Estamos acostumbrados a que los videojuegos que suenan con más fuerza son aquellos que pertenecen a las franquicias más populares y que ya se han hecho un buen hueco en la industria. Por suerte, de vez en cuando salen a la luz propuestas que acaban resultando ser de lo más interesantes y a las que merece la pena darles una oportunidad, porque nos presentan títulos muy prometedores con una jugabilidad original y adictiva.
Esas fueron las sensaciones que me transmitió DeathSprint 66 cuando tuve la ocasión de probar un adelanto hace unos meses, así que me dejó con unas ganas tremendas de disfrutar de su versión final, ya que creía que el entusiasmo que me iba a generar sería claramente superior. Por desgracia, pese a que cuenta con unas ideas excelentes, no ha sabido sacarlas todo el jugo suficiente, así que el juego se queda un poco a medio gas.
Una frenética carrera a muerte
Toda la acción de esta obra desarrollada por Sumo Digital nos lleva a un mundo futurista ambientado en el año 2066. En esta época existe una cadena de televisión a la que se le ha ocurrido producir un programa de televisión de lo más despiadado y violento que, con toda seguridad, sería censurado en cualquier canal del mundo real por lo extremadamente sanguinario que puede llegar a resultar.
Esto se debe a que la muerte acecha detrás de cada esquina, con desmembramientos y litros de sangre que se esparcen por todas partes del escenario. Eso es lo que no para de suceder constantemente en este programa que se caracteriza por dejarnos con una carrera en la que los participantes no son personas de verdad. En realidad, son clones que han sido fabricados con la única finalidad de garantizar un buen espectáculo y que tienen más que asumido que su vida va a ser más bien efímera.
Todo esto en unas carreras en las que no hay coches, karts, motos y nada similar. Los propios clones son los que se podrían definir como vehículos y que tienen que correr a toda pastilla por unos circuitos que nos trasladan a un mundo cyberpunk. Sin embargo, no basta con ser tan rápido como Sonic, porque los reflejos que deben demostrar los jugadores a los mandos son esenciales para hacerse con la victoria, dado que lo más normal es morir una, dos y hasta más veces cada vez que arranca una nueva carrera.
En estas pistas los lugares para desplazarse son un tanto estrechos y por todos ellos hay rayos láseres que se mueven sin parar de un lado a otro o en círculos, agujeros que te pulverizan en mil pedazos con tan solo tocarlos, sierras capaces de cortarte en dos y otra serie de trampas que parecen que han sido sacadas de la mente de un ser perverso. Por todo ello, aparte de correr a una velocidad enorme, no hay que perder de vista nada de los alrededores.
Morir tampoco es que suponga un grave problema, porque los clones son infinitos, así que puedes intentarlo todas las veces que quieras. Lo único que haces es perder un poco de tiempo y hasta llegar a cambiar el aspecto por el de Crash Dummy si te llegan a matar demasiadas ocasiones en un mismo circuito, pero lo de perder tiempo si que puede llegar a ser determinante a la hora de hacerse con la victoria si los oponentes demuestran ser más habilidosos.
Aun así, pese a que sea demasiado frecuente el observar cómo los personajes son destrozados de las formas más sanguinarias que uno se pueda imaginar, lo cierto es que la jugabilidad es simplemente sobresaliente y su pilar más fundamental. En cuanto suena el pistoletazo de salida los corredores no paran de moverse por estos escenarios en los que se puede saltar, deslizarse, subirte a raíles y agarrarte a otros y hasta correr por las paredes. Lo que sea con tal de salir adelante.
Los controles son muy intuitivos y en cuanto superas el breve tutorial es fácil aprender a jugar, aunque son algo más exigentes dominarlos a la perfección, aunque las carreras son tan divertidas y vertiginosas que siempre te dejan con ganas de meterte de lleno en una más. Además, la calidad gráfica también es una maravilla, así como las animaciones, hasta el punto que saben transmitirte plenamente la velocidad tan bestial que puedes llegar a pillar en algunos momentos, ya sea con los aceleradores que están repartidos por múltiples zonas o con los propios turbos que se pueden activar de vez en cuando.
Pero si hay algo más a lo que no hay que perder de vista es a los objetos que convierten a este juego a algo más parecido a Mario Kart con un toque violento, porque se pueden recoger una especie de fichas azules que dan rienda suelta a ataques totalmente letales, ya sea al disparar sierras gigantes, un dron que va en busca del corredor que está por delante o una carga que arrasa con todo, aunque también es posible obtener un escudo que te protege de cualquier impacto que sea demoledor. Sea como sea, entre las trampas y las armas, el caos estará siempre a la orden del día.
Un juego que te enseña todas sus cartas demasiado pronto
Si bien la jugabilidad es por lo que más merece la pena jugar a DeathSprint 66, lo que le pesa demasiado es la diversidad de formas de pasar el rato. Los modos de juego con los que cuenta son más bien escasos y tan poco variados que con tan solo pasar una media hora o incluso una hora a los mandos ya has visto todo, así que las sorpresas se acaban demasiado pronto y por lo tanto hay que reconocer que la experiencia se puede volver un tanto repetitiva.
Digamos que aquellos que prefieran jugar offline solo disponen de un único modo que permite escoger entre nueve capítulos. Cada uno de ellos se divide en varios circuitos con sus propias reglas que consisten en llegar el primero a la meta, recoger cierta cantidad de energía antes de que se agote el tiempo o terminar el circuito sin morir una cantidad determinada de veces. Y podéis tener garantizado que la dificultad es un tanto elevada, por lo que esta se podría decir que es la forma que tiene el juego de mantenerte enganchado el título durante un buen tiempo.
Sin embargo, al final los objetivos no es que sean muy distintos unos de otros, porque al final siempre tratarás de esforzarte al máximo por llegar cuanto antes a la meta, sin importar el requisito que pida la pista, pero lo que es innegable es que la inteligencia artificial siempre luchará con uñas y dientes para evitar que nos salgamos con la nuestra. Ya no solo por el hecho de que también puede utilizar objetos, sino porque te puede realizar placajes y también corre como una condenada con sus propios personajes.
Con respecto al otro modo de juego, es el modo online que sería otro gran atractivo si no fuese por dos problemas muy graves. El primero de ellos es que las partidas tardan demasiado en empezar, así que los tiempos de carga acaban resultando un tanto agotadores a largo plazo y te quitan las ganas de buscar la partida por el segundo inconveniente, como es el hecho de que prácticamente es imposible juntarse con otros jugadores y ya una odisea total que en la partida se junten ocho personas.
Por mucho que lo he intentado las veces que he jugado, solo se han unido dos jugadores más a la carrera, mientras que el resto de huecos han sido ocupados por la inteligencia artificial. En definitiva, para encontrarme con una situación así preferiría centrarme únicamente en el modo offline y ya está si no fuese porque en las carreras online puedes subir de nivel a base de cumplir con ciertos objetivos.
Gracias a ello acabas recibiendo una serie de recompensas en forma de emoticonos, colores distintos para el traje y otros fondos para las placas del nombre, nada más. Eso sí, los obsequios tampoco es que sean para tirar cohetes, pero es una pena que esta sea la única forma de hacerse con ellos, porque si al menos los premios fuesen más impactantes sí que te incitaría a querer disputar más carreras en este modo, pero al precio de tener que esperar tanto para ello...
La opinión de VidaExtra
No cabe duda de que DeathSprint 66 peca de una clara falta de ambición o de que sus creadores parece que no han confiado más en este producto por no haber apostado más fuerte por él. Con la jugabilidad tan buena que se presenta, que es de las mejores que he visto en mucho tiempo en un juego de carreras, le pesa demasiado el que haya tan poca variedad de modos de juego.
Si hubiese tenido una mayor variedad o si su modo online hubiese sido más atractivo, tal vez otro gallo cantaría. Al final te encuentras con un título que seguro que el rato que pases a los mandos te hará sentir una gran emoción y te divertirá sin ninguna duda, pero no será algo que acabará perdurando en vuestra memoria con el paso de los meses o los años a no ser que su contenido se acabe expandiendo más en el futuro. Cruzaremos los dedos para que así sea, porque lo cierto es que lo merece.
Precio de DeathSprint 66
El lanzamiento de DeathSprint 66 se ha producido únicamente en formato digital para PC a través de Steam, donde lo tenéis disponible por 24,99 euros. Sobre sus versiones para consolas no se ha indicado nada al respecto, así que hasta nuevo aviso solo lo podréis jugar en vuestro ordenador.
Duración de DeathSprint 66
Con el tema de la duración depende mucho del tiempo que le queráis dedicar a alguno de sus dos modos de juego. Como no hay campaña ni nada similar y depende tanto de la habilidad de cada uno para progresar, resulta un poco difícil decir una cantidad aproximada, aunque sí es cierto que en menos de una hora habréis visto todo lo que ofrece.
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