Nintendo sigue guardando con gran misterio todo lo relacionado con la sucesora de Nintendo Switch que llegará a las tiendas en algún momento del año que viene. Hasta entonces, no quiere dejarnos sin una buena dosis de videojuegos, de ahí que uno de los más esperados que lanzará próximamente es Mario & Luigi: Conexión Fraternal, la nueva entrega de la saga en forma de RPG protagonizada por esta carismática pareja de personajes.
Hace tan solo unos días tuve la oportunidad de contaros mis primeras impresiones tras haber jugado poco más de una hora y en un par de momentos muy puntuales de la aventura. Sin embargo, ya tengo entre mis manos la versión final de este título al que de momento le he podido dedicar unas diez horas, lo que me ha generado una serie de sensaciones a favor y en contra que os voy a contar a continuación para ir abriendo boca de cara al análisis que publicaremos próximamente.
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Una aventura de lo más extensa por el mundo de Concordia
Nuestros queridos fontaneros se embarcan en una nueva aventura que les lleva hasta el mundo de Concordia. Antaño, este lugar era un continente pacífico en el que todos sus habitantes vivían con total tranquilidad, pero debido a una serie de acontecimientos se ha fracturado en una gran cantidad de pedazos en forma de islas, por lo que Mario y Luigi deben buscar la forma de reunirlas con el fin de restaurar la paz.
Eso es posible gracias al poder que oculta el gigantesco Conectárbol y a un método de lo más peculiar. Cada isla dispone de un puerto en forma de enchufe que es el que se conecta al árbol con un cable para que así queden enganchadas y se vuelvan a juntar como antes de que se produjera toda esta catástrofe. Además, cada isla es completamente distinta al resto, con sus propias temáticas, enemigos, personajes, puzles y otra serie de desafíos.
Y no os penséis que son zonas pequeñas, porque superar cada isla lleva su tiempo. Pero ahí no queda todo, porque resulta que todas las partes de Concordia se han repartido por una especie de cinco continentes y en el tiempo que he pasado a los mandos solo he completado el primero de ellos, así que podríamos estar perfectamente frente a la entrega de la saga más extensa de todas.
Por si no fuera suficiente, no todo consiste en localizar el enchufe sin más y a otra cosa, porque el juego te ofrece la la opción de regresar a estas islas siempre que quieras para volver a subir de nivel al enfrentarte a los enemigos que hay por todos los alrededores. No obstante, en realidad hay otros motivos de mayor peso, como las misiones secundarias que van solicitando los habitantes a los que rescatas y que sirven para recibir a cambio recompensas muy interesantes en forma de objetos o piezas de equipo que potencian las estadísticas de nuestra pareja de protagonistas.
Eso sí, un detalle acerca de estas tareas alternativas es que tienes un tiempo límite para llevarlas a cabo que depende de lo que progreses en la historia, ya que el propio juego te avisa que más adelante puede suceder algo que te impida completar con éxito estas misiones. Aun así, lo mejor es no pasar de largo de ellas, ya sea por seguir disfrutando de este juegazo o también para explorar más lugares de las islas. Y es que estas desbloquean caminos adicionales una vez las has conectado con la isla Nao, la principal, por lo que hay excusas más que de sobra para visitarlas dos, tres o las veces que haga falta.
Esto último se debe sobre todo al hecho de que por multitud de partes de los coloridos y mágicos escenarios se esconden las fulgas, unos seres brillantes que se dice que son muy útiles para algún motivo que todavía no he descubierto, aunque por lo que conté en mis primeras impresiones me hago una buena idea del uso tan relevante que tendrán más adelante. Por lo tanto, entre unas cosas y otras, al final es normal que la aventura tenga pinta de durar tantísimo si, como yo, sois de los que no queréis dejar escapar nada y no centraros exclusivamente en la historia principal.
La fuerte conexión entre Mario y Luigi
Es indiscutible que los hermanos Mario son inseparables y forman un equipo inquebrantable. En este juego esa unión queda más reforzada que nunca, porque a la hora de atacar no lo hará cada uno por su cuenta, sino que siempre se apoyarán mutuamente a la hora de saltar encima de algún enemigo, golpearlo con el martillo o realizar alguno de los poderosos ataques tándem. Esto supone que, como en otras entregas de la serie, cada uno tiene sus propios botones asignados que hay que pulsar adecuadamente cada vez que se ejecute una acción en las batallas.
Estas me han encantado por el hecho de que los enemigos son muy variados entre ellos y disponen de varios patrones, para que así no te tengas que aprender uno solo y te obliguen a tener activados todos los sentidos con tal de no sufrir graves daños. Esto es un punto esencial a tener en cuenta porque todos los enemigos pegan bastante duro, así que más vale prestar atención a todos sus movimientos para así memorizarlos y estar bien preparados ante cualquier ataque capaz de hacer morder el polvo a la pareja de fontaneros.
De todos modos, su cooperación no se resumirá exclusivamente a los combates y ya. Por los escenarios hay puzles en los que es indispensable que Mario y Luigi se pongan de acuerdo para llevar a cabo determinadas acciones al activar interruptores, saltar encima de plataformas de un color determinado, otras en forma de balancines y mucho más, lo que requiere que la sincronización entre ambos sea más enorme para superar cualquier adversidad.
Junto a todo esto, algo que me ha encantado es que los personajes tienen a su disposición las llamadas acciones tándem, que son vitales para atravesar las islas de Concordia. No me cabe duda de que a lo largo del juego iré encontrando más, pero la única que he desbloqueado hasta ahora transformaba a los fontaneros en una especie de ovni a base de dar vueltas a toda velocidad, permitiéndoles así sobrevolar una parte del terreno durante un leve período de tiempo.
Una idea tremendamente ingeniosa que se le ocurre a Luigi, a quien se le ha otorgado en esta ocasión una inteligencia sin igual que lo convierte en todo un lumbreras. Eso se ve reflejado en el juego en que en infinidad de ocasiones se pondrá a pensar para descubrir una forma muy divertida y curiosa de superar ciertos puzles, así que se podría decir que es la forma de brindarle un mayor protagonismo al fontanero de verde, porque al único que se controla al ir de un lado a otro es a Mario, mientras que Luigi se mueve automáticamente o realiza determinadas acciones por su cuenta si se lo indicamos.
El humor constante que desprende el juego
De siempre todos los juegos del universo de Mario están enfocados para todo tipo de jugadores para que sean disfrutados por toda la familia. Aquí está claro que esa idea se ha respetado una vez más al desarrollar un producto que les encantará a pequeños y mayores por igual, sobre todo por el tremendo sentido del humor que desprende y por la magistral traducción en los nombres de los personajes y en ciertos aspectos, lo que deja claro el ingenio del equipo de localización para saber cómo hacernos reír sin parar.
La simpatía de los personajes y hasta los villanos es constante, consiguiendo así una aventura muy amigable, por muchos peligros que se puedan ir presentando. Eso también se demuestra en el aspecto tan colorido y animado que se ha conseguido en este juego, pero sobre todo en las animaciones de todos los personajes, especialmente con Mario y Luigi, porque las caras y expresiones que muestran en determinadas situaciones son dignas de enmarcar.
En este sentido, para llegar a las islas es necesario situarse dentro del cañón de Isla Nao, desde el que los personajes salen volando por los aires, aunque lo mejor de todo es que Mario siempre logra caer de pie, pero a Luigi le pasa de todo y algo completamente diferente dependiendo de la isla en la que aterrice, así que eso te deja con ganas de ver qué será lo siguiente que le pasará al descubrir una zona nueva. Desde luego, con el apartado gráfico se ha logrado un resultado formidable para que navegar por los mares de Concordia e interactuar con sus habitantes tan peculiares sea todo un placer.
Unos tiempos de carga exasperantes
Llegamos a una de las partes no tan buenas de este juego y que me hace ver que la potencia de Nintendo Switch está llegando un poco a sus límites. Al empezar una batalla nueva aparece una cortinilla para dar paso a estos enfrentamientos, como en cualquier otro título de la saga, pero la diferencia es que aquí me han parecido un tanto elevados, tanto al empezar como al terminar. Tampoco hablo de estar diez segundos o más de brazos cruzados, pero tampoco es que sea algo instantáneo.
Eso provoca que a la larga, después de tantas horas que he jugado hasta ahora, llega un momento en el que sigues combatiendo con tal de ganar puntos de experiencia para subir de nivel, pero te resulta un tanto tedioso tener que esperar a estas constantes pantallas de carga una y otra vez. De hecho, también están presentes al cambiar de isla con el cañón o las tuberías que te conducen de una a otra "rápidamente".
Es más, la acción del juego transcurre en todo momento a 30 fps, que tampoco es que suponga un problema porque se disfruta por igual perfectamente, pero es cuanto menos llamativo que estemos una vez más frente a un título de Nintendo que no sea capaz de moverse a una velocidad mayor.
En la búsqueda de más jefes finales
Tras superar un buen puñado de islas y haber completado el primero de los continentes, he perdido la cuenta de la cantidad de combates en los que me he visto envuelto y de enemigos que he llegado a derrotar. Sobre todo porque para mi es inevitable pasar por alto una pelea por temor a que no consiga la suficiente experiencia para un punto más avanzado de la aventura, de ahí que hasta el momento no me he visto en ningún momento en una situación peliaguda que me haya puesto contra las cuerdas.
Ya no solo es que los combates contra enemigos se vuelven relativamente fáciles cuando te has aprendido bien sus patrones. Es que los jefes finales son prácticamente inexistentes. Tampoco quiero concretar cuántos he vencido para no hacer spoilers, pero sí que os digo que los puedo contar con los dedos de una mano y me sobran dedos, lo que me ha parecido bastante sorprendente para la cantidad de horas que le he dedicado, así que he echado muy en falta más combates de este tipo que puedan suponerme un reto mayor que uno normal y corriente.
No digo que en cada isla haya uno, pero al menos podía haber algún minijefe o algo similar, pero ni eso. Sinceramente, ha sido un poco el aspecto que más me ha decepcionado hasta el momento y más todavía porque las batallas contra jefes finales que he librado me han parecido brutales por lo poderosos que son, la cantidad de ataques tan diferentes que pueden realizar y también porque llegado cierto momento le toca el turno a Luigi de demostrar su ingenio para realizar un ataque especial con algún elemento del escenario, aunque eso conlleva coordinarse bien con los botones para no fracasar.
Fecha de lanzamiento de Mario & Luigi: Conexión Fraternal
Tengo claro que Mario & Luigi: Conexión Fraternal todavía tiene motivos para sorprenderme más todavía y el tiempo dirá si esos detalles que me generan dudas acaban mejorando o no. Por el momento la balanza se inclina mucho más a recomendar este juegazo que podréis adquirir en exclusiva para Nintendo Switch cuando salga a la venta el 7 de noviembre.
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