Tras dedicarme la última semana a masacrar enemigos de formas extremadamente brutales y violentas en Gungrave G.O.R.E., esta vez quise pasarme al otro extremo y buscar algún título de los que se consideran cozy games, que vienen a ser aquellos destinados a hacerte disfrutar de una experiencia entretenida y relajante sin demasiadas pretensiones, así que te puedes sentar en el sofá y limitarte a pasar un buen rato con este tipo de juegos.
A raíz de la triste noticia de que Humble Games ha despedido a todos sus empleados, vi que uno de los títulos que publicó hace unos años fue Carto, un simpático indie desarrollado únicamente por las cuatro personas que forman parte del estudio Sunhead Games, afincado en Taiwán. Me pareció muy interesante y llamativo, así que aproveché la suscripción de PlayStation Plus Extra para descargarlo gratuitamente en PlayStation Store.
Esta entrañable aventura nos presenta a una pequeña niña que da nombre al juego y a su abuela, quienes están viajando por el mundo con una máquina voladora. Por desgracia, una terrible tormenta acaba golpeando su transporte, provocando que nuestra joven protagonista salga disparada al exterior y acabe yendo a parar a una misteriosa isla, por lo que deberá buscar la forma de reunirse de nuevo con su abuelita.
Para ello Carto debe utilizar sus poderes especiales de cartografía, lo que te deja más claro por qué ella se llama así. Tan solo tardas un par de minutos en descubrir cómo se juega exactamente y es gracias a un mapa dividido en una serie de tarjetas que puedes ir colocando libremente e incluso girarlas. Esto te permite alterar el diseño del escenario a tu antojo para desplazarte por él de múltiples formas.
Por ejemplo, cabe la posibilidad de que un bosque te bloquee el paso, pero si consigues colocar la tarjeta de cierta manera es posible generar un nuevo camino. En este sentido, a veces hay que distribuir las casillas de una manera determinada para generar una nueva. No obstante, no es una cuestión de prueba y error, porque los diversos personajes que van apareciendo en este mundo de fantasía, así como las pistas visuales que se pueden observar, son muy útiles para tener claro cómo poner las tarjetas.
Sobre los propios personajes que va conociendo Carto, lo cierto es que me han parecido muy adorables y pintorescos, con sus diferentes culturas y formas de ver la vida. Así he visto a individuos que se dedican a realizar rituales con ayuda de animales, a una familia que envía a su hija de viaje al cumplir la mayoría de edad o a un librero que esconde una serie de libros de lo más misteriosos.
La aventura se divide en una serie de capítulos que no son excesivamente largos. Todo depende de la capacidad de cada uno a la hora de resolver los puzles que se van planteando, pero no hay que perder de vista nada de lo que hay alrededor, porque los rompecabezas son muy ingeniosos y sorprendentes por cómo van variando a pesar de que el eje central de ellos sigue siendo el de desplazar las tarjetas por el mapa.
Algunos de los que más me han llamado la atención son unos que requerían realizar formas concretas con las casillas, como un círculo o un camino secreto, al igual que otras que me he sentido como estar atrapado en el Bosque Perdido de The Legend of Zelda al tener que guiarme por los sonidos y las indicaciones visuales para descubrir el camino correcto a seguir. Además, la recompensa por cumplir con el objetivo resulta muy satisfactoria con sonidos muy alegres y nuevas piezas del mapa para hacerlo más grande todavía.
Y por supuesto no puedo evitar resaltar su brillante banda sonora y su mágico apartado artístico al estar todo dibujado a mano en unos escenarios muy variopintos. A pesar de desprender un toque un tanto infantil, es inevitable que entre por los ojos y que te mantenga pegado a los mandos, porque su propuesta te conquista por lo diferente que es a lo que estamos acostumbrados a ver y que en algunos momentos me ha hecho acordarme del juego de mesa Carcassonne.
Carto es el típico juego que puedes darle una oportunidad en cualquier momento, sobre todo si te apetece disfrutar de algo relajante y pasar el rato con alguien que tampoco sea muy habilidoso a los mandos, porque es idóneo para que cualquier persona disfrute de una tarde ayudando a la pequeña Carto en este viaje inolvidable que te acaba dejando un sabor de boca muy satisfactorio.
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