El 2022 está siendo un año simplemente impresionante para cualquiera que tenga una Nintendo Switch, especialmente esta época veraniega. Tras disfrutar de los espléndidos Mario Strikers: Battle League Football y Fire Emblem Warriors: Three Hopes, próximamente llegará el momento de disfrutar del que sin duda es uno de los títulos más esperados para este segundo semestre: Xenoblade Chronicles 3.
La anterior entrega fue uno de los primeros videojuegos que recibió la consola de Nintendo y en aquel momento puso el listón altísimo por la calidad tan sobresaliente con la que contaba, así que es comprensible que todos los aficionados de la serie tuviesen unas ganas locas de poder disfrutar de un nuevo capítulo de la saga. Al menos, la buena noticia es que la espera llegará a su fin en apenas tres semanas.
No obstante, he de decir que en mi caso he tenido la suerte de no tener que aguantar hasta entonces porque ya he tenido la ocasión de jugar las primeras horas de la aventura, así que solo tenéis que seguir leyendo para echarle un ojo a las primeras impresiones que me ha generado este nuevo Xenoblade Chronicles.
La encarnizada guerra entre dos naciones
Como buen JRPG que se precie el argumento es uno de los apartados clave y más determinantes si quiere mantenernos enganchados durante decenas de horas. Lo cierto es que por lo poco que he visto hasta ahora está incluso superando con creces las expectativas que me habían generado los diferentes tráilers y avances que ha ido publicando Nintendo en las últimas semanas.
Por el momento no quiero revelar demasiados detalles al respecto, así que lo poco que puedo contar es que la historia nos presenta a dos colosales naciones guerreras que están enfrentadas entre sí: Agnus y Keves. Las dos mantienen una encarnizada batalla con el único objetivo de poner fin a la vida de todos y cada uno de sus soldados y habitantes.
El motivo se debe a que la facción que se cobre la vida de la contraria absorberá su energía vital para alimentar a sus máquinas y así volverse más poderosos todavía. Sin embargo, los que mueren pierden su esencia y se quedan como transformados en piedra en los denominados cascarones, pero lo cierto es que ninguno de los soldados conoce otra forma de vivir, ya que desde que nacieron los educaron para combatir.
Dicho de otra forma, todos los habitantes son tratados como armas para acabar con la facción contraria. Además, por si no fuera suficiente, solo pueden vivir diez años (llamados cursos para ellos), aunque el alcanzar la década lo consideran un premio para poder cumplir la llamada "Llegada a Casa". Eso sí, no todos son capaces de vivir para contarlo al tener que sobrevivir a las batallas durante tantos años seguidos.
En cualquier caso, esto no es más que un pequeñísimo aperitivo que nos cuentan durante los primeros compases. La trama va bastante más lejos de todo esto y no para de enrevesarse más y más todavía a medida que van pasando las horas, aunque lo mejor de todo es que engancha con una facilidad alucinante. No paran de surgir nuevos asuntos a tratar, así como preguntas que te dejan con ganas de seguir avanzando para conocer las respuestas.
Y todo esto viene acompañado por multitud de secuencias que hacen que todo se vuelva más espectacular todavía, porque no hablamos de escenas de apenas unos segundos, sino que son bien largas y en las que encima a veces hay hasta momentos de acción y tensión, por lo que resulta prácticamente imposible apartar el ojo de la pantalla mientras estamos presenciando cualquiera de ellas.
En resumidas cuentas, estoy deseando seguir jugando para ver qué más sorpresas me aguardan e intentar contar algo más en el análisis que publicaremos más adelante. Hasta entonces, lo que tengo claro es que el nivel de este apartado está altísimo y espero con ganas que se mantenga en los futuros capítulos de la aventura y no decaiga, porque el comienzo es simplemente brutal.
Un mundo de fantasía digno de ser explorado
Otro de los aspectos que ya es habitual en la saga es que nos invite a recorrer unos mundos abiertos inmensos, algo que no es una excepción en Xenoblade Chronicles 3, porque todos los escenarios cuentan con unas dimensiones descomunales y al mismo tiempo resultan de lo más interactivos, ya sea por los enemigos que están deambulando por todas partes y por los objetivos que iremos encontrando.
Yendo por partes, las misiones principales que nos irán otorgando nos indicarán en todo momento la mejor ruta a seguir, para que así nadie se pierda por el camino, lo que no quiere decir que sea el camino que deba seguir cada uno o que vaya a estar exento de peligros, así que es decisión de cada uno hacerle caso al juego o no, pero también hay que reconocer que muchas veces viene bien, sobre todo para los que nos dedicamos a explorar cada rincón, como es mi caso.
De hecho, no sé la cantidad de tiempo que he podido perder recolectando los cientos y cientos de objetos que hay tirados por todas partes, ya que es ver algo brillando y no puedo evitar ir directamente a por cualquier cosa, sin importar si es valioso o no. De todos modos, a la larga viene bien pillar todas estas cosas, porque habrá personajes que nos solicitarán encargos para que les entreguemos ciertos objetos en particular y así recibir a cambio experiencia y recompensas.
Pero sobre todo la chatarra viene de maravilla para venderla y así ganar dinero para obtener piezas de equipo para mejorar a nuestros personajes, sobre todo si quieren sobrevivir a los encuentros contra las criaturas que se cruzarán en nuestro camino, sobre las que hay que decir que no siempre serán de nuestro nivel, ya que desde el primer momento aparecerán algunas que nos sacarán fácilmente 30-40 niveles o incluso más, lo que supone un suicidio ir a por ellas.
E incluso es posible que a veces nos encontremos con grupos que están luchando entre ellos y será decisión nuestra meternos en medio para posicionarnos a favor de alguno de los dos bandos. De todos modos, me lo he pasado en grande recorriendo los escenarios, porque vale que el apartado visual no esté a la altura de los juegos de las otras consolas, pero para la calidad que es capaz de alcanzar la Nintendo Switch hay que decir que lucen de maravilla, entre sus bosques, praderas, lagos, cuevas, ciudades, zonas destrozadas por la guerra, etc.
Dándolo todo con las artes de los protagonistas
El sistema de combate es otro de los apartados que a grandes rasgos se mantiene intacto, pero eso no quita que presente alguna que otra novedad. Para empezar, la mecánica principal seguirá siendo la misma de utilizar las artes (las habilidades especiales) de los personajes para que golpeen más fuerte de lo normal a los adversarios, aunque no se pueden utilizar a lo loco y en cualquier momento.
En este título depende de la procedencia de cada personaje funcionarán de una manera u otra. Por ejemplo, los procedentes de Keves recargarán sus artes con el paso de los segundos, mientras que los de Agnus lo harán gracias a los ataques automáticos. Es más, estos últimos seguirán estando presentes, de manera que deberemos mover a nuestros héroes por el escenario para que ataquen por su propia cuenta mientras nosotros nos limitamos a escoger las artes.
Para los que nunca han jugado a un Xenoblade, no os penséis que os quedaréis de brazos cruzados o sin hacer nada la mayor parte del tiempo. Nada más lejos de la realidad, porque las artes se recargan lo suficientemente rápido para que pensemos bien cuáles serán las siguientes que utilizaremos. Además, el posicionamiento es vital porque algunas requerirán que estemos situados detrás, a un lado o de frente para causar auténticos estragos.
Además, otro gran motivo por el que el que la colocación es tan determinante es porque si ejecutamos los ataques correctamente servirá para recargar las artes más poderosas que causarán bastante daño. Y si hay alguna que no nos convence demasiado tendremos la posibilidad de cambiarla por otras desde el menú de cada personaje, dependiendo de la forma de jugar de cada uno o de las combinaciones que quiera obtener.
Por otro lado, cada personaje dispondrá de una clase diferente, con roles de ataque, sanadores o guardianes, lo que influirá a su vez en las artes a las que darán rienda suelta y también en la forma de jugar, dado que cambiará por completo dependiendo de la que elijamos. Incluso con el tiempo será posible alternar entre los diferentes personajes, ya sea por el mundo o en medio de una batalla.
También he de reconocer que me ha encantado el nivel de la inteligencia artificial, porque temía que mis compañeros no jugaran demasiado bien, dado que nosotros solo controlamos a un personaje al mismo tiempo, y la buena noticia es que se desenvuelve perfectamente si tiene que dedicarse a proteger a los demás de los golpes con un guardián o curar a los aliados con un sanador, así que al menos por esa parte no hay de qué preocuparse.
El hype que me había generado Xenoblade Chronicles 3 ya lo tenía por las nubes antes de ponerme a los mandos y no ha hecho más que aumentar considerablemente durante las primeras horas, algo que por una parte me da algo de miedo, porque si empieza tan fuerte desde el principio, ¿será capaz de ir a más sin parar o se estancará rápidamente? Eso es algo que estoy deseando comprobar, aunque por lo jugado hasta ahora tengo claro que aspira a ser uno de los mejores JRPG del año y apunta alto a llevarse el GOTY de Nintendo Switch.