En la actualidad ya no resulta nada extraño ver cómo varias de las vacas sagradas de generaciones pretéritas están probando suerte con el género Battle Royale para gozar de un estilo más refrescante. El problema es que no todos funcionan por igual. Tetris 99 ha sido sorprendente, Pac-man Mega Tunnel Battle tiene potencial para conquistarnos, e incluso Bomberman era un paso lógico, pero... ¿Worms?
Sí, sobre el papel no resultaba descabellado: los icónicos gusanos de Team 17 eliminan los combates por turnos y se pasan a la acción en tiempo real, cada persona controlando a su propio gusano en una batalla de 32 jugadores. Sin embargo, algo hacía presagiar que la fórmula de Worms Rumble no iba a cuajar.
Estos gusanos se pasan a la acción más desatada
Con una beta abierta disponible durante todo el fin de semana en PS4 y Steam, con juego cruzado opcional y un lanzamiento previsto para el 1 de diciembre donde se sumará la versión de PS5, tenía ganas (en cualquier caso) de satisfacer mi curiosidad al ser una de las franquicias a las que más apego les tengo.
Como amiguero que soy, llevo acompañando a Worms desde sus inicios en Amiga 500 y he probado sus múltiples experimentos, por lo que tampoco me sorprendió conocer que ésta era la gran sorpresa de Team 17 por su 25 aniversario. Es, de entrada, como controlar a un gusano en un turno eterno, pero perdiendo una parte importante de su identidad: no se destruye el escenario. Primera decepción.
A pesar de compartir la perspectiva, al eliminar los turnos y ese detalle de los escenarios, no se siente tan Worms. Y eso que rescata infinidad de armas, donde no faltan clásicos como el bazuca, las granadas o por supuesto las ovejas, los plátanos y la granada sagrada. Pero claro, por culpa de que ninguna deja rastro alguno de desperfectos sobre las paredes y demás, pierden bastante su gracia.
Al ser una especie de Battle Royale, no contamos con esas armas de entrada, sino que habrá que recogerlas por medio de unos cofres aleatorios. Nuestras armas principales irán variando, pudiendo ser una escopeta, una uzi... Y no falta el bate de béisbol, cómo no. Pero no envía tan lejos a los enemigos como en el clásico de 1995. Al menos, eso sí, cada una de esas armas replica de modo fiel los rasgos característicos de las originales, pero sin tener que preocuparnos por la dirección del viento o calcular los tiempos, debido a su naturaleza arcade. Aparte que aquí, al morir, reviviremos a los pocos segundos (perdiendo todo) desde otro punto.
Worms Rumble no sorprende, pero divierte algo
En esta beta, que ya ha recibido un nuevo parche, se ha corregido precisamente un detalle que me molestó, el de no mantener la vista en el "gusano" que nos mató, sino pasar directamente a otro. Ahora sí se mantiene, pero se nota que sigue verde en otros aspectos (no deja de ser una beta, insistimos), como glitches gráficos.
Superada la decepción inicial por el cambio, lo cierto es que llega a divertir, pero está muy lejos de los Worms clásicos. En ningún momento sorprende, siendo un juego más dentro del manido grupo de juegos de acción de todos contra todos, o con grupos (también está esa opción), donde igualmente podrá ganar el último en pie. Son los tres modos disponibles, de hecho. Y cada uno aporta algo distinto.
Tiene un leve punto estratégico, al ocultar la posición de un gusano sobre los demás cuando se cuela por conductos de ventilación y similares (salvo que haya otros dentro, claro), y con un escenario que podremos aprovechar de otras formas para gozar de mayor movilidad, como tirolinas y ascensores, pero sin destrucción.
Al menos su precio es comedido (14,99 euros en Steam, donde su reserva ya está activa), pero veo difícil que Worms Rumble me enganche como lo hicieron los anteriores clásicos de Team 17. Por lo menos su estilo del humor sigue intacto, por otra parte, con opción a personalizar los gusanos de múltiples maneras (también su voz, cómo no) o desbloquear más diseños para las armas... Y eso que en pleno combate no es que vayamos a notar tanta diferencia por su tamaño...
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