Al César lo que es del César: la película Gremlins es icónica. Divertida, gamberra y con un toque de cine de terror de videoclub que, a su modo, la convierten en una especie de clásico navideño. Pero Gremlins 2: La nueva generación la supera en todo. Todavía más irreverente y atrevida, al punto que no tenía ningún reparo en echar el freno a su propia trama para reírse junto al espectador de todo el caos que se manifestaba en pantalla. ¿Lo más singular? el director Joe Dante se guardó una de sus mejores bromas (y sorpresas) para los que la vieron desde casa.
Pongámonos solo un poquito en situación: la premisa de Gremlins 2 es que los traviesos monstruitos acaban tomando el control de un rascacielos de Nueva York altamente automatizado con sus propios estudios de televisión. Y mientras los Gremlins se dedican al llevar el caos dentro del edificio, también se hacen con el control de la emisión. Incluyendo, y ahora viene lo bueno, el metraje de la propia película.
Cuando "el Duque" se lio a tiros con los monstruitos de Joe Dante
A partir de aquí, un apunte: Gremlins 2: La nueva generación se estrenó en 1990. No había versiones digitales o vídeo en streaming y la distrubución doméstica pasaba por las cadenas de pago y, sobre todo, los video clubs. Y ambos formatos analógicos solían dar algún que otro susto a los espectadores, dadas las interferencias o que la propia banda magnética del VHS (o del Beta) se estropease.
De modo que, llegados a un punto cualquiera de la película, el sonido se estropeaba, la imagen se iba al traste y, solo un instante antes de desesperar a quienes están delante de la pantalla, aparecen los propios Gremlins para regalarles una escena que nunca se vio en las salas de cine. Pillando por sorpresa sobre todo a quienes ya habían visto la película y se encontraban con algo incluso más inesperado.
Un momentazo que, por cierto, puedes ver a continuación. De modo que las liantes criaturas comienzan a hacer juegos de sombras, zapear delante de nuestras narices y, finalmente añaden una nueva escena junto al mejor cameo de toda la película. Y que conste que fueron unos cuantos.
De la nada, los monstruitos se cuelan en una película de vaqueros, añaden su marca a una ternera e inician un tiroteo con el mismísimo John Wayne usando metraje de sus clásicos Westerns. Es más, tras cargarse a base de plomo a sus inesperados invitados, "el Duque" se encarga de devolver la cinta y los acontecimientos a su curso. Algo que nadie vio venir, dado que la superestrella de Hollywood había fallecido unos 11 años antes del estreno de Gremlins 2.
Para que Wayne entrase, Hulk debía salir
Lo cual nos lleva al último tramo de esta genialidad: como habrás adivinado, no tenía ningún sentido trucar la película en las salas de cine para que "fallase" como si se tratase de una cinta de VHS que daba problemas, de modo que se creó esa escena para ver en casas. Sin embargo, aquellos que originalmente se sentaron en las butacas en el año 1990 también tuvieron una brillante sorpresa.
Exactamente en el mismo momento de la película, durante el diálogo entre Zach Galligan y el legendario Christopher Lee, los acontecimientos quedan interrumpidos al mostrarse de cara a los espectadores que el filme se quemaba en la sala de proyección. Poco después, se mostraba que habían sido los Gremlins quienes había provocado ese destrozo, rompiendo la cuarta pared, metiendo otras pelis clásicas y, en cierto modo, interactuando con el público en la sala. Pero ahí no acaba la cosa.
En la siguiente escena, ya dentro de la película, vemos cómo el público de la sala de cine sale de la sala y se queja ante el encargado, interpretado por el director de cine Paul Bartel, quien no solo estaba ahí sino que de propina adelanta que la primera película era mucho mejor. Ante eso, el acomodador de la sala de cines toma la iniciativa y, linterna en mano, pide ayuda a uno de los espectadores: ¡nada menos que Hulk Hogan! Es más, siguiendo su tradición, se partiría la camiseta... como Camarón.
Curiosamente, este cambio de escena, en la que se sustituyó a Hogan por el Duke, no solo se hizo para acomodarse al tipo de espectador, sino que logró de rebote hacer que la cinta fuese deliciosamente atemporal, ya que muchas de esas figuras habituales de los cines (incluyendo el propio formato de filme) hoy serían cosas complicadas de explicar a los que nacieron en la época de las películas digitales.
Gremlins 2: La nueva generación se adelantó a muchos acontecimientos que llegarían años después. Incluso décadas. A veces de manera reivindicativa, otras a modo de sátira y siempre con un punto de humor. A veces, absurdo y sin miedo a abrazar los gags basados en la cultura popular. ¿Un Gremling sale volando por la pared tras tomarse un químico que le da alas? ¡que el hueco que quede sea una Bat-Señal!
Y pese a que muchos efectos especiales y temas son fruto de su tiempo, hay que reconocer que por muchos años que pasen sigue habiendo más carisma en el adorable Gizmo y sus traviesos "hermanos" que en la mayoría de muñecos creados digitalmente. Esperemos que la tercera entrega, cuyo argumento lleva escrito desde 2017, esté a la altura.
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