Análisis de The Pathless, el nuevo acierto de Annapurna y la aventura que firmaría Fumito Ueda

En el momento en el que ves un tráiler o una imagen de The Pathless, un efecto magnético te mantiene atrapado a la pantalla. Es uno de esos juegos que con apenas unos segundos de visionado, se quedan impregnados en la retina y no se van de tu mente hasta que estás a los mandos.

Y como suele ser habitual en estos casos, la decepción no tiene lugar cuando te pones a los mandos. The Pathless es una maravillosa aventura plagada de momentos memorables, con un apartado visual delicioso y que demuestra una vez más el grandísimo acierto de editoras como Annapurna Interactive a la hora de escoger sus proyectos.

El baile de la cazadora

Por supuesto, lo que más llama poderosamente la atención del juego son esos vertiginosos viajes a ras de suelo o por el aire, utilizando el arco de la Cazadora, nuestra protagonista. Sí, es tan divertido como lo parece.

La isla en la que se desarrolla la historia está repleta de dianas en las que apoyarnos para disparar, conseguir su energía y recibir un impulso más para nuestra carrera. Al contar con una barra de energía limitada, es necesario que acertemos en cada una de ellas, para así mantener el ritmo.

Al igual que sucedía con el anterior proyecto de Giant Squid, Abzû, y con el maravilloso Marvel's Spider-Man, un juego en el que el desplazamiento es la principal mecánica es fundamental que resulte satisfactorio. Y vaya que si lo es.

La Cazadora se mueve tal y como nosotros queramos, con una gran variedad de animaciones y posturas para lograr acertar el blanco en plena carrera. Además, con la ayuda de nuestra compañera águila, se nos permite encadenar movimientos de una forma fantástica. Una delicia.

Giant Squid demostró en Abzû y reitera en The Pathless, el propósito de sentar una línea muy similar a la vista en otro título de renombre como Journey: establecer su propio mundo.

El contexto de la historia es sencillo, aunque muchísimo más directo que lo visto en la obra anterior. Llegamos a una isla dominada por un semidios que quiere rehacer el mundo y para ello ha corrompido a los espíritus que la pueblan. Nuestro deber será liberarlos de su tormento y poner fin a los planes del villano.

Una isla abierta, enorme y repleta de referencias a los eventos allí vividos. Murales, textos dejados por los cadáveres y lugares que no esconden lo que sucedió entre sus muros. Su historia es rica e interesante y podemos conocer mejor cómo se llegó al punto en el que nos encontramos.

La banda sonora también está a la altura, con unos temas con voz no tan brillantes, pero que en líneas generales le aportan una gran solemnidad al mundo y ofrecen mucha intensidad a las situaciones más complicadas.

El equilibrio perfecto

Si algo no hace The Pathless, es complicarse la vida. Sabe lo que quiere y lo cumple sin darle más vueltas de las necesarias. Tenemos a nuestra disposición amplios terrenos para explorar, sin ningún tipo de indicación de cuál es nuestro próximo objetivo o de si estamos tomando el rumbo equivocado.

Tan solo tenemos que saber que la próxima bestia debe ser liberada y tras un encuentro bastante agresivo con ella, tendremos que preparar la zona para liberarla de su tormento. Tres torres forman un triángulo y en el centro de ellas, una bóveda gigantesca que alberga todo el mal. Si logramos activarlas, podremos enfrentarnos en un combate contra el animal de turno.

Mientras, multitud de puzzles nos esperan para resolverlos. Aparte de los necesarios a completar si queremos obtener las piezas para activar las torres, tenemos muchos otros que nos permiten obtener mejoras para nuestra águila, como mayor número de aleteos para elevarnos.

El equilibrio en cada uno de ellos es brutal. Son lo suficientemente complejos como para sentir que realmente lo has resuelto por tu cuenta y sin tardar demasiado tiempo. Poco a poco, comienzas a comprender sus bases y las vas aplicando en cada uno de ellos a través del arco, la herramienta principal.

Nuestra otra compañera, que no herramienta, es el águila. Es el gran apoyo surcando los cielos, la amiga que nos ayudará a sobrepasar los terrenos más elevados y prácticamente una extensión de nosotros. Incluso habrá momentos en los que no podremos contar con ella y notaremos su ausencia. Si se "empapa" de la energía maligna de las bestias, tendremos que acariciarla para limpiar su plumaje, pudiendo volver a usar sus habilidades y mejorando nuestra relación con ella.

Junto con el águila viviremos auténticos momentazos, contra las bestias, con combates finales realmente espectaculares y que vuelven a convertirse en un reto que encuentra el punto exacto entre dificultad y recompensa. Las persecuciones contra estas criaturas valen realmente la pena.

Al haberlo probado la obra en PS5, hemos podido disfrutar de las bondades del DualSense con el juego. Realmente The Pathless aprovecha muy bien el mando de la consola de Sony. Continuamente notamos vibración por todo el dispositivo y cada vez que tensamos el arco para soltar una flecha, se nota como el gatillo se resiste ligeramente a bajar.

En este sentido, es una ventaja para los usuarios de una PS5 frente a los de PS4, ya que la diferencia es realmente notable, pudiendo apreciar detalles tan pequeños como agarrar una flecha con la mano. Además, contamos entre un modo rendimiento y resolución, que permite establecer diferentes preferencias gráficas y se ve igual de maravilloso en ambas formas. Eso sí, con el modo rendimiento dando prioridad a los fotogramas es el modo más recomendado.

La opinión de Vida Extra

The Pathless no es el alumno más aventajado de la clase, es el que ha estado atendiendo durante todo el curso y se sabe la lección perfectamente. Recoge las virtudes de todo lo que ha observado en otros videojuegos y lo aplica sin problemas en su propio trabajo.

La obra de Giant Squid tiene lo mejor de los mundos abiertos de Ubisoft, la trascendencia de Journey y el espíritu de los juegos de Fumito Ueda. Todo lo que nos muestra es un ejemplo de buen hacer y cariño por tu producto, durante sus poco más de 6 horas de duración. El camino que ha abierto el estudio no sabemos como terminará, pero la dirección que ha tomado es tremendamente prometedora.