Cuando The Rogue Prince of Persia llegó a mediados de 2024, la ilusión desbordaba a los fans de la saga de Ubisoft. Gracias a la agradable aparición de Prince of Persia: The Lost Crown, parecía que la franquicia revivía de sus propias cenizas, aunque el formato roguelite no comenzó con demasiado buen pie.
Y es que a pesar de que Evil Empire, creadores de Dead Cells, habían puesto unos buenos mimbres para comenzar a construir, lo cierto es que el resultado final no era todo lo redondo que debería. Ausencia de contenido, un ciclo de juego con poca variedad y escasa recompensa, así como unos valores de producción por debajo de lo esperado lastraban al título de poder brillar más.
Por fortuna para The Rogue Prince of Persia, se encuentra al abrigo del formato de Early Access, lo que se traduce en que puede incorporar más contenido con el paso del tiempo. Si bien se han sumado parches a la obra durante estos meses, ninguno cambia tan radicalmente el panorama como El Segundo Acto. La enorme actualización de la desarrolladora realiza un cambio que salta a la vista relacionado con el aspecto artístico, pero las modificaciones son mucho más profundas; casi, casi se podría decir que estamos a un juego distinto.
Ahora sí que es el Príncipe
Te podía gustar más, te podía causar más rechazo, pero lo cierto es que la elección de que los personajes de The Rogue Prince of Persia, protagonista incluido, tuviesen la piel morada fue controvertida. No muchos casaron con esta decisión estética, por lo que Evil Empire ha decidido tomar el camino totalmente contrario y ofrecer una perspectiva mucho más realista.
La piel vuelve a ser natural, pero no solo eso, sino que la definición, detalles y expresividad en los rostros, así como en los modelos, ha aumentado exponencialmente. Para gustos, colores, aunque lo cierto es que el videojuego ha dado un salto cualitativo tras pasar por el taller para una revisión muy a fondo. De esta cirugía estética también se benefician los escenarios, los cuales son mucho más ricos en la profundidad y cariño que se ha imprimido en ellos.
Puestos a revisar, el estudio ha hecho lo propio con la trama, la cual podía resultar un tanto difusa. Sí, contábamos con una cinemática inicial que nos ponía en contexto sobre la guerra entre la barbarie de los hunos y el Príncipe, amén de la mecánica de bucle temporal que permite la bola que cuelga del cuello del personaje. Para esta ocasión se ha optado por ser mucho más concreto y directo en los diálogos, así como elevar la importancia y el rol de los personajes secundarios.
Shahin, Feriel, Paachi y compañía siguen presentes, pero ahora con líneas de diálogo más extensas, conversaciones entre ellos y momentos de humor muy bien implementados. A la ristra se une Nyamtur, un archivero huno que habilita la recolección de información acerca del bestiario y nos recompensa por la obtención de la misma.
El resultado no solo es mucho más sólido de cara al presente, sino que se han dejado más migas de pan por el camino pensando en el futuro. Podemos entrar en múltiples estancias a lo largo de los biomas para interactuar con los elementos que aguardan en ellas, lo cual permitirá escuchar los pensamientos del Príncipe. Es por ello que las motivaciones de Nogaï, el rey huno, quedarán todavía más expuestas sobre cómo condicionan a sus vasallos. Además, queda por introducir en la ecuación al mismísimo rey persa Peroz, el cual apunta a tener un papel fundamental.
Un paso necesario
En su lanzamiento, The Rogue Prince of Persia contaba con 6 biomas, 2 jefes, 8 armas principales, 6 herramientas, 30 potenciadores y 13 salas en las que entrar. Aunque pueda parecer una cantidad decente, lo cierto es que en apenas 4-6 horas podías finiquitarlo todo. Con El Segundo Acto, la cifra pasa a dispararse hasta los 9 biomas, 4 jefes, 20 armas principales, 6 herramientas, 50 potenciadores y 24 salas en las que entrar.
Los datos tan solo ponen de relieve lo que es evidente en cuanto tomas el mando y juegas. Tras más de 12 horas realizando bucles constantes, la sensación de recompensa sí que ha aumentado enormemente, y las posibilidades a la hora de dar forma al Príncipe durante la run también. Evil Empire ha dicho adiós al pobre sistema de uso de los potenciadores, limitado a cuatro, y ahora da rienda suelta a usar todos los que queramos, siempre y cuando tengamos hueco.
Las nuevas armas son fantásticas, con una variedad excelente a escoger como hachas corruptas, espadones al estilo Berserk, cadenas afiladas o hasta un caldero que nunca sabes qué daño va a provocar. Las más especiales de todas se pueden probar tras superar una zona repleta de obstáculos, las cuales vienen acompañadas de un plano que se debe llevar hasta el herrero Sukhra para que las forje.
Los tres biomas nuevos -las Minas, el Templo Atar y el Distrito de artesanos- son muy buenos desafíos para aquellos que valoren el plataformeo en The Rogue Prince of Persia. Hablo de lugares con enemigos nuevos que surgen de la tierra, gigantes enormes que se defienden con escudos o lanceros que se teletransportan encima de tu cabeza. Si no fuesen un problema lo suficientemente grave, las trampas que hay repartidas por todas partes sí. Baldosas que activan flechas en la pared, pinchos por el suelo, agua venenosa estancada o derrumbamientos inesperados que nos obligan a correr.
Todo ello fortalecido gracias a una revisión de lo mejorcito que tenía el comienzo del Early Access, pero hasta en eso ha decidido invertir el estudio. Y es que ahora, con cada salto ejecutado a la perfección, llenaremos un poco la barra Vayu, la cual fomenta el parkour constamente. Como resultado, alcanzaremos durante unos segundos una velocidad superior a la normal que resulta vital si queremos superar un reto aleatorio.
De vez en cuando, al llegar a un bioma, veremos que un joven es atrapado por una fuerza oscura, así que tocará salvarlo a toda velocidad. El objetivo consiste en llegar al origen de dicha fuerza esquivando todo tipo de peligros y, de conseguirlo, el botín obtenido será muy jugoso.
Motivos para quedarte
A pesar del tiempo invertido, todavía estoy lejos de llegar al 100% de todo lo que ofrece actualmente The Rogue Prince of Persia. Anteriormente apenas restaban algunos logros de Steam por desbloquear, ya que a nivel interno lo había superado todo. Sin embargo, actualmente te puedes picar con la enciclopedia de Nyamtur si lo deseas, pero existen dos elementos fundamentales más.
Es posible acceder hasta siete árboles de habilidades que los Braseros del Alma permiten abrir poco a poco si invertimos en ellos. Cada X cantidad de Braseros del Alma, se nos recompensará con una pieza que habilita una de las mejoras, pero dicha cantidad aumenta progresivamente. Así pues, tocará vivir más ciclos en los biomas para sumar Braseros del Alma hasta contar con una buena cifra en nuestro haber.
Por si fuera poco, también se ha incorporado el Altar del Despertar, un lugar en el Oasis con el que podemos ponernos las cosas todavía más complejas. Cada vez que terminemos un ciclo completo, accederemos a una escena que habilita la obtención de unas runas con desventajas enormes. Si las activamos antes de comenzar a jugar, los beneficios que dejan los enemigos, cofres y otros elementos serán mayores, a costa de que nuestras virtudes como Príncipe serán puestas a prueba.
Por ejemplo, podemos permitir que un escarabajo indestructible nos persiga todo el rato, que los rivales al morir suelten bombas o que la aparición de escudos sobre ellos sea mucho mayor. En este tipo de partidas se proporciona el acceso a la Sangre Corrupta, un tipo de objeto que ofrece la posibilidad de desbloquear árboles de habilidades especiales.
¿Y qué decir de los jefes? Son dos más añadidos, los cuales no son especialmente complejos de superar, pero nutren todavía más una fórmula que es absolutamente prometedora. The Rogue Prince of Persia esta a mitad de camino de su cocción total y la pinta que tiene desde el horno es fantástica.
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