A lo largo de casi 17 años hemos podido comprobar cómo el mundo de Azeroth de World of Warcraft ha pasado por sus más y sus menos, con expansiones para enmarcar y otras que perfectamente podían quedar en el olvido. Lo cierto es que Battle for Azeroth podría colocarse en un punto intermedio, así que había ganas de que Blizzard desarrollara una expansión de esas que nos dieran ganas de levantarnos de la silla para aplaudir sin parar.
Eso mismo es lo que ha tratado de logar con World of Warcraft: Shadowlands, con la que nos dejó boquiabiertos desde que salió a la luz su primer tráiler oficial, en el que pudimos presenciar con una épica cinemática un combate entre Sylvanas y Bolvar como Rey Exánime, lo que ya anticipaba que se avecinaba algo bastante gordo.
Pues bien, tras haber jugado durante unas cuantas (bastantes) decenas de horas, nos disponemos a contaros en el siguiente análisis qué nos ha parecido exactamente la que es la octava expansión de uno de los MMORPG más importantes del mundo.
Adentrándonos en las Tierras Sombrías, con una trama formidable
Como hemos señalado previamente, el primer vídeo de Shadowlands ya ofrecía un adelanto de lo que nos íbamos a encontrar en esta nueva aventura. Al derrotar Sylvanas al Rey exánime le arrebató su casco, destruyéndolo en pedazos, lo que provocó que se abriera una grieta en el cielo de Corona de Hielo, apareciendo así un portal hacia las Tierras Sombrías, un lugar que podríamos definir como el más allá porque es donde van a parar todos los seres vivos que acaban muriendo.
No contenta con ello, Sylvanas logra capturar a algunas de las figuras más importantes de todo Azeroth. Es ahí cuando los miembros de la Alianza y la Horda se pondrán manos a la obra para viajar a las Tierras Sombrías, rescatar a sus aliados y sobre todo frenar los maquiavélicos planes de la exjefa de guerra de la Horda. Sin embargo, los planes de Sylvanas van más allá de todo esto, porque se ha aliado con el Carcelero, uno de los seres más poderosos que habitan en el otro mundo.
Todo esto corresponde tan solo a los primeros minutos de esta expansión, sobre la que hay que reconocer que es la que mayor peso argumental tiene de todas las que se han llegado a publicar hasta la fecha. Ya de por sí es tremendamente extensa y poco a poco, a medida que vamos visitando los diferentes reinos de las Tierras Sombrías, iremos conociendo las motivaciones, los objetivos de los responsables de estos lugares y el destino que aguarda a las almas de aquellos que fallecen, aunque hay que decir que no todas las zonas nos han impactado por igual hasta el punto de sufrir algunos altibajos en pocos momentos, como por ejemplo en Bastión.
Lo mejor de todo es que, al contrario que en las últimas expansiones, aquí la historia es lineal y es algo que sinceramente es de agradecer, porque sirve para entenderla mucho mejor en profundidad. Sobre todo porque te obliga a tener que pasar por todos y cada uno de los cinco reinos que existen, los cuatro principales junto con Las Fauces, gobernado por el Carcelero. Además, todo esto también sirve como homenaje a la historia de World of Warcraft, debido a que en ocasiones aparecerá algún protagonista o villano que ha muerto o ha sido eliminado hace años, lo que hace que resulte curioso (y lógico por otra parte) encontrarse con ellos en el más allá.
Pero si hay algo en lo que se nota que Blizzard ha depositado un gran esfuerzo ha sido en el endgame, el contenido que se desbloqueará al finalizar la campaña principal, porque se ha realizado de tal forma que se va desbloqueando poco a poco a medida que van pasando las semanas, con nuevas misiones principales. A día de hoy la trama sigue adelante y no ha finalizado, lo que sirve de gran motivación a los jugadores para seguir entrando todas las semanas, porque así tienen la garantía de que siempre se van a encontrar con nuevos contenidos y novedades.
La elección de las Curias
En los cuatro reinos clave de las Tierras Sombrías conoceremos a infinidad de personajes nuevos. Cada uno cuenta con su propia Curia, de ahí que antes destacáramos que era esencial conocer a cada una de ellas, porque al terminar la campaña tocará tomar una de las decisiones más determinantes de toda la expansión al tener que elegir a una de las cuatro Curias. A partir de ese momento será cuando arrancará una campaña totalmente nueva y exclusiva de esa facción en concreto.
Por lo tanto, se podría decir que Shadowlands dispone de cinco campañas en total y que necesitaréis cuatro personajes para verlas todas. Aun así, si os creáis un personaje secundario, el juego os dará la opción de saltaros directamente la campaña principal y poder disfrutar de la expansión a vuestro aire, teniendo que elegir una Curia desde el principio para así ir aumentando vuestra reputación con ella mientras subís de nivel a vuestro campeón. No obstante, en cualquier momento se puede seleccionar una Curia diferente a la escogida previamente, aunque eso conlleva una serie de penalizaciones, de ahí que lo recomendable sea tirar de otros personajes para verlas todas.
Dicho esto, aparte de las nuevas misiones que van surgiendo semanalmente, la campaña de las Curias también se desbloquea poco a poco, así que hasta el momento todos los jugadores no han parado de encontrarse con nuevas sorpresas. Sin duda es algo de agradecer porque al final otras expansiones se volvían excesivamente repetitivas y no ofrecían la suficiente motivación para conectarse diariamente, pero aquí, entre las misiones principales, las secundarias, las diarias, subir las reputaciones, las profesiones y mucho más, tendréis entretenimiento para dar y tomar.
A su vez, otra de las razones por lo que hay que pensar detenidamente qué Curia es la más adecuada es porque estas otorgarán sus propias piezas de equipo, monturas, aliados, ventajas, zonas y habilidades que no encajarán exactamente por igual con todas las clases. Eso sí, esto último solo se aplica si vuestro objetivo es el de adentrarnos en las mazmorras míticas o en las raids para numerosos grupos de personas, mientras que si vuestra intención es simplemente la de jugar en solitario a vuestra bola, entonces os podéis decantar por la que más os llame la atención, porque en este sentido tampoco es que importe en exceso una u otra.
Dicho sea de paso, hacía tiempo que no disfrutaba tanto completando mazmorras, porque cada una de las de esta expansión es lo suficientemente diferente al resto para presentar un auténtico reto, sobre todo si se juega en heroico y muchísimo más en dificultad mítica. Sin duda es impresionante que después de casi 17 años Blizzard todavía siga teniendo el suficiente ingenio para crear combates con mecánicas nunca vistas hasta el momento, con jefes finales de lo más originales y a los que nos darán ganas de enfrentarnos una y otra vez, aparte de para mejorar más las piezas de equipo.
Regresando a los orígenes con el nivel 60 como tope
Cuando World of Warcraft comenzó su andadura, algo que también es posible revivir en World of Warcraft Classic, el nivel máximo que existía por aquel entonces era el 60. Desde entonces se ha ido aumentando este límite con cada una de las expansiones que se ha ido publicando. Sin embargo, Blizzard era consciente de que dicha situación echaba para atrás a muchos jugadores por el hecho de imaginarse que tenían que subir 120 niveles para llegar a ver los contenidos más actuales. Por eso mismo, con la llegada de Shadowlands, se ha recortado el nivel máximo a la mitad y devolviéndolo al 60.
Esto ha venido acompañado por dos novedades muy significativas. La primera de ellas es que los recién llegados al MMORPG, o aquellos que quieran poner en práctica una clase nueva, tendrán la oportunidad de viajar a una zona de inicio totalmente nueva y de lo más entretenida que servirá para subir unos cuantos niveles en tan solo un rato. A partir de ahí es decisión de cada uno el elegir las siguientes zonas en las que subirán de nivel hasta el 50, el necesario para poder visitar las Tierras Sombrías de esta nueva expansión.
Es ahí donde entra en juego la segunda gran novedad que mencionábamos, porque ahora es tremendamente sencillo subir los primeros 50 niveles. La experiencia requerida se ha reducido sustancialmente para que ahora no cueste prácticamente nada alcanzarlo a la vez que resulta muy divertido. Está claro que Blizzard pretende que los jugadores vean cuanto antes a las Tierras Sombrías y es indiscutible que estas decisiones que se han tomado al respecto han sido todo un acierto.
Asimismo, la reducción en los niveles ha implicado otro gran cambio y es que se ha modificado el daño que causan todos los personajes al disminuirlo, naturalmente, así como las estadísticas que otorgan las diferentes piezas de equipo. A pesar de todo, la compañía californiana debería echarle un buen ojo al daño que causan todas las clases en general, especialmente en el modo PvP, donde los Pícaros y los Cazadores son unas auténticas bestias que te pueden aniquilar en un abrir y cerrar de ojos. Os lo asegura alguien que tiene el modo guerra (el PvP) activado de forma permanente y lo ha sufrido en sus propias carnes, mientras que de otras clases he podido zafarme si ningún problema.
Es comprensible que a mucha gente no le agrade tener que lidiar con los jugadores de la facción contraria que muchas veces decidirán mataros simplemente porque sí. Aun así, el mundo de las Tierras Sombrías gana infinitamente más puntos si os decantáis por el modo guerra porque así se nota que los distintos reinos están más vivos al mismo que presentan un desafío añadido al tener la certeza de que en cualquier momento te podrá acechar por la espalda un miembro de la Alianza o la Horda.
El infierno de Las Fauces y Torghast
Anteriormente hemos mencionado de pasada Las Fauces, uno de los reinos clave de las Tierras Sombrías y sin lugar a dudas la zona que introduce uno de los mayores retos de todo World of Warcraft. La mejor forma de definir este territorio es con la palabra infierno, aparte de porque lo parece por su cantidad de demonios y poderosas criaturas, porque os sentiréis que es donde estáis a medida que vayáis intentando avanzar mientras completáis las misiones. De hecho, es indispensable haber alcanzado el nivel 60 para adentrarse en Las Fauces, donde se dice que todo mortal que va a parar ahí no regresa con vida.
A cada paso que deis lo comprobaréis vosotros mismos, porque este reino está plagado de enemigos y tampoco ayuda el hecho de que no podéis utilizar la montura para ir de un lado para otro, así que tenéis que estar mentalizados de que os esperan muchos combates por delante yendo a pata. Por si no fuera suficiente, hay otro peligro añadido a todo esto como es la mirada del Carcelero. Esto supone que a medida que derrotéis a sus esbirros se percatará de vuestra presencia, lo que incrementará un aviso de alarma con distintos niveles (hasta un máximo de cinco), de forma que con cada uno aumentarán los peligros y los riegos de esta zona hasta que resulte prácticamente imposible sobrevivir.
Por suerte la alarma se restaura cada día, lo que conlleva que a veces no os quede más remedio que esperar al día siguiente para llevar a cabo esa misión que teníais pendiente. En cualquier caso, otra forma de pasar el rato en Las Fauces sin tener que prestar atención a la mirada del Carcelero es con Torghast, la Torre de los Condenados y una de las mayores novedades de la expansión, ya que se trata de una especie de mazmorra completamente nueva cuyo contenido se genera aleatoriamente cada vez que se recorre cada una de sus salas.
Los aficionados a los roguelikes se sentirán muy satisfechos con esta torre al presumir de que nunca habrá dos pisos iguales, porque los pasillos cambian, las recompensas, los enemigos y los jefes finales que habitan ellos. Para contrarrestar estas amenazas, ya sea en solitario o en grupo, se podrán obtener mejoras pasivas para que así los personajes se vuelvan más poderosos temporalmente. Exactamente hasta el momento en el que se abandona la mazmorra.
A pesar de todo, no es oro todo lo que reluce y uno de los problemas de los que peca Torghast es que a veces puede resultar un tanto repetitiva. Alcanzar el piso final puede llevaros entre media hora y una hora si jugáis en solitario. A su vez, cuando ya has completado decenas de salas ya no impactan tanto y prácticamente solo merecen la pena por las misiones principales que te obligan a visitar alguna de sus salas en particular.
La opinión de VidaExtra
Este años se cumplirán 15 años desde que comencé a dar mis primeros pasos en World of Warcraft y desde luego no puedo evitar afirmar que Shadowlands ha sido una de las expansiones que más he disfrutado, por no decir la que más de todas. Battle for Azeroth la acabe abandonando y volviendo a ella constantemente con el transcurso de los meses, pero con Shadowlands todos los días me dan ganas de jugar para completar misiones, mazmorras, subir de nivel o hacer cualquier cosa.
A nivel de contenido es magistral lo que ha logrado Blizzard, con una trama que te engancha desde el primer momento y que no para de dejarte con el gusanillo de querer que pase una semana para descubrir cómo avanzará la historia principal, como si de una serie de televisión se tratará. Además, los reinos de las Tierras Sombrías son tremendamente diferentes unos de otros y a nivel artístico son fascinantes, logrando que no nos cansemos de visitarlos diariamente. Y por supuesto no hay que pasar por alto que de vez en cuando también aparecen secuencias cinemáticas de lo más espectaculares.
World of Warcraft: Shadowlands ha establecido un listón tan alto con sus decenas de novedades que lo único que podemos hacer es pedir a Blizzard que la calidad de las futuras expansiones, en el caso de que las haya, sea como mínimo la de esta nueva, porque sin duda así va por muy buen camino y no sería de extrañar que al MMORPG le aguarde todavía una larga vida por delante repleta de nuevas aventuras para todos los campeones de Azeroth de la Alianza y la Horda.
Imprescindible
World of Warcraft: Shadowlands
Plataformas | PC |
---|---|
Multijugador | Sí (MMO) |
Desarrollador | Blizzard |
Compañía | Blizzard |
Lanzamiento | 24 de noviembre de 2020 |
Precio | 39,99 euros |
Lo mejor
- Una campaña larga, de lo más completa y cargada de sorpresas.
- La elección de las Curias y lo diferentes que son entre sí.
- La exploración de las nuevas zonas y las mazmorras.
- Tanto contenido que se puede tardar varias semanas en llegar a ver todo.
Lo peor
- No todas las clases están igual de balanceadas.
- El peso argumental de algunas zonas sufre altibajos.
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