Tumblepop es esa clase de juegos que se recuerdan con una sonrisa al rememorar esas recreativas de nuestra infancia que tanto nos marcaron.
Bajo un estilo similar al Snow Bros. (1990, Toaplan), heredado en esencia del mítico Bubble Bobble de Taito de 1986, Tumblepop alcanzó la categoría de juego de culto. Y eso que, extrañamente, no sirvió para que gozase de más contunidad salvando una limitada conversión a Game Boy. Por eso hoy nos apetece revisitar el original de recreativas mediante un retroanálisis.
¿A quién llamamos? ¡A los Cazafantasmas!
Desde que salió al mercado Bubble Bobble, surgieron muchos videojuegos bajo esa fórmula, desde el propio Rainbow Islands (su subtítulo fue The Story of Bubble Bobble 2) hasta los citados Snow Bros. y Tumblepop. Eran videojuegos que presentaban fases de pequeño tamaño, que se veían de un plumazo, donde había que limpiar a los enemigos de la pantalla.
En el caso de esta obra de Data East de 1991, esta tarea se hacía con una aspiradora especial capaz de absorber fantasmas y todo tipo de monstruos a lo largo de una decena de mundos con un montón de niveles para cada uno.
Al aspirar podíamos hacer dos cosas: soltar al enemigo, que salía disparado rodando, para llevarse algún otro por el camino; o bien seguir absorbiendo a más para que la cadena fuese mayor. Ahora bien, había un tiempo límite: si los manteníamos unos segundos de más, la bolsa explotaba y nos mataban.
Tumblepop no tenía mucho más. Era accesible y divertido, pero con unos retos que iban en aumento por culpa del número de enemigos por pantalla y de que algunos podían dispararnos, incluso. Sí que se echaba en falta mayor variedad en ese sentido, porque las fases pecaban de diseños muy similares (a excepción de la temática, según la región de la Tierra), pero al menos el movimiento era bastante ágil al poder saltar hacia abajo en cada plataforma.
Tumblepop, un clásico que se echa de menos
Data East tampoco desaprovechó la oportunidad de introducir guiños de otros videojuegos suyos, como los cavernícolas y las plantas de Joe & Mac: Caveman Ninja, o al protagonista de Karnov para el escenario de Rusia.
Hubo otros homenajes, como el de Ayrton Senna en el escenario de Brasil, al poder recoger sus letras. ¿Y para qué servían dichas letras? Si juntábamos la palabra TUMBLEPOP accedíamos a una fase de bonus para sumar muchos puntos y una vida extra. En una partida completa, se podía hasta tres veces.
Tumblepop pecaba, eso sí, de falta de ambición en las fases, no sólo por las escasas diferencias de diseño antes expuestas, sino por la presencia de muy pocas trampas (en forma de pinchos) u otros elementos originales (como una especie de nube Kinton). Además, se hacía un poco pesado el tramo final por culpa de esa tendencia repetitiva y, sobre todo, por agotar nuestra paciencia teniendo que matar de nuevo, a modo de Boss Rush, a todos los jefes del tirón (con menos vida) antes del malo maloso de turno.
Era un juego, en cualquier caso, con un encanto especial que se disfrutaba mucho en compañía de otra persona. Al fin y al cabo, las fases tenían un diseño simétrico que propiciaba mejores tácticas con dos personas. La pena es que nunca haya gozado de secuela oficial y que la única conversión fuese la de Game Boy, inferior a todas luces que el original de recreativas.
¿Ha aguantado bien el paso del tiempo?
Sí, aunque al rejugarlo se comprueba que el recuerdo de nuestra infancia ha magnificado su calidad global. Sigue siendo bueno, pero no tan bueno como nuestra mente nos quiere hacer creer por no ser tan redondo si lo jugamos hasta completarlo. Pero también al volver a esta clase de juegos es inevitable sentir morriña ante un género completamente olvidado hoy.
Tumblepop
Plataformas | Arcade (versión analizada) y Game Boy |
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Multijugador | Sí, local (hasta dos jugadores) |
Desarrollador | Data East |
Compañía | Data East |
Lanzamiento | 1991 (Arcade) | 1992 (Game Boy) |
Precio | No disponible |
Lo mejor
- Un estilo inconfundible que apetece rejugar
- Las carambolas que se podían formar
- Disfrutar en compañía de otra persona
Lo peor
- Se echaba en falta mayor variedad para las fases
- Las melodías llegaban a cansar
- Que no haya contado con más conversiones o una secuela
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