Uno de los mayores temas de conversación de los últimos días es The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom, algo que no es para menos teniendo en cuenta que es uno de los mejores videojuegos de los últimos años. Aunque ya lleva poco más de una semana a la venta, tal vez para alguno ha sido tiempo más que suficiente para pasarse el juego y tener ganas de vivir más aventuras con la saga.
Por suerte, Nintendo nos sirve en bandeja la solución perfecta para ello, porque gracias a Nintendo Switch Online podemos tener acceso a otros The Legend of Zelda solo por el simple hecho de estar apuntados a este servicio de Nintendo Switch. Por ejemplo, semanas atrás os hablamos de que entre ellos estaba disponible The Legend of Zelda: Ocarina of Time, pero también tenéis a vuestra disposición The Legend of Zelda: Majora’s Mask.
Eso sí, para poder disfrutar de esta aventura necesitaréis estar suscritos también al paquete de expansión, dado que este permite el acceso a los clásicos de Nintendo 64, que es la plataforma en la que fue publicado originalmente este título en cuestión que llegó a conseguir una nota media de 95 en Metacritic, coronándose como uno de los The Legend of Zelda mejor valorados.
72 horas para evitar el cataclismo
Han pasado un total de 23 años desde que esta aventura, secuela directa de Ocarina of Time, vio la luz en la mítica consola de Nintendo. Gracias a la calidad tan elevada que presentó logró no quedarse completamente a su sombra y convertirse en uno de los juegos más especiales e icónicos de toda la serie. Uno de los principales motivos se debía a una de sus mecánicas y que le hacía tan diferente a cualquier otro The Legend of Zelda que se haya visto.
Toda la acción transcurre en el reino de Términa, donde Link va a parar después de ser asaltado por asaltado por una pareja de hadas. Así se encuentra con un personaje que está equipado con la temible máscara de Majora, que le otorga unos poderes demasiado devastadores, sobre todo uno con el que será capaz de reducir el mundo a cenizas.
Esto conlleva que su intención es la de atraer la Luna, con una cara que da auténtico miedo, hasta el suelo para que arrase completamente con el mundo, aunque eso sucederá una vez transcurran tres días, lo que viene a ser un total de 72 horas. Por eso mismo, hay que estar viajando al pasado constantemente para evitar que eso suceda y buscar la forma de alterar los acontecimientos.
Para que os hagáis una mejor idea, una hora en este mundo equivale a un minuto en el mundo real, para que así podáis calcular la cantidad de tiempo que tenéis por delante. Aun así, como es imposible finalizar el juego en tan poco tiempo, sin hacer uso de glitches típicos de los speedrunners, tendréis que estar viajando atrás en el tiempo constantemente.
El problema es que todo se reinicia a cómo era el mundo tres días atrás, lo que puede acabar resultando un fastidio para ciertas misiones por tener que repetirlas constantemente, pero ahí también reside la magia y lo que hace tan especial al juego. Eso sí, la presión que tendréis de no perder ni un segundo no se esfumará en ningún momento. Además, la ciudad principal irá cambiando su melodía a medida que se acerque el fatídico momento, más aún en las últimas horas que dejan claro que se avecina todo un cataclismo.
Para que no todo sea un problema el volver atrás, se pueden ir desbloqueando formas de adelantar los viajes y para que no todo vuelva a como era al principio. En este sentido, en las mazmorras no tendréis que repetir todos y cada uno de los puzles, porque los objetos que obtengáis los conservaréis. En cambio, las rupias y otros elementos sí que os tocará decirles adiós.
Por otro lado, la ciudad y otros lugares están repletos de personajes con sus propias historias y misiones, algunas que os entregarán nuevas máscaras con poderes especiales, entre ellas varias muy necesarias para progresar en la historia. Con algunos ciudadanos de Términa solo podréis interactuar a determinadas horas y días, como por ejemplo ocurre en la historia de Anju y Kafei, una de las más memorables de toda la franquicia.
El poder de las máscaras
Si bien algunas de las máscaras que iréis consiguiendo solo servirán para cambiar la cara de Link, hay otras muy especiales, la más destacadas de todas que son capaces de modificar a Link por completo, lo que hace que se transforme en un Deku, un Goron o un Zora, dependiendo de la que se utilice, lo que a su vez le permite utilizar nuevos poderes exclusivos y el tocar otros instrumentos que no sean la ocarina.
En este sentido, el Deku puede planear en el aire, dar giros y saltar por encima del agua, mientras que el Goron pega muy fuerte con sus puñetazos y rueda por el suelo o el Zora se desplazará mejor por el agua. Dependiendo de la situación tocará estar alternando entre unas y otras, al igual que ocurrirá con las batallas contra los respectivos jefes finales, que precisamente son de los mejores combates de toda la saga.
En otro orden de cosas, la jugabilidad es exactamente la misma que la de Ocarina of Time, con los mismos gráficos, jugabilidad y hasta algunos personajes os resultarán muy familiares. En cambio, la dificultad es más elevada y no os será nada sencillo pasaros los palacios o descubrir todo lo que debéis de hacer para progresar en esta aventura en la que también resalta su ambientación tan oscura en comparación con otras entregas a lo largo de las 15-20 horas que os mantendrá pegados a los mandos.
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