Robots del tamaño de rascacielos enfrentándose a hijos bastardos y embrutecidos de Godzilla, Ghidorah, Rodan y tantos otros. Una fórmula atemporal e incombustible, bien asentada desde antes de los tiempos de Mazinger Z y que el cineasta Guillermo del Toro asimila y plasma en pantalla con fuerza demoledora y todavía mayor ambición. Ofreciendo siempre al espectador exactamente que viene a buscar: un espectáculo colosal a todos los efectos.
Estrenada en 2013, Pacific Rim es todo lo que se espera de una película dedicada a dar rienda suelta a la capacidad destructora de poderosas montañas de metal y bestias cuya altura equivale o supera la de cuarenta automóviles apilados. Dando su correspondiente margen a los conflictos internos de los pilotos que tratan de entender qué está pasando, claro, pero reteniendo la atención en lo esencial.
Pacific Rim es ciencia ficción, cine de kaijus y una gran distopía apocalíptica. Todo a la vez, sí, pero en plan bestia. La influencia Made in Japan es enorme desde sus compases iniciales, pero no es algo superficial ni tampoco se queda ahí: con la misma claridad con la que se aprecian los homenajes a Godzilla y escenas calcadas a las de Evangelion, encontramos mucho de ese cine de grandes catástrofes de Roland Emmerich o los excesos visuales que tanto le gustan al mejor Peter Jackson. Guillermo del Toro toma prestado todo esto, lo procesa y finalmente lo lleva a su terreno.
Y pese a que sus ingredientes, por separado, ya son un reclamo en sí mismo, mezclados en pantalla con un buen chute de efectos especiales, cortesía de Industrial Light & Magic, nos da un estupendo resultado: sus 132 minutos de acción palomitera también son una de las máximas manifestaciones del espíritu geek. Con sus clichés, sus personajes pintorescos y sus momentos gamberros que restan seriedad cuando ésta intenta aflorar. Eso sí, a través del inconfundible prisma de las superproducciones de Hollywood.
Recomendar cualquier película del cineasta de Guadalajara es fácil. Muy fácil. Guillermo del Toro nos hace cómplices de su enorme fascinación por los monstruos, la animación japonesa y esa sobrecarga de efectos especiales que presiden sus películas. Al punto de trascender los límites del homenaje para establecerse, a día de hoy, como una franquicia propia. Con su secuela, sus proyectos de animación y su propio merchandising. Exactamente igual a todo aquello a lo que Pacific Rim rinde tributo.
Dónde ver Pacific Rim en streaming
Actualmente, Pacific Rim forma parte del catálogo de HBO Max, aunque la puedes alquilar o comprar en digital desde 3,99 euros a través de Amazon Prime Video, Rakuten TV y las tiendas de Google Play Store y Microsoft, por ejemplo.
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