Desde su renacimiento en 2015, la saga Mad Max ha ido ganando una buena cantidad de seguidores que se han enamorado por completo del mundo árido y post-apocalíptico de George Miller. Sin embargo, parece que la idea inicial de ver este escenario era bien distinta y se alejaba de la arena y la locura vista en toda la franquicia.
Durante la CinemaCon de este año, a la que pudo asistir ScreenRant, el director estadounidense desvela que si Mad Max comenzó en un lugar tan inhóspito como era una tierra abandonada era porque el presupuesto no daba para más, y por tanto, necesitaban lugares vacíos o abandonados con los que poder grabar sin tener que gastar mucho dinero.
"La idea era hacer una película en la que, como dice Hitchcock, que 'en Japón no tengan que leer los subtítulos'. Una película que se basara totalmente en lo visual. Nadie quería financiar la película, pero la montamos y lo intentamos. Pero era casi imposible hacer secuencias de acción en la ciudad en la época moderna, en las calles locales con todos esos coches, etcétera. La idea era ambientarla en un futuro distópico simplemente porque podíamos rodarla en calles vacías y edificios en ruinas y demás. Fue algo muy divertido porque, accidentalmente, la película, que de otro modo habría sido actual, resultó ser más alegórica".
Miller asegura que las intenciones iniciales de Mad Max eran alejadas de este mundo distópico, pero al ver que nadie les apoyaba económicamente, no les quedó más remedio que ambientarlo en un lugar inhóspito, árido y prácticamente vacío, donde Mel Gibson protagonizaba gran parte de la película.
Sin embargo, el resultado fue bastante mejor de lo que esperaban: con un presupuesto de tan solo 350.000 dólares, la película de 1979 acabó recaudando más de 100 millones de dólares, convirtiéndose así en uno de los mejores éxitos de aquel año.
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