Esperaba mucho de Sky: Children of the Light desde que fue anunciado hace casi dos años. Desde entonces, también, me había olvidado de él por completo. La ausencia de ruido a su alrededor durante todo este tiempo, sumada al trajín de la actualidad y de otros lanzamientos más gordos, lo sepultaron en algún rincón de mi mente.
Sky, para el que ande todavía perdido, es el nuevo juego de thatgamecompany dirigido por Jenova Chen, el creador de Journey. Y por ahora sólo está disponible en iOS.
Este texto está lejos de ser un análisis completo del juego, ya llegará el momento. Por ahora sólo he pasado un par de horas o tres con él y no he avanzado mucho en la historia, pero me apetece hablar de Sky porque tengo esa agradable sensación de que lo que he visto en él no lo he visto en ningún otro juego hasta la fecha.
Sky es gratuito, pero no lo parece. Si hubiera salido directamente en PC o en consolas a un precio de 20 o 30 euros la sensación hubiera sido la misma (de hecho, el juego está siendo desarrollado para tvOS, Android, macOS, PC y consolas). A nivel técnico y visual no sólo juega en la línea de Journey u otros títulos independientes de altos vuelos, sino que los supera. Cinco minutos en Sky bastan para frotarse los ojos y preguntarse cómo es posible que algo tan bonito y que funciona tan bien, sobre todo en un dispositivo móvil, sea gratis. Por no hablar de su espectacular banda sonora, más propia de un AAA que de un juego de esta envergadura.
En general, los controles de tipo táctil, sobre todo cuando pretenden emular sticks y botones, me parecen horripilantes. Pero Jenova Chen y su equipo han conseguido hacer magia con el sistema de control de su juego. La suavidad de los movimientos y la facilidad con la que se controlan tanto el personaje como la cámara son como para echar una lagrimilla. Se puede jugar con una mano intercambiando los gestos disponibles para mover al personaje o a la cámara, o bien con una mano para cada cosa. Y en ambos casos el resultado es muy satisfactorio.
¿De qué va Sky y cómo se juega?
La verdad es que, tras unas horas de juego con Sky, todavía no tengo ni idea de qué me quiere contar la historia. Sé que hay una especie de castillo al fondo hacia el que debo ir, algo similar a lo que pasa en Journey, y que por el camino puedo descifrar una serie de jeroglíficos, encender velas y volar. Por ahora, no mucho más.
Hasta aquí podría tratarse de cualquier otro juego, pero antes he dicho que Sky me ha parecido muy novedoso. Y eso tiene que ver, sobre todo, con la parte social que incluye Sky. No puedo poner la mano en el fuego en estos momentos, pero por lo que he podido experimentar, tengo la sensación de que Sky quiere que hagamos amigos y que nos comuniquemos con ellos de muchas y variadas formas. A diferencia de Journey, donde podíamos cruzarnos con algún que otro jugador anónimo y echarnos un cable mutuamente sin muchas opciones de comunicación reales, Sky te junta a los pocos minutos con un puñado de gente de forma aleatoria.
Y tiene hasta chat de texto.
Hay una zona muy temprana que funciona como hub social. El resto de jugadores son siluetas grises hasta que con la vela que porta otro encienda la suya. No sólo los ves correteando de un lado a otro: si quieres conocer su aspecto deben tener ese primer acercamiento con otros o contigo. Y si te sientas en una piedra al lado de otro jugador, puedes abrir el chat de texto y tirarte un rato de cháchara si te apetece.
La primer vez que decidí sentarme en una piedra, otro jugador se sentó a mi lado y me dijo, en inglés, “Hola, soy japonés”. Le contesté de dónde era yo y que estaba encantado de conocerle. Su respuesta fue recíproca y, sin mediar más palabras, pudimos añadirnos como amigos en la lista particular del juego. Lo curioso es que todo sigue siendo anónimo: tú puedes elegir qué nombre ponerle a ese nuevo amigo o que el sistema escoja uno de forma aleatoria, pero la verdadera identidad de cada uno queda oculta. Es curiosísimo todo.
No sólo nos añadimos, sino que gracias a unas luces que vas recogiendo mientras juegas puedes desbloquear animaciones. Nos dimos un abrazo e incluso su personaje pudo coger al mío de la mano para subir hasta una zona elevada y contemplar el paisaje. Sky es ese tipo de juego: te puedes quedar embobado con su belleza, no necesitas ir corriendo a cumplir objetivos, y si lo haces en compañía de amigos desconocidos, sabe mejor.
En ese mismo hub hay una serie de plataformas sobre las que te puedes poner para cambiarle la vestimenta o el peinado a tu personaje. Y lo tendrás que ir desbloqueando todo jugando y explorando zonas para descubrir secretos y personajes. Por lo que he visto, el juego está estructurado en temporadas y cada una de ellas incluirá nuevos objetos cosméticos.
Sí, hay microtransacciones para el que quiera acceder a todo antes, como en cualquier otro f2p, pero lo cierto es que el juego no tiene el foco puesto en empujarte a que compres. Más bien diría que todo lo contrario. El juego se disfruta desde el principio sin más.
Seguiré jugando para traeros el análisis, sí, pero sobre todo seguiré jugando porque Sky es uno de esos títulos especiales y distintos a los que merece la pena acercarse sin miedo. Lo que se obtiene a cambio no es otra cosa que alegría y una sensación de maravilla constante difícil de explicar.
Nota: es necesario disponer de iOS 9.0 o superior. Haz click aquí para ver la lista completa de dispositivos compatibles y poder descargar el juego de forma gratuita.
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