidades de vértigo y, sobre todo, choques de automóviles apoteósicos. Aquel juego era Burnout Paradise, la maravilla creada por Criterion Games.
La podéis encontrar en Xbox Game Pass Ultimate con su versión remasterizada que ofrece todo el contenido lanzado en un pack fabuloso. La propuesta es bien sencilla: escoge un vehículo, pisa el acelerador y completa toda clase de pruebas infernales por Paradise City. Una banda sonora de leyenda te espera con el inolvidable tema de Guns N' Roses que da nombre al escenario capitaneando las canciones.
Montañas, carreteras, túneles, callejones estrechos... hay toda clase de lugares por los que colarte mientras realizas acrobacias brutales. Detente en cualquier semáforo para activar los diversos desafíos en los que algún coche siempre va a ir directo al desguace. Todos los complementos de The Year of Paradise y el enorme DLC de Big Surf Island te aguardan en un 4K de escándalo con 60FPS.
Evidentemente, todo es mucho más divertido si decides jugar con amigos en el modo multijugador para recorrer la ciudad en compañía. Con todo, uno de los añadidos más especiales es el relacionado a los coches legendarios. Sí, icónicos vehículos que hemos visto en la gran pantalla como el de Los Cazafantasmas y el DeLorean de Regreso al Futuro. No están licenciados, pero basta echar un vistazo para darte cuenta de cuáles son. Como no podía ser de otra forma, el invento de Doc Emett Brown vuela por encima del asfalto y puedes mandarlo a 1955 con un par de vueltas de campana.
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